18 de junio - DOMINGO DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, INMACULADO CORAZÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA (MO)




 DOMINGO DE LA XI SEMANA DEL TIEMO ORDINARIO (CICLO A)
 Oficio del Domingo de la Semana III del Salterio
 (Liturgia de las Horas, Tomo III: Oficio de Lecturas Laudes Tercia - 
 Sexta - Nona Vísperas - Completas)
 


PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 18 DE JUNIO

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía del Domingo de la XI Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía del Domingo de la XI Semana del Tiempo Ordinario  (a las 12.30 h.).




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Vídeos

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Opinión

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SANTORAL DE HOY

Elogio: En Roma, en el cementerio de Balbina, en la vía Ardeatina, santos Marcos y Marceliano, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano, a los que hermanó el sufrimiento.

Elogio: En Padua, en el territorio de Venecia, san Gregorio Barbarigo, obispo, que instituyó un seminario para clérigos, enseñó el catecismo a los niños en su propio dialecto, celebró un sínodo, mantuvo coloquios con su clero y abrió muchas escuelas, mostrándose liberal con todos y exigente consigo mismo.


   San Leoncio, mártir

En Trípoli, ciudad de Fenicia, san Leoncio, soldado, que por los atroces tormentos sufridos en la cárcel llegó a la corona del martirio. († s. IV)

   Santos Ciríaco y Paula, mártires   

En África, santos Ciríaco y Paula, mártires. († c. s. IV)

   San Amando de Burdeos, obispo   

En Burdeos, ciudad de Aquitania, san Amando, obispo, que instruyó en la doctrina de la verdad y bautizó a san Paulino de Nola, quien, a su vez, alabó en sus escritos al obispo. († s. V)

   San Calógero el anacoreta, eremita   

En el monte Cronio (hoy Gemmariario), cerca de las termas de Selinunte, en Sicilia occidental, san Calógero, eremita. († c. s. V)

   Santa Isabel de Schönau, virgen   

En Schönau, lugar de Renania, en Germania, santa Isabel, virgen, insigne por su observancia de la vida monástica. († 1164)

   Beata Hosana Andreasi, virgen  

En Mantua, ciudad de Lombardía, beata Hosana Andreasi, virgen, que vistió el hábito de la Orden de Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo y logró armonizar con las ocupaciones seculares la contemplación de Dios y el ejercicio de las buenas obras. († 1505)

   San Gregorio Barbarigo, obispo   

En Padua, en el territorio de Venecia, san Gregorio Barbarigo, obispo, que instituyó un seminario para clérigos, enseñó el catecismo a los niños en su propio dialecto, celebró un sínodo, mantuvo coloquios con su clero y abrió muchas escuelas, mostrándose liberal con todos y exigente consigo mismo. († 1697)


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (A).

- Ex 19, 2-6a. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

- Sal 99. R. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

- Rom 5, 6-11. Si fuimos reconciliados por la muerte del Hijo, ¡con cuánta más razón seremos salvados por su vida!

- Mt 9, 36 — 10, 8. Llamó a sus doce discípulos y los envió.

El tema de la libertad recorre las lecturas de este domingo. Dios libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto y hace de él su propiedad personal, «un reino de sacerdotes y una nación santa» (1 Lect). Esto, que era un anticipo, se realizó plenamente cuando Jesucristo murió para liberarnos de la esclavitud del pecado y abrirnos el camino de la salvación (2 Lect). Liberados por Jesucristo, estamos llamados a anunciar y comunicar esa misma libertad gloriosa de los hijos de Dios, especialmente a quienes no conocen a Cristo y andan como ovejas sin pastor (Ev).

- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 19 de junio, pág. 371.

CALENDARIOS: Málaga-ciudad: Santos Ciriaco y Paula, mártires (S).
Palencia: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Manuel Herrero Fernández, obispo (2016).

RITOS INICIALES

Antífona de entrada Sal 26, 7. 9
Escúchame, Señor, que te llamo. Tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación.

Oración colecta
OH, Dios, fuerza de los que en ti esperan,
escucha con bondad nuestras súplicas
y, pues sin ti nada puede la fragilidad de nuestra naturaleza,
concédenos siempre la ayuda de tu gracia,
para que, al poner en práctica tus mandamientos
te agrademos con nuestros deseos y acciones.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa

Lectura del libro del Éxodo 19, 2-6a

EN AQUELLOS DÍAS, llegaron los hijos de Israel al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña.

Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde la montaña diciendo:

«Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos de Israel: “Vosotros habéis visto lo que he hecho con los egipcios y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”».

Palabra de Dios.

 
Salmo responsorial  Sal 99, 1b-2. 3. 5 (R: 3c)
R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
V/. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
V/. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
V/. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
 
SEGUNDA LECTURA
Si fuimos reconciliados por la muerte del Hijo,
¡con cuánta más razón seremos salvados por su vida!

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 6-11

HERMANOS:

Cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.

¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo!

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!

Y no solo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Palabra de Dios.


Aleluya Mc 1, 15

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R/.
 

EVANGELIO
Llamó a sus doce discípulos y los envió

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 36 — 10, 8

EN AQUEL TIEMPO, al ver Jesús a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dice a sus discípulos:

«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

Palabra del Señor.

 

DOMINGO DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Hoy quiero profundizar un poco en este razonamiento de San Pablo: la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Las consideraciones que hace el Apóstol son preciosas y nos hacen entrever, por lo menos, la gratuidad que acompaña a los gestos llevados a cabo por Dios para nuestra salvación.

Oímos muy a menudo la frase del mismo Apóstol: me amó y se entregó a la muerte por mi. O aquel pensamiento de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia (del libro Frutos de oración):

1.117. Por mucha que sea mi miseria, siempre será finita y, arrojada en el abismo del Infinito, queda reducida a una alabanza del Amor misericordioso. (18-12-1960)

Para valorar seriamente lo que supone la redención hay que meterse una vez más en lo que sin duda hemos comentado otras veces: bueno sería tener todo el documento fruto de experiencia espiritual de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, del 23 de junio de 2001, baste algún pequeño fragmento (Opúsculo nº 14 del libro Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa):

¡Qué claramente comprendo que el Amor Infinito, desbordándose de amor y ternura, lleno de compasión, se hiciera Hombre para donarse en divina e infinita misericordia sobre la miseria...!

Siendo Cristo el sublime Portento de la misericordia de Dios, que es y encierra en sí, por su Persona divina, la Divinidad reparada, y, en su naturaleza humana, la reparación infinita ante la Santidad de Dios ofendida; y es el Restaurador de la humanidad por el precio de su Sangre divina en Cántico de alabanza a la excelencia de Dios y de compasión misericordiosa reventando en sangre por todos sus poros, como víctima expiatoria que, en Redención cruenta, repleta y satura de Divinidad a todo aquél que quiera aprovecharse de su Sangre derramada en el ara de la cruz para la remisión de los pecados.

El razonamiento es sencillo y profundo a la vez. Dios exige reparación infinita. Dios mismo a través de la humanidad de Cristo ofrece esta reparación. Dios permanentemente reparado por Cristo en su humanidad, ofrece a todos su misericordia infinita. Sólo quienes rechacen la misericordia se encontrarán ante Dios con su justicia infinita.

Entre los atributos no hay oposición posible y ninguno es más grande que el otro pues son infinitos.

Dios brinda a todos su misericordia pues su justicia ha sido reparada. Sólo nos pide abrirnos a ella. Una consideración aparte merece el tema del Evangelio: la mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.

El Señor de la mies quiere nuestra colaboración y sin ella la mies se queda sin recoger. Es bondad de Dios el que nos confíe cosas tan serias en la aplicación de la redención sobre los hombres. Él que gratuitamente te redimió espera tu colaboración para salvarte a tí mismo y a los demás.


LITURGIA EUCARÍSTICA 

Oración sobre las ofrendas
OH, DIOS, que, según la doble condición
de los dones que presentamos,
alimentas a los hombres
y los renuevas sacramentalmente,
concédenos, por tu bondad,
que no nos falte su ayuda
para el cuerpo y el espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio común VI
El misterio de la salvación en Cristo
77. Este prefacio, tomado de la Plegaria eucarística II, se dice en las misas que carecen de prefacio propio y no deben tomar un prefacio del tiempo.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión Sal 26, 4

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.

 O bien: Jn 17, 11

Padre santo: guarda en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros, dice el Señor.

 

Oración después de la comunión
SEÑOR, esta santa comunión contigo que hemos recibido,
anticipo de la unión de los fieles en ti,
realice también la unidad en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María» (San Ireneo de Lyon).

«La devoción al Corazón de María tiene una importancia capital, porque amando su Hijo a toda la humanidad, María interviene singularmente como un instrumento que nos conduce hacia Él» (San Juan Pablo II)

«El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su filiación divina: ‘¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?’. María y José ‘no comprendieron’ esta palabra, pero la acogieron en la fe, y María ‘conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón’, a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 534).


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