PROGRAMA PARROQUIAL:DOMINGO, 05 DE OCTUBREPARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).
-Acogida y saludo al Simpecado de Nuestra Señora del Rocío de la Hermandad de Huelva sobre las 12.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Domingo de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario (a las 12.30 h.).
-Acogida y saludo al Simpecado de Nuestra Señora del Rocío de la Hermandad de Huelva sobre las 12.30 h.).
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).
-Acogida y saludo al Simpecado de Nuestra Señora del Rocío de la Hermandad de Huelva sobre las 12.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
¡¡ATENCIÓN!!
¡¡ATENCIÓN!!
¡¡CAMBIO DE HORARIO
A PARTIR DEL 1 DE OCTUBRE!!
HORARIOS
PARROQUIA NTRA. SRA. DEL CARMEN
(HUELVA)
HORARIO DE INVIERNO
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 18.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 17.00-18.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 11.00 h.
* CONFESIONES:
- Media hora antes de Misa.* DESPACHO PARRROQUIAL:
- De Martes a Viernes: de 17.00-18.00 h.
- Cáritas parroquial: Martes, de 10.00-12.00 h.
HORARIOS
PARROQUIA NTRA. SRA. DE LOS DOLORES
(HUELVA)
HORARIO DE INVIERNO
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 19.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 18.00-19.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 12.30 h.
* CONFESIONES:
- Media hora antes de Misa.* DESPACHO PARRROQUIAL:
- Martes, Jueves y Viernes: de 18.00-19.00 h.
- Cáritas parroquial: Jueves, de 18.00-20.00 h. (excepto el mes de agosto).
¡¡CAMBIO DE HORARIO
A PARTIR DEL 1 DE OCTUBRE!!
HORARIOS
(HUELVA)
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)
* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 18.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 17.00-18.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 11.00 h.
* CONFESIONES:
* DESPACHO PARRROQUIAL:
- De Martes a Viernes: de 17.00-18.00 h.
- Cáritas parroquial: Martes, de 10.00-12.00 h.
HORARIOS
(HUELVA)
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)
* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 19.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 18.00-19.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 12.30 h.
* CONFESIONES:
* DESPACHO PARRROQUIAL:
- Martes, Jueves y Viernes: de 18.00-19.00 h.
- Cáritas parroquial: Jueves, de 18.00-20.00 h. (excepto el mes de agosto).
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ADORACIÓN PERPETUA
ADORACIÓN PERPETUA
DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO
Parroquia Ntra. Sra. de la MercedInstituto del Verbo EncarnadoCapilla "San Ignacio de Loyola"(Manresa, España)
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)
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El santo del día en un minuto
Témporas de acción de gracias y de petición al comenzar el otoño
Las Témporas de Acción de gracias y Peticiónque la comunidad cristiana ofrece a Dios
(Tomado de Jesús Martí Ballester | Fuente: www.jmarti.ciberia.es)
«Las Témporas -dice el Misal- son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual». La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre, pues su localización en el calendario e incluso su duración dependen de las Conferencias Episcopales de cada país, dada la disparidad de las estaciones. Nos estamos quejando de la sequía, aquí, en otros lugares de inundaciones, en otros de huracanes y catástrofes en transportes aéreos, etc. Nos urge, pues la oración, la invocación a la protección de los Santos con sus letanías, ¿por qué no acudimos a Dios para que libre a la humanidad de tanta calamidad? El día de las Témporas es un día propicio para esta oración colectiva. Y esto es lo que se propone este Reportaje. Hacer ver la importancia de este día y de esta plegaria.
Institución Antiquísima
Las Témporas, y las Rogativas, son una antiquísima institución litúrgica vinculada a las cuatro estaciones del año, para reunir a la comunidad, instando al ayuno y a la oración, para dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y pedir su bendición sobre el trabajo de los hombres. Nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana. Al principio se celebraban en otoño, invierno y verano, en los meses de septiembre, diciembre y junio. Por los sermones de San León Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales. .
Léxicamente la palabra témpora significa tiempo de ayuno en cada una de las estaciones del año. Litúrgicamente en la ordenación anterior a la reforma del Vaticano II se celebraban las témporas correspondientes al inicio del invierno, de la primavera, del verano y del invierno. Era el tiempo designado también, junto con las plegarias, rogativas y ayuno, para conferir las Órdenes sagradas. Yo recibí el Subdiaconado el 21 de septiembre, el Diaconado el 21 de diciembre y el Presbiterado el 31 de mayo, Vigilia de Pentecostés.
En la actual ordenación la iglesia celebra una sola vez al año el día de la acción de gracias. Es un día al final del verano en el que agradece los frutos de las cosechas, aunque no se puede limitar este gesto elemental a un día determinado. En cada día y en cada momento hay motivos para dar gracias a Dios por el don de la vida. Dar gracias es un rasgo fundamentalmente cristiano y humano. La dialéctica humana funciona en términos de "doy para que me des", pero la dialéctica divina se cambia por estos otros: "Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy poco, pero si sale del corazón es la más noble expresión de un sentimiento humano.
Oración de alabanza
Dar gracias también por la enfermedad, ya que puede ocurrir que se necesite como medicina del espíritu y por eso hay que dar gracias también por la enfermedad. La oración de alabanza es la más excelsa, también la gratitud, debe salir del corazón. Eso agrada mucho a Dios, como lo demuestra en la queja de Jesús en el caso de los leprosos. De los diez leprosos, nueve de ellos quedaron curados, el décimo creyó y fue salvado. No es lo mismo curar que salvar. La curación se produce en el exterior. La salvación afecta a la totalidad de la persona. Uno de los diez leprosos se mostró agradecido y en ese gesto encontró la fe y la salvación. Los nueve restantes sólo encontraron la curación.
Nacieron en Roma
Las Témporas nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana. Al principio tuvieron lugar en las estaciones del otoño, invierno y verano, en los meses de septiembre, diciembre y junio. Por algunos sermones de San León Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales, que comprendían la eucaristía, además del ayuno. Pretender relacionarlas con cultos naturalistas pre-cristianos es pura imaginación, aunque es evidente su relación con la vida agraria, propia de aquellos tiempos. Las Témporas son un acercamiento mutuo de la liturgia y la vida humana, en el afán de encontrar en Dios la fuente de todo don y la santificación de la tarea de los hombres. Hoy, considerada la extensión de la Iglesia y su presencia en los pueblos más diversos, se imponía una revisión y una adaptación de esta vieja celebración litúrgica, que ya no tiene por qué ser agraria ni campesina únicamente, sino que puede ser muy bien urbana y cercana a las preocupaciones del hombre del cemento. Lo importante es que se viva y se celebre la obra de Dios en el hombre y con la ayuda del hombre; con un espíritu de fe y de acción de gracias del creyente, que sabe que lo temporal tiene su propia autonomía, pero sin romper con Dios y sin ir en contra de su voluntad salvadora: «Todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo, y Cristo, de Dios» (1 Cor 3,22).
Ciclo vital
La piedad popular está atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol las haga germinar. Tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención. Coronarás el año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra. Terminada la recolección de las cosechas y el periodo anual de descanso la Iglesia celebra las Témporas. Se convierte también en tiempo propicio para pedir ayuda al Señor para recomenzar de nuevo en las actividades del trabajo normal y en construcción de la vida interior de cada persona, su maduración en Cristo. Agradecer y pedir son dos modos de relacionarnos con Dios. Tenemos muchas necesidades, a la vez que hemos recibido mucho y lo debemos agradecer. Si no nos damos cuenta de lo que recibimos, no nos sentimos obligados a agradecer con amor.
La gratitud
Siempre podemos ofrecer nuestro agradecimiento que, si es sincero, basta. El que no es agradecido es sumamente pobre. Quien no da gracias a Dios es porque no está convencido de deberle nada. Pero a Dios se le debe todo. Un rabino daba gracias a Dios "por todo". - "¡Pero si no tienes nada!", le replicó otro que le oía. A lo que respondió: "Yo necesitaba la pobreza y Dios me la ha dado".
El camino de amor pasa por la gratitud: Lo recordaba al pueblo Moisés: “No te olvides del Señor. No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críes tus reses y ovejas, aumentes tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que te saco agua de una roca de pedernal”. La vida de Jesus es una continua acción de gracias al Padre. Cuando va a resucitar a Lázaro, habla con su Padre: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado”. Antes de le multiplicación de los panes, Jesús tomo los panes y, dando gracias, dio a los que estaban recostados, e igualmente los peces... En la institución de la Eucaristía, antes de pronunciar las palabras sobre el pan y el vino, el Señor dio gracias. Por eso podemos decir, según Juan Pablo II -que su oración, y toda su existencia terrena, se convirtió en revelación de esta verdad fundamental enunciada por la Carta de Santiago: Todo don bueno y toda dadiva perfecta viene de arriba, desciende del Padre de las luces... (Sant 1, 17)-. La acción de gracias es como una restitución, porque todo tiene en El su principio y su fuente. Demos gracias al Señor Nuestro Dios, decimos con la Iglesia en el centro de la liturgia eucarística. Nada hay más justo y necesario que dar gracias al Señor todos los días de nuestra vida, y el mayor agradecimiento a Dios es amar nuestra condición de hijos suyos. San Pablo dice a los paganos que, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias.
Motivos para dar gracias
Este año hemos recibido plenitud de dones del Señor: unos claros y visibles; otros, quizá más valiosos, han quedado ocultos: peligros del alma y del cuerpo de los que hemos sido librados; personas a las que hemos conocido y que tendrán una importancia decisiva en nuestra salvación; gracias y ayudas; acontecimientos que quizás hemos negativos, enfermedades, fracasos, veremos que han sido regalos de Dios. Nuestra vida entera es un bien inmerecido. Por eso las acciones de gracias deben ser continuas. En el Prefacio de la Misa, recordamos que es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo. ¡Dios mío, gracias! Y el alma se llena de paz, porque entiende que de aquello que parece poco grato o no deseable, Dios sacará mucho fruto. Este gracias es como el leño que Dios mostró a Moisés, que arrojado en las aguas amargas, las trocó en dulces (Ex 15, 25). Con la acción de gracias continua, la petición reiterada, porque son muchas las ayudas que necesitamos, sin las cuales no podremos seguir el camino del crecimiento.
Pedid y Recibiréis
Aunque el Señor nos concede muchos dones sin que se los pidamos, ha dispuesto concedernos otros si se los pedimos con la fuerza de la oración. Es necesario que pidamos, es preciso orar siempre y no desfallecer con la seguridad de que nuestras oraciones serán siempre atendidas. Dios mismo es garante de que todo lo que pidamos se nos concederá. “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. Cuanto mas pedimos, más nos acercamos a Dios, más crece nuestra amistad con El. En la tierra, cuando hay que pedir un favor a un poderoso se busca un lazo que nos una a el, el momento oportuno, en que se encuentre de buen animo... Dios siempre está dispuesto a escucharnos. “¿Acaso si alguno de vosotros, si un hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que se las pidan?
Témporas de acción de gracias y de petición al comenzar el otoño
(Tomado de Jesús Martí Ballester | Fuente: www.jmarti.ciberia.es)
«Las Témporas -dice el Misal- son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual». La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre, pues su localización en el calendario e incluso su duración dependen de las Conferencias Episcopales de cada país, dada la disparidad de las estaciones. Nos estamos quejando de la sequía, aquí, en otros lugares de inundaciones, en otros de huracanes y catástrofes en transportes aéreos, etc. Nos urge, pues la oración, la invocación a la protección de los Santos con sus letanías, ¿por qué no acudimos a Dios para que libre a la humanidad de tanta calamidad? El día de las Témporas es un día propicio para esta oración colectiva. Y esto es lo que se propone este Reportaje. Hacer ver la importancia de este día y de esta plegaria.
Institución Antiquísima
Las Témporas, y las Rogativas, son una antiquísima institución litúrgica vinculada a las cuatro estaciones del año, para reunir a la comunidad, instando al ayuno y a la oración, para dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y pedir su bendición sobre el trabajo de los hombres. Nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana. Al principio se celebraban en otoño, invierno y verano, en los meses de septiembre, diciembre y junio. Por los sermones de San León Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales. .
Léxicamente la palabra témpora significa tiempo de ayuno en cada una de las estaciones del año. Litúrgicamente en la ordenación anterior a la reforma del Vaticano II se celebraban las témporas correspondientes al inicio del invierno, de la primavera, del verano y del invierno. Era el tiempo designado también, junto con las plegarias, rogativas y ayuno, para conferir las Órdenes sagradas. Yo recibí el Subdiaconado el 21 de septiembre, el Diaconado el 21 de diciembre y el Presbiterado el 31 de mayo, Vigilia de Pentecostés.
En la actual ordenación la iglesia celebra una sola vez al año el día de la acción de gracias. Es un día al final del verano en el que agradece los frutos de las cosechas, aunque no se puede limitar este gesto elemental a un día determinado. En cada día y en cada momento hay motivos para dar gracias a Dios por el don de la vida. Dar gracias es un rasgo fundamentalmente cristiano y humano. La dialéctica humana funciona en términos de "doy para que me des", pero la dialéctica divina se cambia por estos otros: "Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy poco, pero si sale del corazón es la más noble expresión de un sentimiento humano.
Oración de alabanza
Dar gracias también por la enfermedad, ya que puede ocurrir que se necesite como medicina del espíritu y por eso hay que dar gracias también por la enfermedad. La oración de alabanza es la más excelsa, también la gratitud, debe salir del corazón. Eso agrada mucho a Dios, como lo demuestra en la queja de Jesús en el caso de los leprosos. De los diez leprosos, nueve de ellos quedaron curados, el décimo creyó y fue salvado. No es lo mismo curar que salvar. La curación se produce en el exterior. La salvación afecta a la totalidad de la persona. Uno de los diez leprosos se mostró agradecido y en ese gesto encontró la fe y la salvación. Los nueve restantes sólo encontraron la curación.
Nacieron en Roma
Las Témporas nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana. Al principio tuvieron lugar en las estaciones del otoño, invierno y verano, en los meses de septiembre, diciembre y junio. Por algunos sermones de San León Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales, que comprendían la eucaristía, además del ayuno. Pretender relacionarlas con cultos naturalistas pre-cristianos es pura imaginación, aunque es evidente su relación con la vida agraria, propia de aquellos tiempos. Las Témporas son un acercamiento mutuo de la liturgia y la vida humana, en el afán de encontrar en Dios la fuente de todo don y la santificación de la tarea de los hombres. Hoy, considerada la extensión de la Iglesia y su presencia en los pueblos más diversos, se imponía una revisión y una adaptación de esta vieja celebración litúrgica, que ya no tiene por qué ser agraria ni campesina únicamente, sino que puede ser muy bien urbana y cercana a las preocupaciones del hombre del cemento. Lo importante es que se viva y se celebre la obra de Dios en el hombre y con la ayuda del hombre; con un espíritu de fe y de acción de gracias del creyente, que sabe que lo temporal tiene su propia autonomía, pero sin romper con Dios y sin ir en contra de su voluntad salvadora: «Todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo, y Cristo, de Dios» (1 Cor 3,22).
Ciclo vital
La piedad popular está atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol las haga germinar. Tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención. Coronarás el año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra. Terminada la recolección de las cosechas y el periodo anual de descanso la Iglesia celebra las Témporas. Se convierte también en tiempo propicio para pedir ayuda al Señor para recomenzar de nuevo en las actividades del trabajo normal y en construcción de la vida interior de cada persona, su maduración en Cristo. Agradecer y pedir son dos modos de relacionarnos con Dios. Tenemos muchas necesidades, a la vez que hemos recibido mucho y lo debemos agradecer. Si no nos damos cuenta de lo que recibimos, no nos sentimos obligados a agradecer con amor.
La gratitud
Siempre podemos ofrecer nuestro agradecimiento que, si es sincero, basta. El que no es agradecido es sumamente pobre. Quien no da gracias a Dios es porque no está convencido de deberle nada. Pero a Dios se le debe todo. Un rabino daba gracias a Dios "por todo". - "¡Pero si no tienes nada!", le replicó otro que le oía. A lo que respondió: "Yo necesitaba la pobreza y Dios me la ha dado".
El camino de amor pasa por la gratitud: Lo recordaba al pueblo Moisés: “No te olvides del Señor. No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críes tus reses y ovejas, aumentes tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que te saco agua de una roca de pedernal”. La vida de Jesus es una continua acción de gracias al Padre. Cuando va a resucitar a Lázaro, habla con su Padre: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado”. Antes de le multiplicación de los panes, Jesús tomo los panes y, dando gracias, dio a los que estaban recostados, e igualmente los peces... En la institución de la Eucaristía, antes de pronunciar las palabras sobre el pan y el vino, el Señor dio gracias. Por eso podemos decir, según Juan Pablo II -que su oración, y toda su existencia terrena, se convirtió en revelación de esta verdad fundamental enunciada por la Carta de Santiago: Todo don bueno y toda dadiva perfecta viene de arriba, desciende del Padre de las luces... (Sant 1, 17)-. La acción de gracias es como una restitución, porque todo tiene en El su principio y su fuente. Demos gracias al Señor Nuestro Dios, decimos con la Iglesia en el centro de la liturgia eucarística. Nada hay más justo y necesario que dar gracias al Señor todos los días de nuestra vida, y el mayor agradecimiento a Dios es amar nuestra condición de hijos suyos. San Pablo dice a los paganos que, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias.
Motivos para dar gracias
Este año hemos recibido plenitud de dones del Señor: unos claros y visibles; otros, quizá más valiosos, han quedado ocultos: peligros del alma y del cuerpo de los que hemos sido librados; personas a las que hemos conocido y que tendrán una importancia decisiva en nuestra salvación; gracias y ayudas; acontecimientos que quizás hemos negativos, enfermedades, fracasos, veremos que han sido regalos de Dios. Nuestra vida entera es un bien inmerecido. Por eso las acciones de gracias deben ser continuas. En el Prefacio de la Misa, recordamos que es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo. ¡Dios mío, gracias! Y el alma se llena de paz, porque entiende que de aquello que parece poco grato o no deseable, Dios sacará mucho fruto. Este gracias es como el leño que Dios mostró a Moisés, que arrojado en las aguas amargas, las trocó en dulces (Ex 15, 25). Con la acción de gracias continua, la petición reiterada, porque son muchas las ayudas que necesitamos, sin las cuales no podremos seguir el camino del crecimiento.
Pedid y Recibiréis
Aunque el Señor nos concede muchos dones sin que se los pidamos, ha dispuesto concedernos otros si se los pedimos con la fuerza de la oración. Es necesario que pidamos, es preciso orar siempre y no desfallecer con la seguridad de que nuestras oraciones serán siempre atendidas. Dios mismo es garante de que todo lo que pidamos se nos concederá. “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. Cuanto mas pedimos, más nos acercamos a Dios, más crece nuestra amistad con El. En la tierra, cuando hay que pedir un favor a un poderoso se busca un lazo que nos una a el, el momento oportuno, en que se encuentre de buen animo... Dios siempre está dispuesto a escucharnos. “¿Acaso si alguno de vosotros, si un hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que se las pidan?
Santos Mártires de Tréveris, mártires
En Tréveris, en la Galia Bélgica, conmemoración de los santos mártires que, durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, recibieron la palma del martirio.
Santa Caritina, mártir
En la ciudad de Gorgos, en Cilicia, santa Caritina, mártir.
Santa Mamlaca, virgen y mártir
Conmemoración de santa Mamlaca, virgen y mártir, que, oriunda de la región de Beth Garmay, se trasladó a Persia, donde fue condenada a muerte por el rey Sapor II.
San Apolinar de Valence, obispo
En Valence, en la región de la Galia Vienense, san Apolinar, obispo, hermano de san Avito, obispo de Vienne, que, hombre lleno de fervor por la justicia y la honestidad, supo restituir el vigor y el esplendor de la religión cristiana en esta sede, durante largo tiempo desprovista de pastor.
Santos Mauro y Plácido, monjes
Conmemoración de los santos Mauro y Plácido, monjes, que desde su adolescencia fueron discípulos del abad san Benito.
San Jerónimo de Nevers, obispo
En Nevers, de Neustria, san Jerónimo, obispo, que enriqueció a su Iglesia con munificencia y solicitud pastoral.
San Meinulfo, diácono
En Paderborn, de Sajonia, san Meinulfo, diácono, que construyó y enriqueció el monasterio de Böddeken, y lo confió a una comunidad de vírgenes.
San Froilán de León, eremita y obispo
En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagó la vida monástica y se distinguió por su beneficencia hacia los pobres.
San Atilano de Zamora, monje y obispo
En Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes.
Beato Pedro de Imola, religioso
En Florencia, de la Toscana, beato Pedro de Imola, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se distinguió por su caridad en el cuidado de enfermos.
Santa Flora, virgen
En Beaulieu, en la región de Cahors, en Francia, conmemoración de santa Flora, virgen de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se dedicó a atender a los enfermos pobres en un hospital y vivió íntimamente unida, con el corazón y el cuerpo, a la Pasión de Cristo.
Beato Santos, monje
En Cora, del Lacio, beato Santos, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, al que seguían las multitudes cuando predicaba la Palabra de Dios.
Beato Raimundo delle Vigne, religioso presbítero
En Nüremberg, en Baviera, beato Raimundo delle Vigne o de Capua, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue prudente moderador espiritual de santa Catalina de Siena, de quien compuso una biografía.
Beato Mateo Carreri, religioso presbítero
En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo.
Beatos Guillermo Hartley, Juan Hewett y Roberto Sutton, mártires
En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Guillermo Hartley y Juan Hewett, presbíteros, y Roberto Sutton, que, por su constante fidelidad a la Iglesia católica, en tiempo de la reina Isabel I fueron ahorcados cerca de la ciudad, pero en distintos lugares.
Santa Ana Schäffer, virgen
En el lugar de Mindelstetten, en el territorio de Ratisbona, en Alemania, santa Ana Schäffer, virgen, la cual, a los diecinueve años, en su oficio de sirviente se abrasó con agua hirviendo y, después, tras agravarse su estado de salud, vivió con ánimo sereno en espíritu de pobreza y oración, ofreciendo su dolor por la salvación de las almas.
Beato Bartolomé Longo, fundador
En Pompeia, cerca de Nápoles, en Italia, beato Bartolomé Longo, jurisperito, que, preocupado por el culto a María y la formación cristiana de los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en el valle de Pompei, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los bienes que generosamente le dio su piadosa cónyuge.
San Tranquilino Ubiarco Robles, presbítero y mártir
Cerca de Tepatitlán, en México, san Tranquilino Ubiarco Robles, presbítero y mártir, que en la persecución contra la Iglesia no dejó de cumplir con sus funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de un árbol, y terminó así su glorioso martirio.
Beato Rafael Alcocer Martínez, presbítero y mártir
En la cuesta de La Elipa, Madrid, beato Rafael Alcocer Martínez, sacerdote profeso benedictino del priorato de Montserrat, dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos.
Santa María Faustina Kowalska, virgen
En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, que anunció solícita el misterio de la divina misericordia.
Beato Mariano Skrzypczak, presbítero y mártir
En la aldea de Plonkowo, también en Polonia, beato Mariano Skrzypczak, presbítero y mártir, que durante la ocupación de Polonia por un régimen contrario a Dios, por su invicta fe recibió el martirio al ser fusilado ante la iglesia del lugar.
Beato Alberto Marvelli, laico
En Rímini, Italia, beato Alberto Marvelli, laico.
Santos Mártires de Tréveris, mártires
En Tréveris, en la Galia Bélgica, conmemoración de los santos mártires que, durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, recibieron la palma del martirio.
Santa Caritina, mártir
En la ciudad de Gorgos, en Cilicia, santa Caritina, mártir.
Santa Mamlaca, virgen y mártir
Conmemoración de santa Mamlaca, virgen y mártir, que, oriunda de la región de Beth Garmay, se trasladó a Persia, donde fue condenada a muerte por el rey Sapor II.
San Apolinar de Valence, obispo
En Valence, en la región de la Galia Vienense, san Apolinar, obispo, hermano de san Avito, obispo de Vienne, que, hombre lleno de fervor por la justicia y la honestidad, supo restituir el vigor y el esplendor de la religión cristiana en esta sede, durante largo tiempo desprovista de pastor.
Santos Mauro y Plácido, monjes
Conmemoración de los santos Mauro y Plácido, monjes, que desde su adolescencia fueron discípulos del abad san Benito.
San Jerónimo de Nevers, obispo
En Nevers, de Neustria, san Jerónimo, obispo, que enriqueció a su Iglesia con munificencia y solicitud pastoral.
San Meinulfo, diácono
En Paderborn, de Sajonia, san Meinulfo, diácono, que construyó y enriqueció el monasterio de Böddeken, y lo confió a una comunidad de vírgenes.
San Froilán de León, eremita y obispo
En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagó la vida monástica y se distinguió por su beneficencia hacia los pobres.
San Atilano de Zamora, monje y obispo
En Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes.
Beato Pedro de Imola, religioso
En Florencia, de la Toscana, beato Pedro de Imola, caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se distinguió por su caridad en el cuidado de enfermos.
Santa Flora, virgen
En Beaulieu, en la región de Cahors, en Francia, conmemoración de santa Flora, virgen de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se dedicó a atender a los enfermos pobres en un hospital y vivió íntimamente unida, con el corazón y el cuerpo, a la Pasión de Cristo.
Beato Santos, monje
En Cora, del Lacio, beato Santos, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, al que seguían las multitudes cuando predicaba la Palabra de Dios.
Beato Raimundo delle Vigne, religioso presbítero
En Nüremberg, en Baviera, beato Raimundo delle Vigne o de Capua, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue prudente moderador espiritual de santa Catalina de Siena, de quien compuso una biografía.
Beato Mateo Carreri, religioso presbítero
En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo.
Beatos Guillermo Hartley, Juan Hewett y Roberto Sutton, mártires
En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Guillermo Hartley y Juan Hewett, presbíteros, y Roberto Sutton, que, por su constante fidelidad a la Iglesia católica, en tiempo de la reina Isabel I fueron ahorcados cerca de la ciudad, pero en distintos lugares.
Santa Ana Schäffer, virgen
En el lugar de Mindelstetten, en el territorio de Ratisbona, en Alemania, santa Ana Schäffer, virgen, la cual, a los diecinueve años, en su oficio de sirviente se abrasó con agua hirviendo y, después, tras agravarse su estado de salud, vivió con ánimo sereno en espíritu de pobreza y oración, ofreciendo su dolor por la salvación de las almas.
Beato Bartolomé Longo, fundador
En Pompeia, cerca de Nápoles, en Italia, beato Bartolomé Longo, jurisperito, que, preocupado por el culto a María y la formación cristiana de los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en el valle de Pompei, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los bienes que generosamente le dio su piadosa cónyuge.
San Tranquilino Ubiarco Robles, presbítero y mártir
Cerca de Tepatitlán, en México, san Tranquilino Ubiarco Robles, presbítero y mártir, que en la persecución contra la Iglesia no dejó de cumplir con sus funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de un árbol, y terminó así su glorioso martirio.
Beato Rafael Alcocer Martínez, presbítero y mártir
En la cuesta de La Elipa, Madrid, beato Rafael Alcocer Martínez, sacerdote profeso benedictino del priorato de Montserrat, dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos.
Santa María Faustina Kowalska, virgen
En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, que anunció solícita el misterio de la divina misericordia.
Beato Mariano Skrzypczak, presbítero y mártir
En la aldea de Plonkowo, también en Polonia, beato Mariano Skrzypczak, presbítero y mártir, que durante la ocupación de Polonia por un régimen contrario a Dios, por su invicta fe recibió el martirio al ser fusilado ante la iglesia del lugar.
Beato Alberto Marvelli, laico
En Rímini, Italia, beato Alberto Marvelli, laico.
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (C).
- Hab 1, 2-3; 2, 2-4. El justo por su fe vivirá.
- Sal 94. R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
- 2 Tim 1, 6-8. 13-14. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor.
- Lc 17, 5-10. ¡Si tuvierais fe!
Los apóstoles no han entendido bien, pues no se trata de aumentar, de grandezas, sino de pequeñez, pues la fe comienza por lo pequeño. Fe es reconocer nuestra propia debilidad y, así, desde una fe pequeña, pero capaz de acoger la salvación, damos el paso para aceptar la fuerza que nos viene de Dios. Creer es confianza en Jesús para estar donde él está, y estar con los que él está, con una fe pequeña que nos lleva a abandonarnos en él. Esta es la fe capaz de obrar milagros, capaz de transformar el mal en bien, y capaz de dar vida en medio de situaciones de muerte. Es la fe que perdona y busca siempre al otro rompiendo la barrera de la enemistad.
- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 6 de octubre, pág. 596.
CALENDARIOS: León y Lugo: San Froilán, obispo (S).
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (C).
- Hab 1, 2-3; 2, 2-4. El justo por su fe vivirá.
- Sal 94. R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
- 2 Tim 1, 6-8. 13-14. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor.
- Lc 17, 5-10. ¡Si tuvierais fe!
Los apóstoles no han entendido bien, pues no se trata de aumentar, de grandezas, sino de pequeñez, pues la fe comienza por lo pequeño. Fe es reconocer nuestra propia debilidad y, así, desde una fe pequeña, pero capaz de acoger la salvación, damos el paso para aceptar la fuerza que nos viene de Dios. Creer es confianza en Jesús para estar donde él está, y estar con los que él está, con una fe pequeña que nos lleva a abandonarnos en él. Esta es la fe capaz de obrar milagros, capaz de transformar el mal en bien, y capaz de dar vida en medio de situaciones de muerte. Es la fe que perdona y busca siempre al otro rompiendo la barrera de la enemistad.
- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 6 de octubre, pág. 596.
CALENDARIOS: León y Lugo: San Froilán, obispo (S).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Monición de entradaHemos sido convocados para alabar a Dios y para acoger la salvación que Dios nos regala por la participación en la eucaristía. Este es el gran sacramento de la fe que siempre pide de nosotros el crecimiento en la fe para descubrir a Dios en la celebración y para que esta fe sea la que mueva nuestras buenas obras y nuestra vida cotidiana. Con nosotros está el Señor, abramos nuestro corazón para encontrarnos con él.
Antífona de entrada Cf. Est 4, 17A tu poder, Señor, está sometido el mundo entero; nadie puede oponerse a ti. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que existen bajo el cielo. Tú eres Señor del universo.
Acto penitencial- Ayúdanos a superar nuestra incredulidad: Señor, ten piedad.R. Señor, ten piedad.- Queremos creer en ti: Cristo, ten piedad.R. Cristo, ten piedad.- Auméntanos la fe: Señor, ten piedad.R. Señor, ten piedad.
Gloria.
Oración colectaDIOS todopoderoso y eterno,
que desbordas con la abundancia de tu amor
los méritos y los deseos
de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia,
para que perdones lo que pesa en la conciencia
y nos concedas aun aquello
que la oración no menciona.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración colecta
que desbordas con la abundancia de tu amor
los méritos y los deseos
de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia,
para que perdones lo que pesa en la conciencia
y nos concedas aun aquello
que la oración no menciona.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA El
justo por su fe vivirá
Lectura de la profecía de Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4
¿HASTA cuándo, Señor,
pediré auxilio sin que me oigas,
te gritaré: Violencia!,
sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes
y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí
destrucción y violencia,
y surgen disputas
y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
Escribe la visión y grábala
en tablillas, que se lea de corrido;
pues la visión tiene un plazo,
pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella,
pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 [R.: cf. 7d-8a])R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».V. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.V. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis obras».
SEGUNDA LECTURA No te avergüences del testimonio de nuestro SeñorLectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 6-8. 13-14
QUERIDO HERMANO:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 [R.: cf. 7d-8a])
«No endurezcáis vuestro corazón».
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis obras».
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 6-8. 13-14
QUERIDO HERMANO:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.
Aleluya 1 Pe 1, 25
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. La palabra del Señor permanece para siempre;esta es la palabra del Evangelio que os ha sido anunciada. R/.
EVANGELIO
¡Si tuvierais fe... !
Se dice Credo.
* * * * *
Se dice Credo.
* * * * *
DOMINGO DE LA XXVII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)
Veamos en las lecturas de hoy una invitación a tomar muy en serio nuestra condición de creyentes
, es decir: los que hemos aceptado la revelación que nos pone delante nuestra condición de hijos de Dios. Nos sentimos obligados a vivir de la fe
(primera lectura) a guardar el preciosos depósito
recibido (segunda lectura) y además el sentirnos obligados
a hacerlo, pues, si lo hacemos, hemos hecho lo que teníamos que hacer
(Evangelio).
Es hermoso ver el aspecto positivo de esta nuestra condición de creyentes. Hemos encontrado respuesta a lo fundamental en nuestro vivir humano, lo hemos aceptado y obramos en consecuencia. Con ello damos su sentido a nuestra vida temporal y nos preparamos para la vida eterna.
El hombre, creado por Dios, se realiza plenamente cuando, con la ley de la fe, sabe lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo.
Tiene la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia un opúsculo muy denso que titula precisamente así: Yo tengo fe
. Veamos algún pequeño fragmento que nos ayudará a valorar lo que tenemos y a actuar en consecuencia:
Ante la realidad de Dios:
«¡¡¡Que todos se enteren que Dios es amor!!! Amor que se abrasa en deseos de comunicarse a las almas... ¡Que Dios es amor infinito...! ¡¡Que vengan todas las almas al regazo calentito del Padre-Amor!!».
«¡Que nadie se asuste de Dios...! ¡Que nadie tiemble de un Dios que ha muerto en la cruz por amor...! ¡Que se acerquen al seno calentito del Padre...! ¡Que vayan a la fuente de la Vida, que está en la Eucaristía...! ¡Que vayan las almas y coman al Verbo hecho carne!, que si comen al Verbo Encarnado, hecho Pan por amor, vivirán de la vida eterna en el seno de Dios... Porque donde está el Verbo, está el Padre y el Espíritu Santo. Y en nuestro seno pequeñito y en nuestro ser pequeñito, en el interior de nuestra alma, está Dios, si estamos en gracia...».
Ante la Eucaristía e Iglesia:
«¡Gracias, Jesús, por haberte quedado en la Eucaristía!; ¡yo te adoro!
¡Gracias, Jesús, por haberte quedado en la Eucaristía!; ¡yo te amo!»;
mi espíritu, sintiéndose profundamente impregnado y lleno del saboreo de la presencia de Jesús Sacramentado, ha ido ahondándose cada vez más en el misterio profundísimo de la Santa Madre Iglesia.
La cual, por medio de la fe llena de esperanza y repleta del amor del Espíritu Santo, con la donación de sus dones y frutos, se nos derrama a los que, hechos uno con la voluntad del Padre y bajo el impulso y el amor del Espíritu Santo, creemos y abrazamos todo cuanto Cristo, el Hijo de Dios Encarnado, de la misma naturaleza y sustancia del Padre y del Espíritu Santo, depositó en su seno de Madre, cuando la fundó;
encomendándosela a sus Apóstoles y al pastoreo de su perpetuación durante todos los tiempos en sus Sucesores; cimentándola sobre ellos, haciéndoles las Columnas del Nuevo Templo de Dios, «no construido por mano de hombres sino por el mismo Dios»5 , que tienen que conducir a la Iglesia erguida y valerosamente; Nueva y Celestial Jerusalén que, cual «torre fortificada», tiene en sus sienes coronadas, como real Cabeza, a «Cristo, y Éste crucificado»6 , que resucitó al tercer día;
y que, mediante el fruto de su Redención y su resurrección gloriosa, abrió con sus cinco llagas las puertas suntuosas y anchurosas de la Eternidad, cerradas por el pecado de nuestros Primeros Padres; resucitándonos a una vida nueva y liberándonos del pecado y de la muerte eterna como trofeo de gloria; Triunfador de la vida y de la muerte.
Ante cada uno de los sacramentos: (Bautismo)
Yo tengo fe, y por ello creo que, por medio de mi Bautismo, soy hija de la Santa Madre Iglesia, la Nueva Sión, y, hecha una con mis Obispos queridos y bajo la Sede de Pedro, en ella, por Cristo, con Él y en Él, soy hija de Dios, partícipe de la vida divina y heredera de su gloria.
«Es la Iglesia –escribía el 13 de septiembre de 1963– la que, mediante el Bautismo, llena la capacidad que Dios puso en ti para ser hijo suyo. Es el Bautismo la puerta que te introduce en el seno de tu Padre Dios y te hace partícipe de la Familia Divina, mediante la unción de la Divinidad, que, al caer sobre ti, te hace tener un sacerdocio místico, recibido del Sumo y Eterno Sacerdote, y que, por tu filiación divina, has de vivir en su máxima perfección.
5 Heb 8, 2. 6 1 Cor 2, 2.
Podríamos ir repasando cada uno de los sacramentos con sus contenidos llenos de luz y capaces de responder a todas las exigencias puestas por el mismo Dios en el alma y cauces por donde llega a nosotros toda la riqueza que la Iglesia tiene para sus hijos.
(En este mismo opúsculo la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia va ofreciendo abundantemente luz sobre todos los sacramentos).
¡Qué bonito sería repasar todas y cada una de las verdades de la fe y entrar en ellas no como quien aclarara los conceptos sino entrando en la vivencia experimental de cada una de ellas!
Vivir de fe no es vivir de oscuridad sino entrar en la luz de cada uno de los misterios y tener, como dice Santo Tomás, el gusto anticipado del conocimiento que nos hace bienaventurados en la vida futura
. (C.I.C. 184).
Veamos en las lecturas de hoy una invitación a tomar muy en serio nuestra condición de creyentes
, es decir: los que hemos aceptado la revelación que nos pone delante nuestra condición de hijos de Dios. Nos sentimos obligados a vivir de la fe
(primera lectura) a guardar el preciosos depósito
recibido (segunda lectura) y además el sentirnos obligados
a hacerlo, pues, si lo hacemos, hemos hecho lo que teníamos que hacer
(Evangelio).
Es hermoso ver el aspecto positivo de esta nuestra condición de creyentes. Hemos encontrado respuesta a lo fundamental en nuestro vivir humano, lo hemos aceptado y obramos en consecuencia. Con ello damos su sentido a nuestra vida temporal y nos preparamos para la vida eterna.
El hombre, creado por Dios, se realiza plenamente cuando, con la ley de la fe, sabe lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo.
Tiene la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia un opúsculo muy denso que titula precisamente así: Yo tengo fe
. Veamos algún pequeño fragmento que nos ayudará a valorar lo que tenemos y a actuar en consecuencia:
Ante la realidad de Dios:
«¡¡¡Que todos se enteren que Dios es amor!!! Amor que se abrasa en deseos de comunicarse a las almas... ¡Que Dios es amor infinito...! ¡¡Que vengan todas las almas al regazo calentito del Padre-Amor!!».
«¡Que nadie se asuste de Dios...! ¡Que nadie tiemble de un Dios que ha muerto en la cruz por amor...! ¡Que se acerquen al seno calentito del Padre...! ¡Que vayan a la fuente de la Vida, que está en la Eucaristía...! ¡Que vayan las almas y coman al Verbo hecho carne!, que si comen al Verbo Encarnado, hecho Pan por amor, vivirán de la vida eterna en el seno de Dios... Porque donde está el Verbo, está el Padre y el Espíritu Santo. Y en nuestro seno pequeñito y en nuestro ser pequeñito, en el interior de nuestra alma, está Dios, si estamos en gracia...».
Ante la Eucaristía e Iglesia:
«¡Gracias, Jesús, por haberte quedado en la Eucaristía!; ¡yo te adoro!
¡Gracias, Jesús, por haberte quedado en la Eucaristía!; ¡yo te amo!»;
mi espíritu, sintiéndose profundamente impregnado y lleno del saboreo de la presencia de Jesús Sacramentado, ha ido ahondándose cada vez más en el misterio profundísimo de la Santa Madre Iglesia.
La cual, por medio de la fe llena de esperanza y repleta del amor del Espíritu Santo, con la donación de sus dones y frutos, se nos derrama a los que, hechos uno con la voluntad del Padre y bajo el impulso y el amor del Espíritu Santo, creemos y abrazamos todo cuanto Cristo, el Hijo de Dios Encarnado, de la misma naturaleza y sustancia del Padre y del Espíritu Santo, depositó en su seno de Madre, cuando la fundó;
encomendándosela a sus Apóstoles y al pastoreo de su perpetuación durante todos los tiempos en sus Sucesores; cimentándola sobre ellos, haciéndoles las Columnas del Nuevo Templo de Dios, «no construido por mano de hombres sino por el mismo Dios»5 , que tienen que conducir a la Iglesia erguida y valerosamente; Nueva y Celestial Jerusalén que, cual «torre fortificada», tiene en sus sienes coronadas, como real Cabeza, a «Cristo, y Éste crucificado»6 , que resucitó al tercer día;
y que, mediante el fruto de su Redención y su resurrección gloriosa, abrió con sus cinco llagas las puertas suntuosas y anchurosas de la Eternidad, cerradas por el pecado de nuestros Primeros Padres; resucitándonos a una vida nueva y liberándonos del pecado y de la muerte eterna como trofeo de gloria; Triunfador de la vida y de la muerte.
Ante cada uno de los sacramentos: (Bautismo)
Yo tengo fe, y por ello creo que, por medio de mi Bautismo, soy hija de la Santa Madre Iglesia, la Nueva Sión, y, hecha una con mis Obispos queridos y bajo la Sede de Pedro, en ella, por Cristo, con Él y en Él, soy hija de Dios, partícipe de la vida divina y heredera de su gloria.
«Es la Iglesia –escribía el 13 de septiembre de 1963– la que, mediante el Bautismo, llena la capacidad que Dios puso en ti para ser hijo suyo. Es el Bautismo la puerta que te introduce en el seno de tu Padre Dios y te hace partícipe de la Familia Divina, mediante la unción de la Divinidad, que, al caer sobre ti, te hace tener un sacerdocio místico, recibido del Sumo y Eterno Sacerdote, y que, por tu filiación divina, has de vivir en su máxima perfección.
5 Heb 8, 2. 6 1 Cor 2, 2.
Podríamos ir repasando cada uno de los sacramentos con sus contenidos llenos de luz y capaces de responder a todas las exigencias puestas por el mismo Dios en el alma y cauces por donde llega a nosotros toda la riqueza que la Iglesia tiene para sus hijos.
(En este mismo opúsculo la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia va ofreciendo abundantemente luz sobre todos los sacramentos).
¡Qué bonito sería repasar todas y cada una de las verdades de la fe y entrar en ellas no como quien aclarara los conceptos sino entrando en la vivencia experimental de cada una de ellas!
Vivir de fe no es vivir de oscuridad sino entrar en la luz de cada uno de los misterios y tener, como dice Santo Tomás, el gusto anticipado del conocimiento que nos hace bienaventurados en la vida futura
. (C.I.C. 184).
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasACEPTA, Señor, el sacrificio establecido por ti
y, por estos santos misterios
que celebramos en razón de nuestro ministerio,
perfecciona en nosotros como conviene
la obra santificadora de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
y, por estos santos misterios
que celebramos en razón de nuestro ministerio,
perfecciona en nosotros como conviene
la obra santificadora de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
El misterio de la salvación en Cristo
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.Por él, que es tu palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.Él, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.Por eso,
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Cf. Lam 3, 25El Señor es bueno para quienes esperan en él, para quien lo busca. O bien: Cf. 1 Cor 10, 17Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan y participamos del mismo cáliz.
Oración después de la comuniónCONCÉDENOS, Dios todopoderoso,
que nos alimentemos y saciemos en los sacramentos recibidos,
hasta que nos transformemos en lo que hemos tomado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
El misterio de la salvación en Cristo
es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:
que nos alimentemos y saciemos en los sacramentos recibidos,
hasta que nos transformemos en lo que hemos tomado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Ama la Sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias. Que sea para ti como tus collares y tus pendientes» (San Jerónimo).
«En la Cruz Jesús ya no nos habla en comparaciones: es Él mismo» (Benedicto XVI).
«(…) Ante el Sanedrín, a la pregunta de sus acusadores: ‘Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?’, Jesús ha respondido: ‘Vosotros lo decís: Yo soy’ (Lc 22,70). Ya mucho antes, Él se designó como el ‘Hijo’ que conoce al Padre (cf. Mt 11,27), que es distinto de los ‘siervos’ que Dios envió antes a su pueblo (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 443).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Ama la Sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias. Que sea para ti como tus collares y tus pendientes» (San Jerónimo).
«En la Cruz Jesús ya no nos habla en comparaciones: es Él mismo» (Benedicto XVI).
«(…) Ante el Sanedrín, a la pregunta de sus acusadores: ‘Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?’, Jesús ha respondido: ‘Vosotros lo decís: Yo soy’ (Lc 22,70). Ya mucho antes, Él se designó como el ‘Hijo’ que conoce al Padre (cf. Mt 11,27), que es distinto de los ‘siervos’ que Dios envió antes a su pueblo (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 443).
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