02 de noviembre - DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C): CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

 




 DOMINGO DE LA XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 
 CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS (CICLO C),
 Oficio del Sábado de la Semana III del Salterio
 (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes Tercia - Sexta - Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 02 DE NOVIEMBRE

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía del Domingo de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.): Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos.

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía del Domingo de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario (a las 12.30 h.): Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos.


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Laudes Cantados
Domingo, 02 de noviembre de 2025



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ADORACIÓN PERPETUA

DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO

Parroquia Ntra. Sra. de la Merced
Instituto del Verbo Encarnado
Capilla "San Ignacio de Loyola"
(Manresa, España)



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"cuantos más reciban la gracia,
mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios" (2Co 4,15)
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)

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1 DE NOVIEMBRE:
FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Halloween no es cristiano:
No celebremos la muerte sino la vida.
No celebremos la fealdad sino la santidad


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Catequesis
para jóvenes y adultos

a partir del lunes 20 de octubre

a partir del lunes 20 de octubre

¡El Señor viene para tí!

¡¡Ven, te está esperando!!

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Ángelus del Papa León XIV
(02.11.2025)


Homilía del Domingo de la
 XXXI del T.O., por Mons.
 Munilla

(Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, 02.11.2025)


Homilía del Domingo de la
 XXXI del T.O.,
del P. Santiago Martín

(Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, 02.11.2025)




Actualidad Comentada - P. Santiago Martín
"¿Una Iglesia liberal o una Iglesia fiel?"
(31.10.2025)



Homilía del Domingo de la
 XXXI del T.O.,

(Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, 02.11.2025)




Homilía del Sábado de la XXX Semana
del Tiempo Ordinario,

(Festividad de Todos los Santos, 31.10.2025)






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SANTORAL DE HOY



Solemnidad de Todos los Santos

Elogio: Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.


Otros santos de este día:

   San Cesáreo, mártir  

En Tarracina, en la costa del Lacio, san Cesáreo, mártir.

   San Benigno de Dijón, presbítero y mártir

En Dijón, en la Galia Lugdunense, san Benigno, venerado como presbítero y mártir.

   San Austremonio de Auvernia, obispo  

En Auvernia, de Aquitania, san Austremonio, obispo, que, según la tradición, predicó en esta ciudad la palabra de la salvación.

   San Marcelo de París, obispo  

En París, en la Galia Lugdunense, san Marcelo, obispo.

   San Rómulo, abad y presbítero

En el territorio de Bourges, en Aquitania, san Rómulo, presbítero y abad.

   San Severino, monje

En Tívoli, en el Lacio, san Severino, monje.

   San Magno de Milán, obispo

En Milán, de la Lombardía, san Magno, obispo.

   San Vigor de Bayeux, obispo  

En Bayeux, en la Galia Lugdunense, san Vigor, obispo, discípulo de san Vedasto.

   San Licinio de Angers, obispo

En Angers, en Neustria, san Licinio, obispo, a quien el papa san Gregorio I Magno encomendó los monjes que se dirigían a Inglaterra.

   San Maturino, presbítero  

En Larchant, ciudad del Gatinais Aquitano, san Maturino, presbítero.

   San Audomaro de Thérouanne, monje y obispo  

En el territorio de Théouranne, en Flandes, san Audomaro, que, siendo discípulo de san Eustasio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana.

   Beato Rainiero Aretino, religioso  

En Borgo Sansepolcro, lugar de Umbría, beato Rainiero Aretino, de la Orden de los Hermanos Menores, que brilló por su humildad, pobreza y paciencia.

   Beatos Pedro Pablo Navarro, Dionisio Fujishima, Pedro Onizuka Sandayu y Clemente Kyuemon, mártires  

En Shimabara, lugar de Japón, beatos Pedro Pablo Navarro, presbítero, Dionisio Fujishima y Pedro Onizuka Sandayu, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús, y Clemente Kyuemon, mártires, que fueron sometidos al tormento del fuego por quienes odiaban la fe.

   Santos Jerónimo Hermosilla, Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribeira, mártires  

En la ciudad de Hai Duong, en Tonquín, santos mártires Jerónimo Hermosilla y Valentín de Berriochoa, obispos, y Pedro Almató Ribeira, presbítero de la Orden de Predicadores, que fueron decapitados por orden del emperador Tu Duc.

   Beato Eudald d´Igualada, religioso y mártir

En La Pobla de Claramunt, Barcelona, beato Eudald d'Igualada (Lluís Estruch Vives), capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.

   Beato Ruperto Mayer, religioso presbítero  

En Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beato Ruperto Mayer, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que fue celosísimo maestro de los fieles, ayuda para los pobres y obreros, y predicador de la palabra de Dios. Sufrió persecución bajo el nefasto régimen nazi, durante el cual le deportaron primero a un campo de concentración y después fue recluido en un monasterio, totalmente incomunicado con sus fieles.

   Beato Teodoro Jorge Romzsa, obispo y mártir  

En la ciudad de Mukacevo, en Ucrania, beato Teodoro Jorge Romzsa, obispo y mártir, que, por mantener su fidelidad infatigable a la Iglesia en tiempo de persecución de la fe, mereció alcanzar la palma gloriosa.

 

LITURGIA DE HOY

Conmemoración de todos los fieles difuntos. La santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bien aventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la conmemoración (morado).
MISAL: ants. y oracs. props. (3 formularios a libre elección del celebrante), Gl., Cr., Pf. de difuntos. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV. Se toman tres lecturas de las misas de difuntos. 
Las lecturas que podemos elegir este día nos hablan de la muerte como un paso, una puerta de luz y de verdad que tendremos que atravesar. Jesús nos recuerda que somos suyos y que estaremos con él, pasando antes por un juicio en donde su misericordia será su justicia. Ahora nos sentimos peregrinos con la esperanza de la vida eterna, y por eso oramos por todos nuestros difuntos en la comunión de los santos. Todos buscamos ser purificados por su amor, pues para Dios todos estamos vivos.
- Todos los sacerdotes pueden celebrar tres misas; pero solo se puede recibir un estipendio; la segunda se debe aplicar por el sufragio de todos los fieles difuntos, la tercera por las intenciones del Sumo Pontífice.
- Los fieles que hayan recibido la comunión en una misa pueden recibirla otra vez, solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe (c. 917).
- Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.
Liturgia de Las Horas: oficio propio. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 3 de noviembre, pág. 647.
Indulgencia: A los fieles que visiten devotamente el cementerio u oren solo mentalmente por los difuntos se les concede la indulgencia plenaria (aplicable solamente a las almas del purgatorio) en cada uno de los días del 1 al 8 de noviembre, e indulgencia parcial en los demás días del año. 
En el día de la conmemoración de los fieles difuntos (o, con el consentimiento del Ordinario, en el domingo anterior o posterior, o en la solemnidad de Todos los Santos), en todas las iglesias y oratorios se puede lucrar de indulgencia plenaria.

RITOS INICIALES

Monición de entrada

Conmemoramos hoy en nuestra celebración a todos los fieles difuntos. La Iglesia intercede ante el Señor por cuantos nos precedieron en la fe y duermen en la esperanza de la resurrección; también ora por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de todo pecado, puedan gozar de la eterna bienaventuranza.

 

Antífona de entrada Cf. 4 Esd 2, 34-35

Señor, dales el descanso eterno y brille sobre ellos la luz eterna.


Oración colecta
Oh, Dios, gloria de los fieles y vida de los justos,
los redimidos por la muerte y resurrección de tu Hijo,
te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos,
para que quienes profesaron el misterio de nuestra resurrección
merezcan alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza.
Por nuestro señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA  

(Opción 1)
PRIMERA LECTURA
¿Quién nos separará del amor de Cristo?

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 31b-35. 37-39
HERMANOS:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?;
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 114, 5. 6; 115, 10-11. 15-16a y c [R.: 114, 9])

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
rompiste mis cadenas.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

Aleluya Jn 11, 25-26

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá;
y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. R/.

EVANGELIO
Deseo que estén conmigo donde yo estoy

Lectura del santo Evangelio según San Juan 17, 24-26
EN AQUEL TIEMPO, Jesús, levantando los ojos del cielo, oró diciendo:
«Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
Palabra del Señor.


(Opción 2)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de las Lamentaciones 3,17-26
ME HAN arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Palabra de Dios.

 
Salmo responsorial Sal 129,1-2.3-4.5-6.7-8
 
R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
V/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿Quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto. R/.
V/. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R/.
V/. Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R/.
V/. Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.

EVANGELIO
En la casa de mi Padre hay muchas moradas

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,1-6

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»
Palabra del Señor.

Audio y comentario del Evangelio de hoy

Audio y comentario del Evangelio de hoy


SANTA MISA POR LOS DIFUNTOS Y ORACIÓN EN EL CEMENTERIO

Homilía del Santo Padre Francisco

Capilla del Camposanto Teutónico. Lunes, 2 de noviembre de 2020

Job derrotado, o mejor dicho, acabado en su existencia, a causa de la enfermedad, con la piel desgarrada, casi a punto de morir, casi sin carne, Job tiene una certeza y dice: «Bien sé yo que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre la tierra» (Jb 19,25). Cuando Job está más hundido, en lo peor, hay un abrazo de luz y calor que le asegura: «Yo, sí, yo mismo le veré, le mirarán mis ojos, no los de otro» (Jb 19,27).

Esta certeza, en el momento preciso, casi el último de la vida, es la esperanza cristiana. Una esperanza que es un regalo: no nos pertenece. Es un don que debemos pedir: “Señor, dame esperanza”. Hay tantas cosas malas que nos llevan a desesperar, a creer que todo será una derrota final, que después de la muerte no habrá nada... Y la voz de Job vuelve, vuelve: «Bien sé yo que mi Defensor está vivo, y que él, el último, se levantará sobre la tierra [...] Yo mismo le veré» con estos ojos.

«La esperanza no falla» (Rm 5,5), nos dice Pablo. La esperanza nos atrae y da sentido a nuestras vidas. No veo el más allá, pero la esperanza es el don de Dios que nos atrae hacia la vida, hacia la alegría eterna. La esperanza es un ancla que tenemos al otro lado, y nosotros, aferrándonos a la cuerda, nos sostenemos (cf. Hb 6,18-20). “Sé que mi Redentor vive y lo veré".” Y esto, hay que repetirlo en los momentos de alegría y en los malos momentos, en los momentos de muerte, digámoslo así.

Esta certeza es un don de Dios, porque nosotros nunca podremos alcanzar la esperanza con nuestras propias fuerzas. Tenemos que pedirla. La esperanza es un don gratuito que nunca merecemos: se nos da, se nos regala. Es gracia.

Y después, el Señor la confirma, esta esperanza que no falla: «Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí» (Jn 6,37). Este es el propósito de la esperanza: ir a Jesús. Y «al que venga a mí no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado« (Jn 6,37-38). El Señor que nos recibe allí, donde está el ancla. La vida en esperanza es vivir así: aferrados, con la cuerda en la mano, con fuerza, sabiendo que el ancla está ahí. Y esta ancla no falla, no falla.

Hoy, pensando en los muchos hermanos y hermanas que se han ido, nos hará bien mirar los cementerios y mirar hacia arriba. Y repetir, como Job: “Sé que mi Redentor vive, y yo mismo le veré, le mirarán mis ojos, no los de otro”. Y esta es la fuerza que nos da la esperanza, este don gratuito que es la virtud de la esperanza. Que el Señor nos la dé a todos.

 

Del Catecismo de la Iglesia Católica

958 La comunión con los difuntos. "La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones `pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados' (2M 12, 45)" (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.


La purificación final o Purgatorio

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1Co 3, 15; 1P 1, 7) habla de un fuego purificador:

"Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro" (San Gregorio Magno, dial. 4, 39).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

"Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su Padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos" (San Juan Crisóstomo, hom. in 1Co 41, 5).


Sufragios por los difuntos

1371 El sacrificio eucarístico es también ofrecido por los fieles difuntos "que han muerto en Cristo y todavía no están plenamente purificados" (Cc. de Trento: DS 1743), para que puedan entrar en la luz y la paz de Cristo:

"Enterrad este cuerpo en cualquier parte; no os preocupe más su cuidado; solamente os ruego que, dondequiera que os hallareis, os acordéis de mi ante el altar del Señor" (S. Mónica, antes de su muerte, a S. Agustín y su hermano; Conf. 9, 9, 27).

"A continuación oramos (en la anáfora) por los santos padres y obispos difuntos, y en general por todos los que han muerto antes que nosotros, creyendo que será de gran provecho para las almas, en favor de las cuales es ofrecida la súplica, mientras se halla presente la santa y adorable víctima… Presentando a Dios nuestras súplicas por los que han muerto, aunque fuesen pecadores, … presentamos a Cristo inmolado por nuestros pecados, haciendo propicio para ellos y para nosotros al Dios amigo de los hombres" (s. Cirilo de Jerusalén, Cateq. Mist. 5, 9. 10).

1479 Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados.

* * * * *

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Después de haber saboreado un poco lo que es el Cielo, vamos a valorar lo que es el Purgatorio.

En una charla de octubre de 1963, la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia presenta el Purgatorio como lugar del desamor:

"Aquí en la tierra, como tenemos tantos velos, como estamos tan torcidos y no poseemos la luz infusa del Purgatorio, estamos inconscientes; allí la inconsciencia se terminó; allí estaremos en una consciencia completa de nuestra maldad, de nuestras ofensas. Allí veremos la importancia que tuvo cada cosa y tambièn la intención que tuvo...

Estoy en este lugar por no haber amado al Señor como Él me pidió. Estoy en el lugar de los desamorados. ¡He sido un desamorado!

Un aspecto iluminador de la hondura de la purificación será éste: Le he quitado gloria a Dios y no la puedo recuperar, no puedo adelantar nada, estoy sufriendo sin ganar mérito alguno".

Ha terminado el tiempo de merecer y por esto en el Purgatorio se purifica la falta de amor, pero no se crece en el amor. Nos quedamos en el grado de amor que tenemos en el momento de la muerte. Si tenía que tener 100 grados de amor y he muerto con 80 grados, purificaré los 20 grados que me faltan, pero me quedaré eternamente con 80.

Por la gloria de Dios, por mi felicidad eterna y la felicidad eterna de los bienaventurados no me puedo permitir el lujo de ir al Purgatorio. Allí sólo purifico, pero no puedo ya crecer; con la muerte terminó la posibilidad de ello.


Oración de los fieles
Nuestro Dios es el Dios de la vida, el Dios de los vivos. Oremos confiadamente.
1.- Por toda la familia santa de Dios, para que viva en la esperanza de la futura resurrección. Roguemos al Señor.
2.- Por los que se sienten desolados por la muerte de personas queridas, para que los consuele la certeza de haber sido creados por amor. Roguemos al Señor.
3.- Por los que entregaron su vida generosamente por amor a los demás, para que Dios los haga gozar de su presencia. Roguemos al Señor.
4.- Por los que han muerto violentamente a causa de la guerra, el terrorismo, el odio, la venganza y los accidentes de tráfico, para que sean acogidos por el Príncipe de la Paz. Roguemos al Señor.
5.- Por los miembros de nuestras familias, amigos y bienhechores difuntos, a quienes hoy particularmente recordamos, para que estén con Cristo, a cuya imagen fueron creados. Roguemos al Señor.
Concede, Señor, a los que han muerto
el perdón y la plenitud de la vida;
y a nosotros vivir en la fe y la esperanza
de nuestra resurrección en Cristo.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas

ACEPTA en tu bondad nuestras ofrendas, Señor,
para que tus siervos difuntos
sean recibidos en la gloria con tu Hijo,
a quien nos unimos
por este gran sacramento de piedad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de difuntos
La esperanza de la resurrección en Cristo
94. Este prefacio se dice en las misas de difuntos.

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
En él brilla la esperanza
de nuestra feliz resurrección;
y así,
aunque la certeza de morir nos entristece,
nos consuela la promesa
de la futura inmortalidad.
Porque la vida de los que en ti creemos, Señor,
no termina, se transforma;
y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión Cf. Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre, dice el Señor.

Oración después de la comunión
TE pedimos, Señor,
que tus siervos difuntos,
por quienes hemos celebrado el Misterio pascual,
lleguen a la mansión de la luz y de la paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne

Dios,
fuente de todo consuelo,
que con amor inefable creó al hombre
y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes
la esperanza de resucitar,
derrame sobre vosotros su bendición
R./ Amén.
Él conceda el perdón de toda culpa
a los que aún vivimos en el mundo,
y otorgue a los que han muerto
el lugar de la luz y de la paz.
R./ Amén.
Y que Dios os conceda vivir eternamente felices con Cristo,
al que proclamamos resucitado de entre los muertos.
R./ Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
R./ Amén.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo).

«¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo es bello. ¡Da fuerza al alma!» (Francisco).

«La comunión con los difuntos. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones, pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 958).