PROGRAMA PARROQUIAL:VIERNES, 02 DE FEBREROPARROQUIA DEL CARMEN:
- Celebración de la Palabra de la Fiesta de la Presentación del Señor, en la Parroquia, (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía de la Fiesta de la Presentación del Señor, en la Parroquia, (a las 19.30 h.).
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Celebración de la Palabra de la Fiesta de la Presentación del Señor, en la Parroquia, (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía de la Fiesta de la Presentación del Señor, en la Parroquia, (a las 19.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Portada
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SANTORAL DE HOY
Elogio: Fiesta de la
Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días
después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo
aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su
encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para
alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.
Refieren a este santo: Natividad de la
bienaventurada Virgen María, San Valentín.
Elogio: Fiesta de la
Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días
después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo
aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su
encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para
alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.
Refieren a este santo: Natividad de la bienaventurada Virgen María, San Valentín.
San Flósculo de
Orleans, obispo
En
Orleans, en la Galia Lugdunense, san Flósculo, obispo.
San Lorenzo de
Canterbury, obispo
En
Cantorbery, en Inglaterra, san Lorenzo, obispo, que gobernó esta Iglesia
después de san Agustín y la engrandeció al convertir a la fe al rey Edbaldo.
San Burcardo de
Würzburg, obispo
En
Würzburg, en Austrasia, san Burcardo, el cual, oriundo de Inglaterra, fue
ordenado por san Bonifacio como primer obispo de esta sede.
Beato Simón
Fidati de Cascia, monje y presbítero
En
Florencia, de la Toscana, beato Simón Fidati de Cassia, presbítero de la Orden
de Ermitaños de San Agustín, que con sus palabras y sus escritos condujo a
muchos a vivir con más fidelidad la vida cristiana.
Beato Pedro
Cambiani de Ruffia, presbítero y mártir
En
Susa, en el Piamonte, beato Pedro Cambiani de Ruffia, presbítero de la Orden de
Predicadores y mártir, que por odio a la Iglesia fue asesinado en el claustro
por los herejes.
Santa Catalina
de Ricci, virgen
En
Prato, de la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden
Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la
religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la
pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.
Santa Juana de
Lestonnac, viuda y fundadora
En
Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, que, siendo niña, rechazó la
invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica.
Al quedar viuda, y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó
la Sociedad de Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Orden de la Compañía
de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.
San Nicolás
Saggio de Langobardis, religioso
En
Roma, san Nicolás Saggio de Langobardis, religioso de la Orden de los Mínimos,
que ejerció con humildad y santidad el oficio de portero.
Beato Esteban
Bellesini, religioso presbítero
En
Genezzano, del Lacio, beato Esteban Bellesini, presbítero de la Orden de San
Agustín, que permaneció fiel a su congregación durante tiempos difíciles y se
dedicó infatigablemente a la educación de la juventud, a la predicación y al
trabajo pastoral.
San Juan
Teófano Vénard, presbítero y mártir
En
Hanoi, en Tonkin, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de
Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos
ministeriales en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, fue
encerrado en una jaula y condenado a muerte en tiempo del emperador Tu Duc,
marchando serenamente a consumar su martirio por decapitación.
Santa María
Catalina Kasper, virgen y fundadora
En
Dernach, lugar de Renania, en Alemania, santa María Catalina Kasper, virgen,
que fundó el Instituto de Pobres Siervas de Jesucristo, para servir al Señor en
los indigentes.
Beato Luis
Brisson, presbítero y fundador
En
Plancy, población de Aube, en Francia, beato Luis Brisson, presbítero y
fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales y Hermanas Oblatas de San
Francisco de Sales.
Beato Andrés
Carlos Ferrari, obispo
En
Milán, en Italia, beato Andrés Carlos Ferrari, obispo, que trabajó en favor de
las tradiciones religiosas de su pueblo y abrió nuevos cauces para dar a
conocer en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia.
Beata María
Dominica Mantovani, virgen y fundadora
En
Verona, también en Italia, beata María Dominica Mantovani, virgen, que junto
con el beato José Nascimbeni, presbítero, fundó el Instituto de Pequeñas
Hermanas de la Sagrada Familia, del cual fue primera superiora, para atender a
los pobres, huérfanos y enfermos, y llevó siempre una vida humilde por amor a
Cristo.
Beato
Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir
En
Mbahe, Limpopo, Sudafrica, beato Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir de
la fe al oponerse a las prácticas de brujería.
San Flósculo de Orleans, obispo
En
Orleans, en la Galia Lugdunense, san Flósculo, obispo.
San Lorenzo de
Canterbury, obispo
En
Cantorbery, en Inglaterra, san Lorenzo, obispo, que gobernó esta Iglesia
después de san Agustín y la engrandeció al convertir a la fe al rey Edbaldo.
San Burcardo de
Würzburg, obispo
En
Würzburg, en Austrasia, san Burcardo, el cual, oriundo de Inglaterra, fue
ordenado por san Bonifacio como primer obispo de esta sede.
Beato Simón
Fidati de Cascia, monje y presbítero
En
Florencia, de la Toscana, beato Simón Fidati de Cassia, presbítero de la Orden
de Ermitaños de San Agustín, que con sus palabras y sus escritos condujo a
muchos a vivir con más fidelidad la vida cristiana.
Beato Pedro
Cambiani de Ruffia, presbítero y mártir
En
Susa, en el Piamonte, beato Pedro Cambiani de Ruffia, presbítero de la Orden de
Predicadores y mártir, que por odio a la Iglesia fue asesinado en el claustro
por los herejes.
Santa Catalina
de Ricci, virgen
En
Prato, de la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden
Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la
religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la
pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.
Santa Juana de
Lestonnac, viuda y fundadora
En
Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, que, siendo niña, rechazó la
invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica.
Al quedar viuda, y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó
la Sociedad de Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Orden de la Compañía
de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.
San Nicolás
Saggio de Langobardis, religioso
En
Roma, san Nicolás Saggio de Langobardis, religioso de la Orden de los Mínimos,
que ejerció con humildad y santidad el oficio de portero.
Beato Esteban
Bellesini, religioso presbítero
En
Genezzano, del Lacio, beato Esteban Bellesini, presbítero de la Orden de San
Agustín, que permaneció fiel a su congregación durante tiempos difíciles y se
dedicó infatigablemente a la educación de la juventud, a la predicación y al
trabajo pastoral.
San Juan
Teófano Vénard, presbítero y mártir
En
Hanoi, en Tonkin, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de
Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos
ministeriales en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, fue
encerrado en una jaula y condenado a muerte en tiempo del emperador Tu Duc,
marchando serenamente a consumar su martirio por decapitación.
Santa María
Catalina Kasper, virgen y fundadora
En
Dernach, lugar de Renania, en Alemania, santa María Catalina Kasper, virgen,
que fundó el Instituto de Pobres Siervas de Jesucristo, para servir al Señor en
los indigentes.
Beato Luis
Brisson, presbítero y fundador
En
Plancy, población de Aube, en Francia, beato Luis Brisson, presbítero y
fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales y Hermanas Oblatas de San
Francisco de Sales.
Beato Andrés
Carlos Ferrari, obispo
En
Milán, en Italia, beato Andrés Carlos Ferrari, obispo, que trabajó en favor de
las tradiciones religiosas de su pueblo y abrió nuevos cauces para dar a
conocer en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia.
Beata María
Dominica Mantovani, virgen y fundadora
En
Verona, también en Italia, beata María Dominica Mantovani, virgen, que junto
con el beato José Nascimbeni, presbítero, fundó el Instituto de Pequeñas
Hermanas de la Sagrada Familia, del cual fue primera superiora, para atender a
los pobres, huérfanos y enfermos, y llevó siempre una vida humilde por amor a
Cristo.
Beato
Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir
En
Mbahe, Limpopo, Sudafrica, beato Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir de
la fe al oponerse a las prácticas de brujería.
LITURGIA DE HOY
LITURGIA DE HOY
Fiesta
de la Presentación del Señor, llamada Hypapante (encuentro) por los griegos:
cuarenta días después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y
José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se
convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso.
Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su
pueblo, Israel (elog. del Martirologio Romano).
Hoy
se clausuran las solemnidades de la Manifestación o Epifanía del Señor.
LA VENIDA DEL SEÑOR
En el
capítulo 3 de su libro, el profeta Malaquías pronuncia un oráculo sobre la
segunda venida de Jesús. Nuestra primera lectura constituye la última parte de
este oráculo y explica su extensión y finalidad. Se concluye con la
purificación del pueblo de Israel de todas sus injusticias para que sea, en su
globalidad, una ofrenda íntegra a Dios. Esta finalidad es también postulada por
Lucas sobre la venida de Jesús en el Templo, pero su extensión es ampliada:
Simeón proclama que es para todos los pueblos (v. 31) y su significado es
expresado en términos más positivos, pues no es sólo la eliminación de los
pecados para hacer una ofrenda, sino es la salvación (v. 30) y luz (v. 31). Y
todo esto es ocasionado por la entrada no de un personaje aterrador, sino de un
pequeño niño!
Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Mal 3, 1-4. Llegará a su santuario
el Señor a quien vosotros andáis buscando.
o
bien: Heb 2, 14-18. Tenía que parecerse en todo a sus
hermanos.
- Sal 23. R. El Señor,
Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
- Lc 2, 22-40. Mis ojos han visto a tu Salvador.
* JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA (mundial y pontificia): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ.
* Las candelas pueden ser bendecidas con procesión o entrada solemne.
* Se encienden las candelas desde el principio, mientras se canta la antífona «Nuestro Señor llega con poder».
* Al entrar en la iglesia o en el presbiterio se canta la antífona de entrada de la misa, sigue el Gloria y la oración colecta.
* En la procesión el sacerdote puede usar capa pluvial o casulla.
* Hoy
no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de
las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. II Vísp. de la fiesta.
Martirologio: elogs. del 3 de febrero,
pág. 144.
CALENDARIOS: Orden
Premonstratense: Presentación del Señor (S).
Palencia-ciudad: Nuestra Señora de la Calle
(S).
Tenerife: Nuestra Señora de
Candelaria (S). HH. de Belén: (F).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Bendición y procesión de las
candelas
Primera forma: Procesión
1. En
la hora más oportuna se reúnen todos en una iglesia o en otro lugar
conveniente, fuera de la iglesia hacia la que va a encaminarse la procesión.
Los fieles tienen en sus manos las candelas, apagadas.
2.
Llega el sacerdote con sus ministros, revestido con vestiduras blancas como
para la misa; no obstante, el sacerdote puede usar, en lugar de la casulla, la
capa pluvial, que se quita terminada la procesión.
3.Mientras
se encienden las candelas se canta la antífona:
Nuestro
Señor llega con poder, para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya.
U
otro cántico apropiado.
4. El
sacerdote, terminado el canto, vuelto hacia el pueblo dice: En el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Después saluda, como de
costumbre, al pueblo y luego hace una monición introductoria para invitar a los
fieles a celebrar esta fiesta de manera activa y consciente, con estas o
parecidas palabras:
Queridos hermanos:
Hace hoy cuarenta días
celebrábamos, llenos de gozo, la fiesta del Nacimiento del Señor. Hoy es aquel
día santo en el cual Jesús es presentado en el templo por María y José para
cumplir públicamente con la ley, pero en realidad para encontrarse con el
pueblo creyente.
Los santos ancianos Simeón y
Ana, impulsados por el Espíritu Santo, habían acudid, al templo y reconocieron
al Señor, iluminados por el mismo Espíritu, y lo proclamaron con alegría.
Del mismo modo, congregados
también nosotros por el Espíritu Santo, vayamos hacia la casa de Dios al
encuentro de Cristo. Lo encontraremos y lo reconoceremos en la fracción del
pan, hasta que vuelva revestido de gloria.
5.
Después de la monición, el sacerdote bendice las candelas diciendo con las manos
juntas:
Oremos.
O
bien:
Oremos.
Asperja
las candelas con agua bendita, sin decir nada, y pone el incienso para la
procesión.
6. El
sacerdote recibe, del diácono o de otro ministro, su propia candela encendida y
comienza la procesión, después de decir el diácono (o en su defecto el
propio sacerdote):
Vayamos en paz al encuentro
del Señor.
O
bien:
Vayamos en paz.
7. Durante
la procesión, llevando todas las candelas encendidas, se canta alguna de las
siguientes antífonas: la antífona Luz para alumbrar... con el cántico
indicado (Lc 2,29-32), O la antífona Adorna... u otro canto
apropiado:
I
Ant. Luz
para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Ahora, Señor, según tu
promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Ant. Luz
para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Porque mis ojos han visto a
tu Salvador.
Ant. Luz
para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
A quien has presentado ante
todos los pueblos.
Ant. Luz
para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
II
Ant. Adorna
tu tálamo, Sion, y recibe a Cristo Rey: abraza a María, puerta del cielo, pues
ella conduce al Rey de la gloria, luz nueva. Permanece Virgen llevando en sus
manos al Hijo engendrado antes del lucero del alba, al que Simeón tomó en sus
brazos y proclamó ante las naciones: Señor de la vida y de la muerte y Salvador
del mundo.
8. Al
entrar la procesión en la iglesia se canta la antífona de entrada de la misa.
Llegado el sacerdote al altar, lo venera y, si parece oportuno, lo inciensa. Va
a la sede, se quita la capa pluvial, si es que la ha usado en la procesión, y
se pone la casulla; después del cántico del Gloria, dice la colecta. Y la
misa prosigue como de costumbre.
Segunda forma: Entrada
solemne
9. Cuando
no se pueda hacer la procesión, los fieles, con las candelas en sus manos, se
reúnen en la iglesia. El sacerdote, con vestiduras blancas como para la misa,
acompañado de los ministros y algunos fieles, va a un lugar adecuado, bien
delante de la puerta, bien dentro de la misma iglesia, con tal de que la mayor
parte de los fieles puedan participar cómodamente en el rito.
10. Una
vez llegados al lugar elegido para la bendición, se encienden las candelas
mientras se canta la antífona: Nuestro Señor llega (n. 3) o algún
otro cántico apropiado.
11. Tras
el saludo y la monición, el sacerdote bendice las candelas, tal como se indica
más arriba en los nn. 4-5; y se hace la procesión hacia el altar, con cánticos
(nn. 6-7). Para la misa se observa lo ya indicado en el n. 8.
Antífona
de entrada Sal 47, 10-11
Oh,
Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu Nombre, oh,
Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de
justicia.
Se
dice Gloria.
Oración colecta
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura
de la profecía de Malaquías 3, 1-4
ESTO
DICE el Señor Dios:
«Voy
a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí.
De
repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el
mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice
el Señor del universo. ¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se
mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como fuego de fundidor, como lejía de
lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas
y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación
justas.
Entonces
agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados,
como antaño».
Lectura
de la carta a los Hebreos 2, 14-18
LO
MISMO que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también
participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al
señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la
muerte, pasaban la vida entera como esclavos.
Notad
que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que
parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel
en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el
hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son
tentados.
Había
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que
aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había
sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al
Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y
cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo
acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos:
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel».
Su
padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los
bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en
Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti
misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los
pensamientos de muchos corazones».
Había
también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy
avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta
los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y
oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y
hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Audio y
comentario del Evangelio de hoy
Oración de los fieles
Oremos a Jesús que -para cumplir la ley de Moisés- quiso ser presentado en el templo y pidámosle que ruegue por nosotros sus hermanos:
- Para que Cristo, luz que resplandece sobre la faz de la Iglesia, conceda a sus fieles convertirse en luz del mundo y en sal de la tierra. Roguemos al Señor.
- Para que el Salvador del mundo sea anunciado y presentado ante todos los pueblos y se revele como luz de todas las naciones. Roguemos al Señor.
- Para que los ancianos y los moribundos, al ver que se acerca el fin de sus días dejen este mundo en paz, seguros de que -terminada su carrera- verán al Salvador. Roguemos al Señor.
- Para que Cristo, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, no sea para nosotros causa de caída, sino de levantamiento y de resurrección. Roguemos al Señor.
que, en el final de su camino,
realizaste los deseos santos de los ancianos Simeón y Ana,
haz que también nuestros ojos
puedan contemplar al Salvador en el templo eterno de tu gloria.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración
sobre las ofrendas
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