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SANTORAL DE HOY
Elogio: Su nombre original era Alejandrina Lucrecia. Fue una monja católica italiana, de la noble familia de los Ricci. En Prato, en la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, se dedicó de lleno a la restauración de la religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.
San Eutiquio, mártir
San Eutiquio, mártir
En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue torturado con privación de alimentos y sin poder dormir, para ser arrojado, finalmente, a una profunda cavidad, venciendo, con su fe en Cristo, todas las crueldades del tirano.
Santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires
En Perge, lugar de Panfilia, santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires.
Santos Fileas y Filoromo, mártires
En Alejandría de Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, quienes, durante la persecución llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, no cedieron a las persuasiones de sus deudos y amigos para que salvaran su vida, y obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser decapitados.
San Isidoro de Pelusio, monje y presbítero
En Pelusio, también en Egipto, san Isidoro, presbítero, hombre de profunda doctrina, que, despreciando el mundo y las riquezas, trató de imitar la vida de san Juan Bautista en el desierto, para lo que vistió el hábito monástico.
San Aventino de Chartres, obispo
En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres.
San Aventino, laico
En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo.
San Rabano Mauro, monje y obispo
En Maguncia, de la Franconia, en Alemania, san Rabano, llamado Mauro, obispo, que, siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia. Docto en ciencia y elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese redundar en mayor gloria de Dios.
San Nicolás Estudita, monje
En Constantinopla, san Nicolás Estudita, monje, que exiliado repetidas veces por defender el culto de las santas imágenes, terminó sus días como abad del monasterio de Estudion.
San Gilberto de Sempringham, monje y presbítero
En Sempringham, lugar de Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos.
Beato Juan Speed, mártir
En Durham, en Inglaterra, beato Juan Speed, mártir, el cual, por haber auxiliado a unos sacerdotes, alcanzó, durante el reinado de Isabel I, la palma del martirio al ser decapitado.
San José de Leonessa, religioso presbítero
En Amatrice, lugar del Abruzo, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien, en Constantinopla, sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y sufrió grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio, incluso en el mismo palacio del Sultán. De regreso a su patria, se distinguió por atender a los pobres.
San Juan de Brito, presbítero y mártir
En Oriur, en el reino de Maravá, en la India, san Juan de Brito, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, tras convertir a muchos a la fe imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquellas regiones, terminó su vida con un glorioso martirio.
Santa Verónica, santa del NT
Mujer piadosa que enjugó el rostro de Jesús camino del calvario; la leyenda la ha identificado con distintos personajes, entre ellos la hemorroísa. En algunos lugares se celebraba el 12 de julio, aunque debe aclararse que esta devoción popular no sólo no está en el Martirologio Romano actual, sino que tampoco estaba -oficialmente- en el anterior.
En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue torturado con privación de alimentos y sin poder dormir, para ser arrojado, finalmente, a una profunda cavidad, venciendo, con su fe en Cristo, todas las crueldades del tirano.
Santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires
En Perge, lugar de Panfilia, santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires.
Santos Fileas y Filoromo, mártires
En Alejandría de Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, quienes, durante la persecución llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, no cedieron a las persuasiones de sus deudos y amigos para que salvaran su vida, y obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser decapitados.
San Isidoro de Pelusio, monje y presbítero
En Pelusio, también en Egipto, san Isidoro, presbítero, hombre de profunda doctrina, que, despreciando el mundo y las riquezas, trató de imitar la vida de san Juan Bautista en el desierto, para lo que vistió el hábito monástico.
San Aventino de Chartres, obispo
En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres.
San Aventino, laico
En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo.
San Rabano Mauro, monje y obispo
En Maguncia, de la Franconia, en Alemania, san Rabano, llamado Mauro, obispo, que, siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia. Docto en ciencia y elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese redundar en mayor gloria de Dios.
San Nicolás Estudita, monje
En Constantinopla, san Nicolás Estudita, monje, que exiliado repetidas veces por defender el culto de las santas imágenes, terminó sus días como abad del monasterio de Estudion.
San Gilberto de Sempringham, monje y presbítero
En Sempringham, lugar de Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos.
Beato Juan Speed, mártir
En Durham, en Inglaterra, beato Juan Speed, mártir, el cual, por haber auxiliado a unos sacerdotes, alcanzó, durante el reinado de Isabel I, la palma del martirio al ser decapitado.
San José de Leonessa, religioso presbítero
En Amatrice, lugar del Abruzo, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien, en Constantinopla, sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y sufrió grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio, incluso en el mismo palacio del Sultán. De regreso a su patria, se distinguió por atender a los pobres.
San Juan de Brito, presbítero y mártir
En Oriur, en el reino de Maravá, en la India, san Juan de Brito, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, tras convertir a muchos a la fe imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquellas regiones, terminó su vida con un glorioso martirio.
Santa Verónica, santa del NT
Mujer piadosa que enjugó el rostro de Jesús camino del calvario; la leyenda la ha identificado con distintos personajes, entre ellos la hemorroísa. En algunos lugares se celebraba el 12 de julio, aunque debe aclararse que esta devoción popular no sólo no está en el Martirologio Romano actual, sino que tampoco estaba -oficialmente- en el anterior.
LITURGIA DE HOY
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (B).
- Job 7, 1-4. 6-7. Me harto de dar vueltas hasta el alba.
- Sal 146. R. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
- 1 Cor 9, 16-19. 22-23. Ay de mí si no anuncio el Evangelio.
- Mc 1, 29-39. Curó a muchos enfermos de diversos males.
Como Job, todos estamos necesitados de salvación, y respondemos con el Salmo a Dios que sana nuestros corazones destrozados. Y le pedimos que proteja con amor continuo a su familia. San Pablo siente que su salvación está en dar a conocer el Evangelio de la salvación. Y en el Evangelio contemplamos a Jesús haciendo vida este Evangelio, cercano y familiar, curando, sanando y expulsando demonios. Suscitando la fe en él, pues vivir unidos a él desde nuestra humanidad necesitada nos hace fructificar con gozo para la salvación del mundo.
- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 5 de febrero, pág. 148.
CALENDARIOS: Adoratrices de la Sangre de Cristo: Santa María de Mattias (S).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
El Evangelio nos presenta a Jesús que en Cafarnaúm realiza varios milagros. Pone su omnipotencia al servicio del dolor humano. Estos milagros no solamente son el signo elocuente de la venida del reino de Dios a la tierra. La llegada de la gracia de Dios da un nuevo significado y valor al sufrimiento humano. A los apóstoles Jesús les recuerda que Él ha venido a la tierra sobre todo para anunciar la Palabra de Dios que ilumina la tierra y el universo interior del hombre. La predicación del Evangelio es el más importante de todos los milagros, porque es necesario para todos y sana las enfermedades del alma. Pablo proclama toda su pasión apostólica en ser fiel a la misión recibida de Jesucristo, que es predicar el Evangelio y hacerse siervo de todos. Compartir las necesidades y los sufrimientos de los otros no debe hacer olvidar a los creyentes que toda acción cristiana es la prolongación de la misión de Cristo.
Se dice Gloria.
Oración colecta
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
Me harto de dar vueltas hasta el alba
«¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra,
y sus días como los de un jornalero?;
como el esclavo, suspira por la sombra;
como el jornalero, aguarda su salario.
Mi herencia han sido meses baldíos,
me han asignado noches de fatiga.
Al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?
Se me hace eterna la noche
y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Corren mis días más que la lanzadera,
se van consumiendo faltos de esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo,
que mis ojos no verán más la dicha».
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados, R/.
No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga.
Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio.
Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendas
SEÑOR y Dios nuestro,que has creado estos donescomo remedio eficaz de nuestra debilidad,concédenos que sean también para nosotrossacramento de vida eterna.Por Jesucristo, nuestro Señor.
77. Este prefacio, tomado de la Plegaria eucarística II, se dice en las misas que carecen de prefacio propio y no deben tomar un prefacio del tiempo.
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:
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