DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
El sagrado Corazón de Jesús
166. El viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra la solemnidad del sagrado Corazón de Jesús. Además de la celebración litúrgica, otras muchas expresiones de piedad tienen por objeto el Corazón de Cristo. No hay duda de que la devoción al Corazón del Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones más difundidas y amadas de la piedad eclesial.
Entendida a la luz de la sagrada Escritura, la expresión "Corazón de Cristo" designa el misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el núcleo más íntimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduría increada, caridad infinita, principio de salvación y de santificación para toda la humanidad. El "Corazón de Cristo" es Cristo, Verbo encarnado y salvador, intrínsecamente ofrecido, en el Espíritu, con amor infinito divino-humano hacia el Padre y hacia los hombres sus hermanos.
167. Como han recordado frecuentemente los Romanos Pontífices, la devoción al Corazón de Cristo tiene un sólido fundamento en la Escritura.
Jesús, que es uno con el Padre (cfr. Jn 10, 30), invita a sus discípulos a vivir en íntima comunión con Él, a asumir su persona y su palabra como norma de conducta, y se presenta a sí mismo como maestro "manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29). Se puede decir, en un cierto sentido, que la devoción al Corazón de Cristo es la traducción en términos cultuales de la mirada que, según las palabras proféticas y evangélicas, todas las generaciones cristianas dirigirán al que ha sido atravesado (cfr. Jn 19, 37; Zc 12, 10), esto es, al costado de Cristo atravesado por la lanza, del cual brotó sangre y agua (cfr. Jn 19, 34), símbolo del "sacramento admirable de toda la Iglesia".
El texto de san Juan que narra la ostensión de las manos y del costado de Cristo a los discípulos (cfr. Jn 20, 20) y la invitación dirigida por Cristo a Tomás, para que extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn 20, 27), han tenido también un influjo notable en el origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al sagrado Corazón.
168. Estos textos, y otros que presentan a Cristo como Cordero pascual, victorioso, aunque también inmolado (cfr. Ap 5, 6), fueron objeto de asidua meditación por parte de los Santos Padres, que desvelaron las riquezas doctrinales y con frecuencia invitaron a los fieles a penetrar en el misterio de Cristo por la puerta abierta de su costado. Así san Agustín: "La entrada es accesible: Cristo es la puerta. También se abrió para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué salió de allí; así mira por dónde puedes entrar. Del costado del Señor que colgaba y moría en la Cruz salió sangre y agua, cuando fue abierto por la lanza. En el agua está tu purificación, en la sangre tu redención".
169. La Edad Media fue una época especialmente fecunda para el desarrollo de la devoción al Corazón del Salvador. Hombres insignes por su doctrina y santidad, como san Bernardo (+1153), san Buenaventura (+1274), y místicos como santa Lutgarda (+1246), santa Matilde de Magdeburgo (+1282), las santas hermanas Matilde (+1299) y Gertrudis (+1302) del monasterio de Helfta, Ludolfo de Sajonia (+1378), santa Catalina de Siena (+1380), profundizaron en el misterio del Corazón de Cristo, en el que veían el "refugio" donde acogerse, la sede de la misericordia, el lugar del encuentro con Él, la fuente del amor infinito del Señor, la fuente de la cual brota el agua del Espíritu, la verdadera tierra prometida y el verdadero paraíso.
170. En la época moderna, el culto del Corazón de Salvador tuvo un nuevo desarrollo. En un momento en el que el jansenismo proclamaba los rigores de la justicia divina, la devoción al Corazón de Cristo fue un antídoto eficaz para suscitar en los fieles el amor al Señor y la confianza en su infinita misericordia, de la cual el Corazón es prenda y símbolo. San Francisco de Sales (+1622), que adoptó como norma de vida y apostolado la actitud fundamental del Corazón de Cristo, esto es, la humildad, la mansedumbre (cfr. Mt 11, 29), el amor tierno y misericordioso; santa Margarita María de Alacoque (+1690), a quien el Señor mostró repetidas veces las riquezas de su Corazón; San Juan Eudes (+1680), promotor del culto litúrgico al sagrado Corazón; san Claudio de la Colombiere (+1682), San Juan Bosco (+1888) y otros santos, han sido insignes apóstoles de la devoción al sagrado Corazón.
171. Las formas de devoción al Corazón del Salvador son muy numerosas; algunas han sido explícitamente aprobadas y recomendadas con frecuencia por la Sede Apostólica. Entre éstas hay que recordar:
- la consagración personal, que, según Pío XI, "entre todas las prácticas del culto al sagrado Corazón es sin duda la principal";
- la consagración de la familia, mediante la que el núcleo familiar, partícipe ya por el sacramento del matrimonio del misterio de unidad y de amor entre Cristo y la Iglesia, se entrega al Señor para que reine en el corazón de cada uno de sus miembros;
- las Letanías del Corazón de Jesús, aprobadas en 1891 para toda la Iglesia, de contenido marcadamente bíblico y a las que se han concedido indulgencias;
- el acto de reparación, fórmula de oración con la que el fiel, consciente de la infinita bondad de Cristo, quiere implorar misericordia y reparar las ofensas cometidas de tantas maneras contra su Corazón;
- la práctica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la "gran promesa" hecha por Jesús a santa Margarita María de Alacoque. En una época en la que la comunión sacramental era muy rara entre los fieles, la práctica de los nueve primeros viernes de mes contribuyó significativamente a restablecer la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. En nuestros días, la devoción de los primeros viernes de mes, si se practica de un modo correcto, puede dar todavía indudable fruto espiritual. Es preciso, sin embargo, que se instruya de manera conveniente a los fieles: sobre el hecho de que no se debe poner en esta práctica una confianza que se convierta en una vana credulidad que, en orden a la salvación, anula las exigencias absolutamente necesarias de la fe operante y del propósito de llevar una vida conforme al Evangelio; sobre el valor absolutamente principal del domingo, la "fiesta primordial", que se debe caracterizar por la plena participación de los fieles en la celebración eucarística.
172. La devoción al sagrado Corazón constituye una gran expresión histórica de la piedad de la Iglesia hacia Jesucristo, su esposo y señor; requiere una actitud de fondo, constituida por la conversión y la reparación, por el amor y la gratitud, por el empeño apostólico y la consagración a Cristo y a su obra de salvación. Por esto, la Sede Apostólica y los Obispos la recomiendan, y promueven su renovación: en las expresiones del lenguaje y en las imágenes, en la toma de conciencia de sus raíces bíblicas y su vinculación con las verdades principales de la fe, en la afirmación de la primacía del amor a Dios y al prójimo, como contenido esencial de la misma devoción.
173. La piedad popular tiende a identificar una devoción con su representación iconográfica. Esto es algo normal, que sin duda tiene elementos positivos, pero puede también dar lugar a ciertos inconvenientes: un tipo de imágenes que no responda ya al gusto de los fieles, puede ocasionar un menor aprecio del objeto de la devoción, independientemente de su fundamento teológico y de contenido histórico salvífico.
Así ha sucedido con la devoción al sagrado Corazón: ciertas láminas con imágenes a veces dulzonas, inadecuadas para expresar el robusto contenido teológico, no favorecen el acercamiento de los fieles al misterio del Corazón del Salvador.
En nuestro tiempo se ha visto con agrado la tendencia a representar el sagrado Corazón remitiéndose al momento de la Crucifixión, en la que se manifiesta en grado máximo el amor de Cristo. El sagrado Corazón es Cristo crucificado, con el costado abierto por la lanza, del que brotan sangre y agua (cfr. Jn 19, 34).
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
El sagrado Corazón de Jesús
166. El viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra la solemnidad del sagrado Corazón de Jesús. Además de la celebración litúrgica, otras muchas expresiones de piedad tienen por objeto el Corazón de Cristo. No hay duda de que la devoción al Corazón del Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones más difundidas y amadas de la piedad eclesial.
Entendida a la luz de la sagrada Escritura, la expresión "Corazón de Cristo" designa el misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el núcleo más íntimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduría increada, caridad infinita, principio de salvación y de santificación para toda la humanidad. El "Corazón de Cristo" es Cristo, Verbo encarnado y salvador, intrínsecamente ofrecido, en el Espíritu, con amor infinito divino-humano hacia el Padre y hacia los hombres sus hermanos.
167. Como han recordado frecuentemente los Romanos Pontífices, la devoción al Corazón de Cristo tiene un sólido fundamento en la Escritura.
Jesús, que es uno con el Padre (cfr. Jn 10, 30), invita a sus discípulos a vivir en íntima comunión con Él, a asumir su persona y su palabra como norma de conducta, y se presenta a sí mismo como maestro "manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29). Se puede decir, en un cierto sentido, que la devoción al Corazón de Cristo es la traducción en términos cultuales de la mirada que, según las palabras proféticas y evangélicas, todas las generaciones cristianas dirigirán al que ha sido atravesado (cfr. Jn 19, 37; Zc 12, 10), esto es, al costado de Cristo atravesado por la lanza, del cual brotó sangre y agua (cfr. Jn 19, 34), símbolo del "sacramento admirable de toda la Iglesia".
El texto de san Juan que narra la ostensión de las manos y del costado de Cristo a los discípulos (cfr. Jn 20, 20) y la invitación dirigida por Cristo a Tomás, para que extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn 20, 27), han tenido también un influjo notable en el origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al sagrado Corazón.
168. Estos textos, y otros que presentan a Cristo como Cordero pascual, victorioso, aunque también inmolado (cfr. Ap 5, 6), fueron objeto de asidua meditación por parte de los Santos Padres, que desvelaron las riquezas doctrinales y con frecuencia invitaron a los fieles a penetrar en el misterio de Cristo por la puerta abierta de su costado. Así san Agustín: "La entrada es accesible: Cristo es la puerta. También se abrió para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué salió de allí; así mira por dónde puedes entrar. Del costado del Señor que colgaba y moría en la Cruz salió sangre y agua, cuando fue abierto por la lanza. En el agua está tu purificación, en la sangre tu redención".
169. La Edad Media fue una época especialmente fecunda para el desarrollo de la devoción al Corazón del Salvador. Hombres insignes por su doctrina y santidad, como san Bernardo (+1153), san Buenaventura (+1274), y místicos como santa Lutgarda (+1246), santa Matilde de Magdeburgo (+1282), las santas hermanas Matilde (+1299) y Gertrudis (+1302) del monasterio de Helfta, Ludolfo de Sajonia (+1378), santa Catalina de Siena (+1380), profundizaron en el misterio del Corazón de Cristo, en el que veían el "refugio" donde acogerse, la sede de la misericordia, el lugar del encuentro con Él, la fuente del amor infinito del Señor, la fuente de la cual brota el agua del Espíritu, la verdadera tierra prometida y el verdadero paraíso.
170. En la época moderna, el culto del Corazón de Salvador tuvo un nuevo desarrollo. En un momento en el que el jansenismo proclamaba los rigores de la justicia divina, la devoción al Corazón de Cristo fue un antídoto eficaz para suscitar en los fieles el amor al Señor y la confianza en su infinita misericordia, de la cual el Corazón es prenda y símbolo. San Francisco de Sales (+1622), que adoptó como norma de vida y apostolado la actitud fundamental del Corazón de Cristo, esto es, la humildad, la mansedumbre (cfr. Mt 11, 29), el amor tierno y misericordioso; santa Margarita María de Alacoque (+1690), a quien el Señor mostró repetidas veces las riquezas de su Corazón; San Juan Eudes (+1680), promotor del culto litúrgico al sagrado Corazón; san Claudio de la Colombiere (+1682), San Juan Bosco (+1888) y otros santos, han sido insignes apóstoles de la devoción al sagrado Corazón.
171. Las formas de devoción al Corazón del Salvador son muy numerosas; algunas han sido explícitamente aprobadas y recomendadas con frecuencia por la Sede Apostólica. Entre éstas hay que recordar:
- la consagración personal, que, según Pío XI, "entre todas las prácticas del culto al sagrado Corazón es sin duda la principal";
- la consagración de la familia, mediante la que el núcleo familiar, partícipe ya por el sacramento del matrimonio del misterio de unidad y de amor entre Cristo y la Iglesia, se entrega al Señor para que reine en el corazón de cada uno de sus miembros;
- las Letanías del Corazón de Jesús, aprobadas en 1891 para toda la Iglesia, de contenido marcadamente bíblico y a las que se han concedido indulgencias;
- el acto de reparación, fórmula de oración con la que el fiel, consciente de la infinita bondad de Cristo, quiere implorar misericordia y reparar las ofensas cometidas de tantas maneras contra su Corazón;
- la práctica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la "gran promesa" hecha por Jesús a santa Margarita María de Alacoque. En una época en la que la comunión sacramental era muy rara entre los fieles, la práctica de los nueve primeros viernes de mes contribuyó significativamente a restablecer la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. En nuestros días, la devoción de los primeros viernes de mes, si se practica de un modo correcto, puede dar todavía indudable fruto espiritual. Es preciso, sin embargo, que se instruya de manera conveniente a los fieles: sobre el hecho de que no se debe poner en esta práctica una confianza que se convierta en una vana credulidad que, en orden a la salvación, anula las exigencias absolutamente necesarias de la fe operante y del propósito de llevar una vida conforme al Evangelio; sobre el valor absolutamente principal del domingo, la "fiesta primordial", que se debe caracterizar por la plena participación de los fieles en la celebración eucarística.
172. La devoción al sagrado Corazón constituye una gran expresión histórica de la piedad de la Iglesia hacia Jesucristo, su esposo y señor; requiere una actitud de fondo, constituida por la conversión y la reparación, por el amor y la gratitud, por el empeño apostólico y la consagración a Cristo y a su obra de salvación. Por esto, la Sede Apostólica y los Obispos la recomiendan, y promueven su renovación: en las expresiones del lenguaje y en las imágenes, en la toma de conciencia de sus raíces bíblicas y su vinculación con las verdades principales de la fe, en la afirmación de la primacía del amor a Dios y al prójimo, como contenido esencial de la misma devoción.
173. La piedad popular tiende a identificar una devoción con su representación iconográfica. Esto es algo normal, que sin duda tiene elementos positivos, pero puede también dar lugar a ciertos inconvenientes: un tipo de imágenes que no responda ya al gusto de los fieles, puede ocasionar un menor aprecio del objeto de la devoción, independientemente de su fundamento teológico y de contenido histórico salvífico.
Así ha sucedido con la devoción al sagrado Corazón: ciertas láminas con imágenes a veces dulzonas, inadecuadas para expresar el robusto contenido teológico, no favorecen el acercamiento de los fieles al misterio del Corazón del Salvador.
En nuestro tiempo se ha visto con agrado la tendencia a representar el sagrado Corazón remitiéndose al momento de la Crucifixión, en la que se manifiesta en grado máximo el amor de Cristo. El sagrado Corazón es Cristo crucificado, con el costado abierto por la lanza, del que brotan sangre y agua (cfr. Jn 19, 34).
PROGRAMA PARROQUIAL:VIERNES, 16 DE JUNIOPARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (a las 19.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Rezo del Santo Rosario (a las 19.30 h.) y Eucaristía de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (a las 20.00 h.).
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (a las 19.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Rezo del Santo Rosario (a las 19.30 h.) y Eucaristía de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (a las 20.00 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Este martes, 6 de junio, fue publicado el Programa del Viaje Apostólico del Santo Padre a Portugal, con ocasión de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará del 1 al 6 de agosto en Lisboa
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SANTORAL DE HOY
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
Santos Quirico y Julita, mártires
En la provincia romana de Asia Menor, conmemoración de los santos Quirico y Julita, mártires. († s. inc.)
Santos Ferreol y Ferrucio, mártires
En Besançon, en la Galia Lugdunense, santos Ferreol y Ferrucio, mártires. († c. s. IV)
San Similiano de Nantes, obispo
En Nantes, también en la Galia Lugdunense, san Similiano, obispo, al que san Gregorio de Tours alaba como un gran confesor. († s. IV)
San Ticón de Amato, obispo
En Amato (Limassol), en la isla de Chipre, san Ticón, obispo, en tiempo del emperador Teodosio el Joven. († s. V)
Santos Aureo, Justina y compañeros, mártires
En Maguncia, en la Galia Bélgica, santos Áureo, obispo, Justina, su hermana, y compañeros, mártires, que mientras celebraban la Eucaristía fueron asesinados por paganos hunos. († s. V)
San Aureliano de Arlés, obispo
En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia. († 551)
Beato Cecardo, obispo y mártir
En Carrara, en la Toscana, beato Cecardo, obispo de Luni y Sarzana, que, inicuamente asesinado por unos obreros cerca de las canteras de mármol, fue considerado como mártir. († 860)
San Benón de Meissen, obispo y confesor
En Meissen, en Sajonia, san Benón, obispo, que fue depuesto de su sede y enviado al exilio por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice. († c. 1106)
Santa Lutgarda, virgen
En el monasterio de monjas cistercienses de Aywiéres, en Brabante, santa Lutgarda, virgen, insigne por su devoción al Sagrado Corazón del Señor. († 1246)
Beato Tomás Reding, monje mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Tomás Reding, mártir, monje de la Cartuja de esta ciudad, que, reinando Enrique VIII,, por mostrarse fiel a la unidad de la Iglesia católica, fue encerrado y encadenado en prisión, donde murió consumido por el hambre y la enfermedad. († 1537)
Beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir
En el mar, frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir, el cual, vicario parroquial en Cahors, durante la Revolución Francesa, por su condición de sacerdote, fue encarcelado en una vieja nave, donde, contagiado de fatal enfermedad mientras prestaba ayuda a sus compañeros de prisión, entregó su espíritu al Señor. († 1794)
Santos Domingo Nguyen, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, mártires
En la ciudad de Lang Coc, en Tonkín, santos mártires Domingo Nguyen, médico, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, agricultores, todos los cuales, arrestados por su fe cristiana y víctimas de crueles torturas en la cárcel, finalmente fueron decapitados en tiempo del emperador Tu Duc. († 1862)
Beata María Teresa Scherer, virgen
En la aldea de Ingenbohl, cerca de la ciudad de Schwyz, en Suiza, beata María Teresa (Ana María Catalina) Scherer, virgen, primera superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz. († 1888)
Beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero
En Tambaú, São Paulo, Brasil, beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero. († 1961)
LITURGIA DE HOY
Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús, que, siendo manso y humilde de corazón, exaltado en la cruz fue hecho fuente de vida y amor, del que se sacian todos los hombres (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la solemnidad (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (A).
- Dt 7, 6-11. El Señor se enamoró de vosotros y os eligió.
- Sal 102. R. La misericordia del Señor dura por siempre para aquellos que lo temen.
- 1 Jn 4, 7-16. Dios nos amó.
- Mt 11, 25-30. Soy manso y humilde de corazón.
El Corazón de Cristo es el símbolo del amor que Dios nos tie- ne. Ese Dios que se enamoró del pueblo de Israel (1 Lect); ese Dios cuya misericordia dura siempre para los que cumplen sus mandatos, que no nos trata como merecen nuestros pecados (Sal resp); ese Dios que es amor y que nos llama a amarnos como él nos ha amado (2 Lect). Cristo es manso y humilde de corazón y de él debemos aprender (Ev). De su corazón traspasado, con la sangre y el agua brotaron los sacramentos de la Iglesia, para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo en la fuente de la salvación (Pf).
- Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.Martirologio: elog. prop. de la memoria del Inmaculado Corazón de la bienaventurada Virgen María, pág. 45, y elogs. del 17 de junio, pág. 368.
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
Santos Quirico y Julita, mártires
En la provincia romana de Asia Menor, conmemoración de los santos Quirico y Julita, mártires. († s. inc.)
Santos Ferreol y Ferrucio, mártires
En Besançon, en la Galia Lugdunense, santos Ferreol y Ferrucio, mártires. († c. s. IV)
San Similiano de Nantes, obispo
En Nantes, también en la Galia Lugdunense, san Similiano, obispo, al que san Gregorio de Tours alaba como un gran confesor. († s. IV)
San Ticón de Amato, obispo
En Amato (Limassol), en la isla de Chipre, san Ticón, obispo, en tiempo del emperador Teodosio el Joven. († s. V)
Santos Aureo, Justina y compañeros, mártires
En Maguncia, en la Galia Bélgica, santos Áureo, obispo, Justina, su hermana, y compañeros, mártires, que mientras celebraban la Eucaristía fueron asesinados por paganos hunos. († s. V)
San Aureliano de Arlés, obispo
En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia. († 551)
Beato Cecardo, obispo y mártir
En Carrara, en la Toscana, beato Cecardo, obispo de Luni y Sarzana, que, inicuamente asesinado por unos obreros cerca de las canteras de mármol, fue considerado como mártir. († 860)
San Benón de Meissen, obispo y confesor
En Meissen, en Sajonia, san Benón, obispo, que fue depuesto de su sede y enviado al exilio por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice. († c. 1106)
Santa Lutgarda, virgen
En el monasterio de monjas cistercienses de Aywiéres, en Brabante, santa Lutgarda, virgen, insigne por su devoción al Sagrado Corazón del Señor. († 1246)
Beato Tomás Reding, monje mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Tomás Reding, mártir, monje de la Cartuja de esta ciudad, que, reinando Enrique VIII,, por mostrarse fiel a la unidad de la Iglesia católica, fue encerrado y encadenado en prisión, donde murió consumido por el hambre y la enfermedad. († 1537)
Beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir
En el mar, frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir, el cual, vicario parroquial en Cahors, durante la Revolución Francesa, por su condición de sacerdote, fue encarcelado en una vieja nave, donde, contagiado de fatal enfermedad mientras prestaba ayuda a sus compañeros de prisión, entregó su espíritu al Señor. († 1794)
Santos Domingo Nguyen, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, mártires
En la ciudad de Lang Coc, en Tonkín, santos mártires Domingo Nguyen, médico, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, agricultores, todos los cuales, arrestados por su fe cristiana y víctimas de crueles torturas en la cárcel, finalmente fueron decapitados en tiempo del emperador Tu Duc. († 1862)
Beata María Teresa Scherer, virgen
En la aldea de Ingenbohl, cerca de la ciudad de Schwyz, en Suiza, beata María Teresa (Ana María Catalina) Scherer, virgen, primera superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz. († 1888)
Beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero
En Tambaú, São Paulo, Brasil, beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero. († 1961)
LITURGIA DE HOY
Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús, que, siendo manso y humilde de corazón, exaltado en la cruz fue hecho fuente de vida y amor, del que se sacian todos los hombres (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la solemnidad (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (A).
- Dt 7, 6-11. El Señor se enamoró de vosotros y os eligió.
- Sal 102. R. La misericordia del Señor dura por siempre para aquellos que lo temen.
- 1 Jn 4, 7-16. Dios nos amó.
- Mt 11, 25-30. Soy manso y humilde de corazón.
El Corazón de Cristo es el símbolo del amor que Dios nos tie- ne. Ese Dios que se enamoró del pueblo de Israel (1 Lect); ese Dios cuya misericordia dura siempre para los que cumplen sus mandatos, que no nos trata como merecen nuestros pecados (Sal resp); ese Dios que es amor y que nos llama a amarnos como él nos ha amado (2 Lect). Cristo es manso y humilde de corazón y de él debemos aprender (Ev). De su corazón traspasado, con la sangre y el agua brotaron los sacramentos de la Iglesia, para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo en la fuente de la salvación (Pf).
- Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.Martirologio: elog. prop. de la memoria del Inmaculado Corazón de la bienaventurada Virgen María, pág. 45, y elogs. del 17 de junio, pág. 368.
Misa de la solemnidad (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (A).
- Dt 7, 6-11. El Señor se enamoró de vosotros y os eligió.
- Sal 102. R. La misericordia del Señor dura por siempre para aquellos que lo temen.
- 1 Jn 4, 7-16. Dios nos amó.
- Mt 11, 25-30. Soy manso y humilde de corazón.
El Corazón de Cristo es el símbolo del amor que Dios nos tie- ne. Ese Dios que se enamoró del pueblo de Israel (1 Lect); ese Dios cuya misericordia dura siempre para los que cumplen sus mandatos, que no nos trata como merecen nuestros pecados (Sal resp); ese Dios que es amor y que nos llama a amarnos como él nos ha amado (2 Lect). Cristo es manso y humilde de corazón y de él debemos aprender (Ev). De su corazón traspasado, con la sangre y el agua brotaron los sacramentos de la Iglesia, para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo en la fuente de la salvación (Pf).
- Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Viernes posterior al segundo domingo después de PentecostésSAGRADO CORAZÓN DE JESÚSSolemnidad
Antífona de entrada Sal 32, 11. 19Los proyectos de su Corazón subsisten de edad en edad, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.Se dice Gloria.
Oración colectaDIOS todopoderoso,
concede a quienes,
alegrándonos en el Corazón de tu Hijo amado,
recordamos los inmensos beneficios de su amor hacia nosotros,
merecer recibir una inagotable abundancia de gracia
de aquella fuente celestial de los dones.
Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:OH, Dios, que en el Corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
te has dignado regalamos misericordiosamente
infinitos tesoros de amor,
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestra piedad,
manifestemos también una conveniente reparación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.
Antífona de entrada Sal 32, 11. 19
concede a quienes,
alegrándonos en el Corazón de tu Hijo amado,
recordamos los inmensos beneficios de su amor hacia nosotros,
merecer recibir una inagotable abundancia de gracia
de aquella fuente celestial de los dones.
Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
herido por nuestros pecados,
te has dignado regalamos misericordiosamente
infinitos tesoros de amor,
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestra piedad,
manifestemos también una conveniente reparación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA El Señor se enamoró de vosotros y
os eligióLectura del libro del Deuteronomio 7, 6-11MOISÉS habló al pueblo diciendo:
«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor, tu
Dios, te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo
de su propiedad.
Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser
vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino
que, por puro amor a vosotros y por mantener el juramento que había hecho a
vuestros padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la
casa de esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.
Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es Dios; él es el Dios fiel
que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus
preceptos, por mil generaciones.
Pero castiga en su propia persona a quien lo odia, acabando con
él. No se hace esperar; a quien lo odia, lo castiga en su propia persona.
Observa, pues, el precepto, los mandatos y decretos que te mando
hoy que cumplas».Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 102, 1bc-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (R: cf. 17)R/. La misericordia del Señor
dura por siempre
para aquellos que lo temen.V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.V/. El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
SEGUNDA LECTURA Dios nos amóLectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16QUERIDOS HERMANOS, amémonos unos a otros, ya que el amor es de
Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha
conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió
al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por
nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también
nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que
nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el
Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él,
y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos
creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y
Dios en él.Palabra de Dios.
Aleluya Mt 11, 29abR/. Aleluya, aleluya, aleluya.V/. Tomad mi yugo sobre vosotros —dice el Señor—,y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.
EVANGELIOSoy manso y humilde de corazónLectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
EN AQUEL TIEMPO, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los
pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más
que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se
lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo
es llevadero y mi carga ligera».Palabra del Señor.
Se dice Credo.
«Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor, tu Dios, te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.
Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor a vosotros y por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y os rescató de la casa de esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.
Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es Dios; él es el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus preceptos, por mil generaciones.
Pero castiga en su propia persona a quien lo odia, acabando con él. No se hace esperar; a quien lo odia, lo castiga en su propia persona.
Observa, pues, el precepto, los mandatos y decretos que te mando hoy que cumplas».
Salmo responsorial Sal 102, 1bc-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (R: cf. 17)
para aquellos que lo temen.
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Se dice Credo.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasMIRA, Señor, el inefable amor
del Corazón de tu Hijo predilecto
para que los dones que te presentamos
sean ofrenda aceptable a ti y expiación de nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
El inmenso amor de Cristo
℣. El Señor esté con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.El cual, con amor admirable, se entregó por nosotros
y, elevado sobre la cruz,
hizo que de la herida de su costado
brotaran, con el agua y la sangre,
los sacramentos de la Iglesia,
para que así,
acercándose al Corazón abierto del Salvador,
todos puedan beber siempre con gozo
de las fuentes de la salvación.Por eso,
con los santos
y con todos los ángeles,
te glorificamos diciendo sin cesar:Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Cf. Jn 7, 37-38Dice el Señor: «El que tenga sed que venga a mí, y que beba el que cree en mí: de sus entrañas manarán ríos de agua viva». O bien: Jn 19, 34Uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Oración después de la comuniónSEÑOR, que el sacramento de la caridad
encienda en nosotros el fuego del amor santo
por el que, cautivados siempre por tu Hijo,
aprendamos a reconocerle en los hermanos.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
del Corazón de tu Hijo predilecto
para que los dones que te presentamos
sean ofrenda aceptable a ti y expiación de nuestras culpas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
El inmenso amor de Cristo
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
y, elevado sobre la cruz,
hizo que de la herida de su costado
brotaran, con el agua y la sangre,
los sacramentos de la Iglesia,
para que así,
acercándose al Corazón abierto del Salvador,
todos puedan beber siempre con gozo
de las fuentes de la salvación.
con los santos
y con todos los ángeles,
te glorificamos diciendo sin cesar:
Antífona de comunión Cf. Jn 7, 37-38
encienda en nosotros el fuego del amor santo
por el que, cautivados siempre por tu Hijo,
aprendamos a reconocerle en los hermanos.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«El Señor crucificado es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre» (San Juan Pablo II).
«Sólo contemplando la humanidad sufriente de Jesús podemos hacernos mansos, humildes, tiernos como Él. No hay otro camino» (Francisco).
«(…) El sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación, es considerado como el principal indicador y símbolo del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 478).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«El Señor crucificado es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre» (San Juan Pablo II).
«Sólo contemplando la humanidad sufriente de Jesús podemos hacernos mansos, humildes, tiernos como Él. No hay otro camino» (Francisco).
«(…) El sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación, es considerado como el principal indicador y símbolo del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 478).
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