NOTICIAS DE ACTUALIDAD
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Homilía del Lunes II de Pascuadel P. Santiago Martín,(ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, solemnidad, 08.04.2024)
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Lleno total en Cibeles en la Fiesta de la Resurrección: música para proclamar que Cristo vive
«Cristo ha resucitado», dijo el instagrammer Nachter; le respondió un grito de júbilo
Los rostros de la Resurrección: sonrisas, ojos brillantes y un mensaje al mundo desde Cibeles
La Virgen ha obrado cientos de milagros, sanando a campesinos, nobles, beatos o artistas
Verdelais, el milagroso santuario de un cruzado donde «los mudos hablan y los lisiados caminan»
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El derecho a la libertad de expresión no es absoluto , por Familia, Educación y Cultura
Reflexión Domingo de la Misericordia , por La alegría de la Buena Noticia
SANTORAL DE HOY
La
Anunciación o Encarnación del Señor, solemnidad
Refieren a este santo: Natividad
de la bienaventurada Virgen María.
Elogio: Conmemoración de san
Dionisio, obispo de Corinto, quien, dotado de admirable conocimiento de la
palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su ciudad,
sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus cartas.
Refieren a este santo: San Pinito de Cnosos.
Elogio:
En el convento de Belmonte, cerca de Cuenca, en España, beato Domingo del
Santísimo Sacramento Iturrate, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad,
que trabajó con todas sus fuerzas para la salvación de las almas y en
magnificar la gloria de la Trinidad.
San Ágabo, santo del NT
Conmemoración
de san Agabo, profeta, que, según atestiguan los Hechos de los Apóstoles,
movido por el Espíritu Santo anunció una gran hambre sobre toda la tierra, así
como las dificultades que Pablo tuvo que soportar de los gentiles. († s. I)
Santos Herodión,
Asíncrito y Flegón, santos del NT
Conmemoración
de los santos Herodión, Asíncrito y Flegón, a los que el apóstol san Pablo
saluda en la Carta a los Romanos. († s. I)
San Dionisio de
Corinto, obispo
Conmemoración
de san Dionisio, obispo de Corinto, quien, dotado de admirable conocimiento de
la palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su
ciudad, sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus
cartas. († c. 180)
Santos Timoteo,
Diógenes, Macario y Máximo, mártires
En
Antioquía, en Siria, santos Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo, mártires. (†
s. inc.)
San Dionisio de
Alejandría, obispo y confesor
En
Alejandría de Egipto, san Dionisio, obispo, varón de gran erudición, que,
insigne por haber confesado su fe muchas veces y admirable por la diversidad de
sufrimientos y tormentos padecidos, descansó ya anciano, manteniendo siempre la
fe, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno. († c. 265)
San Amancio de
Como, obispo
En
Como, de la Liguria, san Amancio, obispo, que fue el tercero en la cátedra de
esta Iglesia y fundó la basílica de los Apóstoles. († c. 448)
Beato Clemente
de Ósimo, religioso presbítero
En
Orvieto, de la Toscana, en Italia, beato Clemente de Osimo, presbítero de la
Orden de Ermitaños de San Agustín, que dirigió y promovió la Orden con gran
eficacia y adaptó sabiamente sus leyes. († 1291)
Beato Julián de
San Agustín, religioso
En
Alcalá de Henares, en España, beato Julián de San Agustín, religioso de la
Orden de Hermanos Menores Descalzos, que, tomado por loco a causa de su
exagerada penitencia, y varias veces rechazado de la vida religiosa, predicó a
Cristo más con el ejemplo de su virtud que con la palabra. († 1606)
Santa Julia
Billiart, virgen y fundadora
En
Namur, junto al Mosa, en Brabante, santa Julia Billiart, virgen, que, para
asegurar la educación de las jóvenes, fundó la Congregación de Hermanas de
Nuestra Señora y propagó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. († 1816)
Beato Augusto
Czartoryski, religioso presbítero
En
Alassio, cerca de Albenga, de la Liguria, en Italia, beato Augusto Czartoryski,
presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, cuya salud enfermiza no le
impidió caminar según la llamada de Dios y mostrar eximios ejemplos de
santidad. († 1893)
Beato Domingo
del Santísimo Sacramento Iturrate, religioso presbítero
En el convento de Belmonte, cerca de Cuenca, en España, beato Domingo del Santísimo Sacramento Iturrate, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, que trabajó con todas sus fuerzas para la salvación de las almas y en magnificar la gloria de la Trinidad. († 1927)
LITURGIA DE HOY
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Monición de entrada
Celebramos
hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor, momento central de la Historia
de la Salvación en que la Virgen María con su «sí» hace posible el
designio de Dios. Llegada la plenitud de los tiempos, por nosotros los hombres
y por nuestra salvación, el Hijo de Dios se encarnó por obra del Espíritu Santo
en las entrañas de la Virgen Madre.
Antífona de entrada Hb 10, 5. 7
El Señor al entrar en el mundo dice: He aquí que vengo para hacer tu
voluntad.
Acto penitencial
- Tú, que te hiciste semejante a nosotros, excepto en el pecado: Señor,
ten piedad.
R. Señor,
ten piedad.
- Tú, que al entrar en el mundo te ofreciste en sacrificio por nosotros:
Cristo, ten piedad.
R. Cristo,
ten piedad.
- Tú, el fruto bendito del vientre de María: Señor, ten piedad.
R. Señor,
ten piedad.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, has querido que tu Verbo
asumiera la verdad de la carne humana
en el seno de la Virgen María,
concédenos que cuantos confesamos
a nuestro Redentor Dios y hombre
merezcamos ser partícipes también de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Celebramos hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor, momento central de la Historia de la Salvación en que la Virgen María con su «sí» hace posible el designio de Dios. Llegada la plenitud de los tiempos, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, el Hijo de Dios se encarnó por obra del Espíritu Santo en las entrañas de la Virgen Madre.
Antífona de entrada Hb 10, 5. 7
El Señor al entrar en el mundo dice: He aquí que vengo para hacer tu
voluntad.
Acto penitencial
- Tú, que te hiciste semejante a nosotros, excepto en el pecado: Señor,
ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú, que al entrar en el mundo te ofreciste en sacrificio por nosotros:
Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú, el fruto bendito del vientre de María: Señor, ten piedad.
R. Señor,
ten piedad.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, has querido que tu Verbo
asumiera la verdad de la carne humana
en el seno de la Virgen María,
concédenos que cuantos confesamos
a nuestro Redentor Dios y hombre
merezcamos ser partícipes también de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA Mirad:
la virgen está encinta
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10
EN AQUELLOS DÍAS, el Señor habló a Acaz y le dijo:
«Pide
un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz:
«No
lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha,
casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi
Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está
encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, porque con
nosotros está Dios».
Palabra
de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 [R.: cf. 8a y 9a])
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad
V. Tú
no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. «-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. No me he guardado en el pecho tu justicia,
he
contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
SEGUNDA
LECTURAAsí
está escrito en el comienzo del libro acerca de mi: para hacer, ¡oh, Dios!, tu
voluntad
Lectura
de la carta a los Hebreos 10, 4-10
HERMANOS:
Es imposible que la sangre de los toros y de los machos
cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dice:
«Tú
no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero
me formaste un cuerpo;
no
aceptaste
holocaustos
ni víctimas expiatorias.
Entonces
yo dije: He aquí que vengo
-pues
está escrito en el comienzo del libro acerca de mi-
para
hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni
holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la
oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn
1, 14ab
R. Aleluya, aleluya,
aleluya.
V. El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
y
hemos contemplado su gloria. R.
EVANGELIO
Concebirás
en tu vientre y darás a luz un hijo
✠Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
EN AQUEL TIEMPO, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo
era aquél. El ángel le dijo:
«No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre
y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará
Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo
será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu
pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He
aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Palabra del Señor.
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)
Oración de los fieles
Recordando,
hermanos, el momento en que el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre
nosotros, presentamos nuestras humildes súplicas por mediación de aquél que
entró en el mundo ofreciéndose como víctima de salvación.
- Por
la Iglesia, voz de los que no tienen voz: para que, fiel a su misión de
iluminar las conciencias de los creyentes y de los hombres de buena voluntad,
recuerde constantemente a todos que la vida humana es un don precioso de Dios.
Roguemos al Señor.
- Por
todos aquellos a los que aún no ha sido anunciado el Evangelio, para que Dios
les envíe mensajeros de su Palabra. Roguemos al Señor.
- Por
los enfermos, los marginados y los que sufren por cualquier causa, para que
reciban con esperanza el anuncio de la redención de sus sufrimientos en el
misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por
todos y cada uno de los presentes, para que recibamos en nuestro corazón la
palabra divina y, a ejemplo de María, la Virgen creyente, estemos siempre
dispuestos a hacer su voluntad. Roguemos al Señor.
Escucha la oración de tu
Iglesia, Señor,
que contempla el misterio de
la encarnación de tu Hijo,
y atiende nuestras
peticiones
por intercesión de la
bienaventurada Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10
EN AQUELLOS DÍAS, el Señor habló a Acaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, porque con nosotros está Dios».
Palabra
de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 [R.: cf. 8a y 9a])
R. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad
V. Tú
no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. «-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V. No me he guardado en el pecho tu justicia,
he
contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
HERMANOS:
Es imposible que la sangre de los toros y de los machos
cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dice:
«Tú
no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero
me formaste un cuerpo;
no
aceptaste
holocaustos
ni víctimas expiatorias.
Entonces
yo dije: He aquí que vengo
-pues
está escrito en el comienzo del libro acerca de mi-
para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la
oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Aleluya Jn 1, 14ab
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
y
hemos contemplado su gloria. R.
EVANGELIO
Concebirás
en tu vientre y darás a luz un hijo
EN AQUEL TIEMPO, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo
era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Palabra del Señor.
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)
Oración de los fieles
Recordando, hermanos, el momento en que el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, presentamos nuestras humildes súplicas por mediación de aquél que entró en el mundo ofreciéndose como víctima de salvación.
- Por la Iglesia, voz de los que no tienen voz: para que, fiel a su misión de iluminar las conciencias de los creyentes y de los hombres de buena voluntad, recuerde constantemente a todos que la vida humana es un don precioso de Dios. Roguemos al Señor.
- Por todos aquellos a los que aún no ha sido anunciado el Evangelio, para que Dios les envíe mensajeros de su Palabra. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, los marginados y los que sufren por cualquier causa, para que reciban con esperanza el anuncio de la redención de sus sufrimientos en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por todos y cada uno de los presentes, para que recibamos en nuestro corazón la palabra divina y, a ejemplo de María, la Virgen creyente, estemos siempre dispuestos a hacer su voluntad. Roguemos al Señor.
que contempla el misterio de la encarnación de tu Hijo,
y atiende nuestras peticiones
por intercesión de la bienaventurada Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración
sobre las ofrendasDios todopoderoso,
dígnate aceptar los dones de
tu Iglesia,
para que se alegre al
celebrar los misterios en esta solemnidad,
pues reconoce que ha tenido
su origen en la encarnación de tu Unigénito.
El, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
dígnate aceptar los dones de tu Iglesia,
para que se alegre al celebrar los misterios en esta solemnidad,
pues reconoce que ha tenido su origen en la encarnación de tu Unigénito.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIOEl
misterio de la encarnación
En verdad es justo y
necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en
todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen escuchó con
fe, del mensajero celeste:
que iba a nacer entre los
hombres y en favor de los hombres,
por la fuerza del Espíritu
Santo que la cubrió con su sombra,
aquel a quien llevó en sus
purísimas,
para que se cumpliesen así,
verdaderamente, las promesas hechas a los hijos de Israel,
y se manifestara la
esperanza de los pueblos que debía realizarse de modo inefable.
Por él, los coros de los
ángeles
adoran tu gloria
eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus
voces cantando con ellos tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona
de comunión Is 7, 14
Mirad:
la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.
Oración
después de la comuniónTe pedimos, Señor, que
confirmes en nuestros corazones
los sacramentos de la
verdadera fe,
para que cuantos confesamos
al Hijo concebido por la Virgen,
Dios y hombre verdadero,
merezcamos llegar a la
alegría eterna
por la fuerza de su
resurrección salvadora.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
que iba a nacer entre los hombres y en favor de los hombres,
por la fuerza del Espíritu Santo que la cubrió con su sombra,
aquel a quien llevó en sus purísimas,
para que se cumpliesen así, verdaderamente, las promesas hechas a los hijos de Israel,
y se manifestara la esperanza de los pueblos que debía realizarse de modo inefable.
Por él, los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:
Antífona de comunión Is 7, 14
Mirad:
la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.
los sacramentos de la verdadera fe,
para que cuantos confesamos al Hijo concebido por la Virgen,
Dios y hombre verdadero,
merezcamos llegar a la alegría eterna
por la fuerza de su resurrección salvadora.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Y la que ha de ser Madre de Dios confía en que su virginidad ha de permanecer sin detrimento. ¿Por qué había de dudar de este nuevo género de concepción, si se le promete que el Altísimo pondrá en juego su poder? Su fe y su confianza quedan, además, confirmadas al saber que Isabel ha obtenido también una inesperada fecundidad: el que es capaz de hacer concebir a una mujer estéril puede hacer lo mismo con una mujer virgen» (San León Magno).
«El ángel se va, la misión permanece, y junto con Ella madura la cercanía interior de Dios» (Benedicto XVI).
«La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que ‘nada es imposible para Dios’ (Lc 1,37) y dando su asentimiento: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’ (Lc 1,38) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 148).
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