Semana II de Adviento:
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Canto del Adviento
Cantos para el Adviento
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Canto del Adviento
Cantos para el Adviento
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
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Laudes CantadosDomingo, 14 de diciembre de 2025
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ADORACIÓN PERPETUA
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DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO
Parroquia Ntra. Sra. de la MercedInstituto del Verbo EncarnadoCapilla "San Ignacio de Loyola"(Manresa, España)
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)
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Homilía Domingo III Semana de Adviento,Mons. Munilla
Homilía Domingo III Semana de Adviento,
del P. Santiago Martín
(14.12.2025)
Homilía I Vísperas III Domingo de Adviento,
(12.12.2025)
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SANTORAL DE HOY
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(Canto de San Juan de la Cruz)
(para escuchar el canto de San Juan de la Cruz, pincha aquí)
Elogio: Memoria de san Juan de la Cruz, presbítero de la Orden de los Carmelitas y doctor de la Iglesia, el cual, por consejo de santa Teresa, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y duras tribulaciones, y, como lo demuestra en sus escritos, «buscando una vida escondida en Cristo y quemado por la llama de su amor, subió al monte de Dios por la noche oscura». Descansando finalmente en el Señor, en Úbeda, lugar de la provincia española de Jaén.
Patronazgos: patrono de los poetas y escritores españoles.
Refieren a este santo: San Romano «Mélodos», Santa Teresa de Jesús.
Oración
Dios, Padre nuestro, que hiciste a tu presbítero san Juan de la Cruz modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la cruz, ayúdanos a imitar su vida en la tierra para llegar a gozar de tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Santos Herón, Ateo, Isidoro y Dióscoro, mártires
En Alejandría de Egipto, conmemoración de los santos Herón, Ateo e Isidoro, así como el niño de doce años Dióscoro, mártires todos durante la persecución bajo Decio. Cuando el juez vio a los tres primeros fuertes en la fe y destrozados por repetidos tormentos, los mandó quemar, pero a san Dióscoro, flagelado, le aplazó la muerte.
Santos Tirso, Leucio, Calínico y compañeros, mártires
En Apolonia, de Bitinia, santos Tirso, Leucio, Calinico y compañeros, mártires, los cuales, según se dice, también en tiempo del emperador Decio sufrieron el sacrificio.
Santa Dróside, mártir
En Antioquía de Siria, santa Dróside, mártir, que, como nos dice san Juan Crisóstomo, fue quemada viva por confirmar su fe cristiana.
Santos Ares, Promo y Elías, mártires
En Ascalón, población de Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, donde les maltrataron los ojos y los pies, y llevados luego a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, consumaron su martirio al ser Ares quemado vivo y los otros dos decapitados.
San Pompeyo de Pavía, obispo
En Pavía, de la Liguria, san Pompeyo, obispo, que durante pocos pero pacíficos años sucedió a san Siro, y luego descansó en el Señor.
Santos Nicasio, Eutropia, Florencio y Jocundo, mártires
En Reims, en la Galia Bélgica, pasión de san Nicasio, obispo, que ante la puerta de la basílica que había edificado fue asesinado, junto con su hermana Eutropia, virgen consagrada a Cristo, así como con Florencio, diácono, y Jocundo, por unos paganos que irrumpieron violentamente.
San Agnelo, abad
En Nápoles, de la Campania, san Agnelo, abad del monasterio de san Gaudioso.
San Venancio Fortunato, obispo
En Poitiers, de Aquitania, san Venancio Fortunato, obispo, que escribió las gestas de muchos santos y con elegantes himnos honró la santa Cruz.
San Folcuino de Thérouanne , obispo
En el territorio de Thérouanne, en la Galia septentrional, san Folcuino, obispo.
Beato Buenaventura Bonaccorsi, religioso presbítero
En Orvieto, de la Toscana, beato Buenaventura Bonaccorsi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, conmovido por la predicación de san Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia.
San Nimattullah al-Hardini, religioso presbítero
En el lugar llamado Klifane, en el Líbano, san Nimattullah al-Hardini, presbítero de la Orden Libanesa Maronita, dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, y eminente por su espíritu de oración y penitencia.
Beata Francisca Schervier, virgen y fundadora
En Aquisgrán, en Alemania, beata Francisca Schervier, virgen, que fue solícita en el cuidado de los indigentes, enfermos y afligidos en la ciudad, y fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres de San Francisco, para subvenir a las necesidades de los menesterosos.
Beato Protasio Cubells Minguell, religioso y mártir
En Barcelona, en España, beato Protasio (Antonio) Cubells Minguell, religioso de la Orden de San Juan de Dios y mártir, que, cuando arreciaba la persecución contra la Iglesia, fue muerto por odio a la fe.
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (morado o rosa).
MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. de Adv.
LECC.: vol. I (A).
- Is 35, 1-6a. 10. Dios viene en persona y os salvará.
- Sal 145. R. Ven, Señor, a salvarnos.
- Sant 5, 7-10. Fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca.
- Mt 11, 2-11. ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
- Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 15 de diciembre, pág. 720.
CALENDARIOS: Oviedo: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Jesús Sanz Montes, arzobispo (2003).
Misa del Domingo (morado o rosa).
MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. de Adv.
LECC.: vol. I (A).
- Is 35, 1-6a. 10. Dios viene en persona y os salvará.
- Sal 145. R. Ven, Señor, a salvarnos.
- Sant 5, 7-10. Fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca.
- Mt 11, 2-11. ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
- Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 15 de diciembre, pág. 720.
CALENDARIOS: Oviedo: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Jesús Sanz Montes, arzobispo (2003).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
En esta misa se usa el color morado o rosa.
Monición de entradaHoy es el tercer domingo de Adviento, cuya liturgia se caracteriza por la alegría ante la cercanía del Señor. Una alegría que no debe quedarse en lo puramente exterior sino que debe brotar de nuestros corazones, necesitados de la salvación que nos trae Cristo. [El tercer cirio que encendemos en nuestra corona de Adviento sea expresión de la luz que el Señor trae a nuestras vidas con su venida.]
Antífona de entrada Flp 4, 4-5Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. El Señor está cerca.
No se dice Gloria.
Oración colectaOH, Dios,
que contemplas cómo tu pueblo
espera con fidelidad la fiesta del nacimiento del Señor,
concédenos llegar a la alegría
de tan gran acontecimiento de salvación
y celebrarlo siempre con solemnidad y júbilo desbordante.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración colecta
que contemplas cómo tu pueblo
espera con fidelidad la fiesta del nacimiento del Señor,
concédenos llegar a la alegría
de tan gran acontecimiento de salvación
y celebrarlo siempre con solemnidad y júbilo desbordante.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios viene en persona y os
salvará
Lectura del libro de Isaías 35, 1-6a. 10EL DESIERTO y el yermo se
regocijarán,
se alegrará la estepa y
florecerá,
germinará y florecerá como
flor de narciso,
festejará con gozo y cantos
de júbilo.
Le ha sido dada la gloria
del Líbano,
el esplendor del Carmelo y
del Sarón.
Contemplarán la gloria del
Señor,
la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos
débiles,
afianzad las rodillas
vacilantes;
decid a los inquietos:
«Sed fuertes, no temáis.
He aquí vuestro Dios! Llega
el desquite,
la retribución de Dios.
Viene en persona y os
salvará».
Entonces se despegarán los
ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se
abrirán;
entonces saltará el cojo
como un ciervo.
Retornan los rescatados del
Señor.
Llegarán a Sión con cantos
de júbilo:
alegría sin límite en sus
rostros.
Los dominan el gozo y la
alegría.
Quedan atrás la pena y la
aflicción.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 145,
6c-7. 8-9a. 9bc-10 (R.: cf. Is 35, 4)
R. Ven, Señor, a salvarnos.
O bien: Aleluya.
V. El Señor mantiene su
fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los
oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los
cautivos.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
V. El Señor abre los ojos al
ciego,
el Señor endereza a los que
ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los
peregrinos.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
V. Sustenta al huérfano y a
la viuda
y trastorna el camino de los
malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en
edad.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
SEGUNDA LECTURAManteneos firmes, porque la
venida del Señor está cerca
Lectura de la carta del
apóstol Santiago 5, 7-10
HERMANOS: esperad con
paciencia hasta la venida del Señor.
Mirad: el labrador aguarda
el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la
lluvia temprana y la tardía.
Esperad con paciencia
también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor
está cerca.
Hermanos, no os quejéis los
unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las
puertas.
Hermanos, tomad como modelo
de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios.
Aleluya Cf Is 61, 1 (Lc 4,
18ac) R. Aleluya, aleluya,
aleluya.
V. El Espíritu del Señor
está sobre mí:me ha enviado a evangelizar a los pobres. R. EVANGELIO¿Eres tú el que ha de venir
o tenemos que esperar a otro?✠Lectura del santo
Evangelio según san Mateo 11, 2-11EN AQUEL TIEMPO, Juan, que
había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a
preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir
o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que
estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los cojos
andan;
los leprosos quedan limpios
y los sordos oyen;
los muertos resucitan
y los pobres son
evangelizados.
¡Y bienaventurado el que no
se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso
a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar
en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un
hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los
palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que
profeta. Este es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero
delante de ti,
el cual preparará tu camino
ante ti”.
En verdad os digo que no ha
nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en
el reino de los cielos es más grande que él».
Palabra del Señor.
Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS, III Domingo de
Adviento, 16 de diciembre de 2007
Queridos hermanos y
hermanas:
"Gaudete in Domino
semper", "estad siempre alegres en el Señor" (Flp 4, 4). Con
estas palabras de san Pablo se inicia la santa misa del III domingo de
Adviento, que por eso se llama domingo "Gaudete". El Apóstol exhorta
a los cristianos a alegrarse porque la venida del Señor, es decir, su vuelta
gloriosa es segura y no tardará. La Iglesia acoge esta invitación mientras se
prepara para celebrar la Navidad, y su mirada se dirige cada vez más a Belén.
En efecto, aguardamos con esperanza segura la segunda venida de Cristo, porque
hemos conocido la primera.
El misterio de Belén nos
revela al Dios-con-nosotros, al Dios cercano a nosotros, no sólo en sentido
espacial y temporal; está cerca de nosotros porque, por decirlo así, se ha
"casado" con nuestra humanidad; ha asumido nuestra condición,
escogiendo ser en todo como nosotros, excepto en el pecado, para hacer que lleguemos
a ser como él.
Por tanto, la alegría
cristiana brota de esta certeza: Dios está cerca, está conmigo, está con
nosotros, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, como
amigo y esposo fiel. Y esta alegría permanece también en la prueba, incluso en
el sufrimiento; y no está en la superficie, sino en lo más profundo de la
persona que se encomienda a Dios y confía en él.
Algunos se preguntan:
¿también hoy es posible esta alegría? La respuesta la dan, con su vida, hombres
y mujeres de toda edad y condición social, felices de consagrar su existencia a
los demás. En nuestros tiempos, la beata madre Teresa de Calcuta fue testigo
inolvidable de la verdadera alegría evangélica. Vivía diariamente en contacto
con la miseria, con la degradación humana, con la muerte. Su alma experimentó
la prueba de la noche oscura de la fe y, sin embargo, regaló a todos la sonrisa
de Dios.
En uno de sus escritos
leemos: «Esperamos con impaciencia el paraíso, donde está Dios, pero ya aquí en
la tierra y desde este momento podemos estar en el paraíso. Ser felices con
Dios significa: amar como él, ayudar como él, dar como él, servir como él» (La
gioia di darsi agli altri, Ed. Paoline 1987, p. 143). Sí, la alegría entra en
el corazón de quien se pone al servicio de los pequeños y de los pobres. Dios
habita en quien ama así, y el alma vive en la alegría.
En cambio, si se hace de la
felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil encontrar
la alegría de la que habla Jesús. Por desgracia, esta es la propuesta de las
culturas que ponen la felicidad individual en lugar de Dios, mentalidad que se
manifiesta de forma emblemática en la búsqueda del placer a toda costa y en la
difusión del uso de drogas como fuga, como refugio en paraísos artificiales,
que luego resultan del todo ilusorios.
Queridos hermanos y
hermanas, también en Navidad se puede equivocar el camino, confundiendo la
verdadera fiesta con una que no abre el corazón a la alegría de Cristo. Que la
Virgen María ayude a todos los cristianos, y a los hombres que buscan a Dios, a
llegar hasta Belén para encontrar al Niño que nació por nosotros, para la
salvación y la felicidad de todos los hombres.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro
Dios. El mantiene su fidelidad perpetuamente.
- Por la Iglesia, mensajera
de Cristo en el mundo como Juan Bautista, para que sepa decir a todos con
signos y palabras quién es la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
- Por los que trabajan por
un mundo mejor, para que descubran que los valores evangélicos son la mejor
ayuda para humanizar la sociedad. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren,
para que confíen en el que viene a traernos la salud y se sientan fortalecidos
en las pruebas. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que
aguardamos la venida del Señor, para que nos mantengamos firmes en nuestra
fidelidad a él. Roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro,
escúchanos;
que podamos todos alegrarnos
con los signosy prodigios de
tu Hijo Jesucristo,
Buena Noticia para el mundo.
Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Dios viene en persona y os salvará
Lectura del libro de Isaías 35, 1-6a. 10
se alegrará la estepa y florecerá,
germinará y florecerá como flor de narciso,
festejará con gozo y cantos de júbilo.
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
afianzad las rodillas vacilantes;
decid a los inquietos:
«Sed fuertes, no temáis.
He aquí vuestro Dios! Llega el desquite,
la retribución de Dios.
Viene en persona y os salvará».
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán;
entonces saltará el cojo como un ciervo.
Retornan los rescatados del Señor.
Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros.
Los dominan el gozo y la alegría.
Quedan atrás la pena y la aflicción.
Palabra de Dios.
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10
HERMANOS: esperad con paciencia hasta la venida del Señor.
Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía.
Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca.
Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas.
Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios.
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los cojos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;
los muertos resucitan
y los pobres son evangelizados.
¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».
Palabra del Señor.
ÁNGELUS, III Domingo de Adviento, 16 de diciembre de 2007
Queridos hermanos y
hermanas:
"Gaudete in Domino
semper", "estad siempre alegres en el Señor" (Flp 4, 4). Con
estas palabras de san Pablo se inicia la santa misa del III domingo de
Adviento, que por eso se llama domingo "Gaudete". El Apóstol exhorta
a los cristianos a alegrarse porque la venida del Señor, es decir, su vuelta
gloriosa es segura y no tardará. La Iglesia acoge esta invitación mientras se
prepara para celebrar la Navidad, y su mirada se dirige cada vez más a Belén.
En efecto, aguardamos con esperanza segura la segunda venida de Cristo, porque
hemos conocido la primera.
El misterio de Belén nos
revela al Dios-con-nosotros, al Dios cercano a nosotros, no sólo en sentido
espacial y temporal; está cerca de nosotros porque, por decirlo así, se ha
"casado" con nuestra humanidad; ha asumido nuestra condición,
escogiendo ser en todo como nosotros, excepto en el pecado, para hacer que lleguemos
a ser como él.
Por tanto, la alegría
cristiana brota de esta certeza: Dios está cerca, está conmigo, está con
nosotros, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, como
amigo y esposo fiel. Y esta alegría permanece también en la prueba, incluso en
el sufrimiento; y no está en la superficie, sino en lo más profundo de la
persona que se encomienda a Dios y confía en él.
Algunos se preguntan:
¿también hoy es posible esta alegría? La respuesta la dan, con su vida, hombres
y mujeres de toda edad y condición social, felices de consagrar su existencia a
los demás. En nuestros tiempos, la beata madre Teresa de Calcuta fue testigo
inolvidable de la verdadera alegría evangélica. Vivía diariamente en contacto
con la miseria, con la degradación humana, con la muerte. Su alma experimentó
la prueba de la noche oscura de la fe y, sin embargo, regaló a todos la sonrisa
de Dios.
En uno de sus escritos
leemos: «Esperamos con impaciencia el paraíso, donde está Dios, pero ya aquí en
la tierra y desde este momento podemos estar en el paraíso. Ser felices con
Dios significa: amar como él, ayudar como él, dar como él, servir como él» (La
gioia di darsi agli altri, Ed. Paoline 1987, p. 143). Sí, la alegría entra en
el corazón de quien se pone al servicio de los pequeños y de los pobres. Dios
habita en quien ama así, y el alma vive en la alegría.
En cambio, si se hace de la
felicidad un ídolo, se equivoca el camino y es verdaderamente difícil encontrar
la alegría de la que habla Jesús. Por desgracia, esta es la propuesta de las
culturas que ponen la felicidad individual en lugar de Dios, mentalidad que se
manifiesta de forma emblemática en la búsqueda del placer a toda costa y en la
difusión del uso de drogas como fuga, como refugio en paraísos artificiales,
que luego resultan del todo ilusorios.
Queridos hermanos y hermanas, también en Navidad se puede equivocar el camino, confundiendo la verdadera fiesta con una que no abre el corazón a la alegría de Cristo. Que la Virgen María ayude a todos los cristianos, y a los hombres que buscan a Dios, a llegar hasta Belén para encontrar al Niño que nació por nosotros, para la salvación y la felicidad de todos los hombres.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios. El mantiene su fidelidad perpetuamente.
- Por la Iglesia, mensajera de Cristo en el mundo como Juan Bautista, para que sepa decir a todos con signos y palabras quién es la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
- Por los que trabajan por
un mundo mejor, para que descubran que los valores evangélicos son la mejor
ayuda para humanizar la sociedad. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren,
para que confíen en el que viene a traernos la salud y se sientan fortalecidos
en las pruebas. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que aguardamos la venida del Señor, para que nos mantengamos firmes en nuestra fidelidad a él. Roguemos al Señor.
que podamos todos alegrarnos
con los signosy prodigios de tu Hijo Jesucristo,
Buena Noticia para el mundo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasHAZ, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio
como expresión de nuestra propia entrega,
para que se realice el santo sacramento que tú instituiste
y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de AdvientoLas dos venidas de Cristo33. Este prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, y en las restantes misas que se celebran durante este tiempo y que no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.Quien al venir por vez primera
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera,
confiamos alcanzar.Por eso,
con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Cf. Is 35, 4
Decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. He aquí nuestro Dios que viene y nos salvará.
Oración después de la comuniónIMPLORAMOS tu misericordia, Señor,
para que este divino alimento que hemos recibido,
nos purifique del pecado
y nos prepare a las fiestas que se acercan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede usar la fórmula de bendición solemne (n. 1).
Durante esta semana, cuando se dice la misa de feria se utilizan los formularios que siguen, a no ser que coincidan en las ferias del 17 al 24 de diciembre, que se utilizan formularios propios.
como expresión de nuestra propia entrega,
para que se realice el santo sacramento que tú instituiste
y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera,
confiamos alcanzar.
con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:
Antífona de comunión Cf. Is 35, 4
Decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. He aquí nuestro Dios que viene y nos salvará.
Oración después de la comunión
para que este divino alimento que hemos recibido,
nos purifique del pecado
y nos prepare a las fiestas que se acercan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Durante esta semana, cuando se dice la misa de feria se utilizan los formularios que siguen, a no ser que coincidan en las ferias del 17 al 24 de diciembre, que se utilizan formularios propios.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Y precisamente porque resulta difícil distinguir la palabra de la voz, tomaron a Juan por el Mesías. La voz fue confundida con la palabra: pero la voz se reconoció a sí misma, para no ofender a la palabra. Dijo: No soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta» (San Agustín).
«Para tener la alegría en la preparación de la Navidad lo primero es rezar. Lo segundo: dar gracias al Señor. Tercero, pensar cómo puedo ir al encuentro de los demás, llevando un poco de unción, de paz, de alegría. Esta es la alegría del cristiano» (Francisco).
«Juan Bautista, después de haber aceptado bautizarle en compañía de los pecadores, vio y señaló a Jesús como el ‘Cordero de Dios que quita los pecados del mundo’ (Jn 1,29). Manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53,7) y carga con el pecado de las multitudes y el cordero pascual símbolo de la Redención de Israel cuando celebró la primera Pascua (Ex 12,3-14). Toda la vida de Cristo expresa su misión: ‘Servir y dar su vida en rescate por muchos’ (Mc 10,45)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 608).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Y precisamente porque resulta difícil distinguir la palabra de la voz, tomaron a Juan por el Mesías. La voz fue confundida con la palabra: pero la voz se reconoció a sí misma, para no ofender a la palabra. Dijo: No soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta» (San Agustín).
«Para tener la alegría en la preparación de la Navidad lo primero es rezar. Lo segundo: dar gracias al Señor. Tercero, pensar cómo puedo ir al encuentro de los demás, llevando un poco de unción, de paz, de alegría. Esta es la alegría del cristiano» (Francisco).
«Juan Bautista, después de haber aceptado bautizarle en compañía de los pecadores, vio y señaló a Jesús como el ‘Cordero de Dios que quita los pecados del mundo’ (Jn 1,29). Manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53,7) y carga con el pecado de las multitudes y el cordero pascual símbolo de la Redención de Israel cuando celebró la primera Pascua (Ex 12,3-14). Toda la vida de Cristo expresa su misión: ‘Servir y dar su vida en rescate por muchos’ (Mc 10,45)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 608).

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