15 de julio - SÁBADO DE LA XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO o SAN BUENAVENTURA, obispo y doctor de la Iglesia (MO)



  SÁBADO DE LA XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
  Oficio del Sábado de la Semana II del Salterio
 (Liturgia de las Horas, Tomo III: Oficio de Lecturas Laudes Tercia - 
 Sexta - Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
SÁBADO, 15 DE JULIO

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía I Vísperas del Domingo de la XV Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía I Vísperas del Domingo de la XV Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.00 h.).










Las cartas del Padre Pio (para cada día):


Elogio: Memoria de la inhumación de san Buenaventura, obispo de Albano, en Italia, y doctor de la Iglesia, celebérrimo por su doctrina, por la santidad de su vida y por las preclaras obras que realizó en favor de la Iglesia. Como ministro general rigió con gran prudencia la Orden de los Hermanos Menores, siendo siempre fiel al espíritu de san Francisco, y en sus numerosos escritos unió suma erudición y ardiente piedad. Cuando estaba prestando un gran servicio al II Concilio Ecuménico de Lyon, mereció pasar a la visión beatífica de Dios.

Patronazgos: patrono de Lyon, de los teólogos, los niños, los trabajadores, los porteadores y los fabricantes de jabón.

Refieren a este santo: Beato Inocencio V.

 

Santos Eutropio, Zósima y Bonosa, mártires

En Porto Romano (Fiumicino), santos Eutropio, Zósima y Bonosa, mártires.

San Félix de Tibiuca, obispo y mártir

En Cartago, en la vía llamada de los Escilitanos, en la basílica de Fausto, inhumación de san Félix, obispo de Tibiuca y mártir, que ante la orden del procurador Magniliano de que se arrojasen al fuego los libros de la Biblia, respondió que prefería ser abrasado él antes que quemar las Sagradas Escrituras, y por esta respuesta el procurador Anulino le atravesó con la espada.

Santos Catulino y compañeros, mártires

También en Cartago, conmemoración de los santos Catulino, diácono y mártir, alabado por san Agustín en un sermón al pueblo, y otros mártires, que reposan en la basílica de Fausto.

Santos Felipe y diez niños, mártires

En Alejandría, ciudad de Egipto, santos mártires Felipe y diez niños.

San Abudemio, mártir

En la isla de Ténedo, en el mar Egeo, ante la costa del Helesponto, san Abudemio, mártir.

San Jacobo de Nísibe, obispo

En Nísibe, en Mesopotamia, san Jacobo, primer obispo de esta ciudad, que intervino en el Concilio de Nicea y dirigió su rebaño en paz, alimentándolo espiritualmente y defendiéndolo con energía de los enemigos de la fe.

San Plequelmo, obispo

Cerca de Roermond, en la ribera del Mosa, san Plequelmo, obispo, oriundo de Northumbría, que dedicó su vida a anunciar a muchos las riquezas de la fe en Cristo.

San Gumberto, abad

En Ansbach, en Franconia, san Gumberto, abad, que fundó este monasterio en una casa de campo de su propiedad.

San José de Tesalónica, obispo y mártir

En Tesalia, tránsito de san José, obispo de Tesalónica, hermano de san Teodoro Studita, que durante su vida de monje compuso numerosos himnos y, promovido después al episcopado, pronto tuvo que sufrir muchas y ásperas dificultades por defender la disciplina eclesiástica y el culto de las sagradas imágenes, tras lo cual fue relegado al exilio en Tesalia, donde murió de hambre.

San Atanasio de Nápoles, obispo y confesor

En Nápoles, ciudad de la Campania, san Atanasio, obispo, quien, después de haber sufrido mucho por las insidias de su impío sobrino Sergio, fue expulsado de su sede episcopal y, sumido en las tribulaciones, voló al cielo en Véroli, país de los hérnicos.

San Vladimiro Basilio, rey

En Kiev, ciudad de Rusia, san Vladimiro, príncipe, bautizado con el nombre de Basilio, que se preocupó en propagar la fe ortodoxa entre los pueblos que gobernaba.

Santos Ansuero y veintiocho compañeros, monjes y mártires

En Ratzeburg, de Schleswig-Hostein, en Germania, san Ansuero, abad y mártir, lapidado junto con otros veintiocho monjes de Wendes, por paganos contrarios a quienes predicaban el Evangelio.

San David de Västeras, abad y obispo

En Västeras, en Suecia, san David, obispo, el cual, originario de Inglaterra, después de abrazar la vida de monje cluniacense fue a predicar la fe cristiana a los suecos y, ya anciano, murió piadosamente en el monasterio que él mismo había fundado.

Beato Ceslas, religioso presbítero

En Breslau, en Silesia, beato Ceslas, uno de los primeros presbíteros de la Orden de Predicadores que trabajó por el reino de Dios en Silesia y en otras regiones cercanas.

Beato Bernardo de Baden, laico

En Montcallier, pueblo del Piamonte, beato Bernardo, marqués de Baden, a quien le sorprendió la muerte mientras se dirigía a Oriente para defender a la población cristiana, después de la conquista de Constantinopla por los enemigos.

Beatos Ignacio de Acevedo y treinta y ocho compañeros, religiosos mártires

Pasión de los mártires beatos Ignacio de Acevedo, presbítero, y treinta y ocho compañeros religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús, que cuando se dirigían a las misiones del Brasil en una nave llamada «San Jacobo», fueron asaltados por piratas y, en odio a la religión católica, traspasados todos ellos con espadas y lanzas. Sus nombres son: Diego de Andrade, presbítero; Gonzalo Henriques, diácono; Antonio Soares, Benito de Castro, Juan Fernandes, Manuel Álvares, Francisco Álvares, Juan de Mayorga, Esteban de Zudaire, Alfonso de Baena, Domingo Fernandes, otro Juan Fernandes, Alejo Delgado, Luis Correia, Manuel Rodrigues, Simón Lopes, Manuel Fernandes, Álvaro Mendes, Pedro Nunes, Luis Rodrigues, Francisco de Magalhaes, Nicolás Dinis, Gaspar Álvares, Blas Ribeiro, Antonio Fernandes, Manuel Pacheco, Pedro de Fontoura, Andrés Gonçalves, Mauro Vaz, Diego Pires, Marco Caldeira, Antonio Correia, Fernando Sánchez, Gregorio Escribano, Francisco Pérez Godoy, Juan de Zafra, Juan de San Martín, religiosos, y Juan, que se unió a ellos.

San Pompilio María Pirrotti, religioso presbítero

En Campi Salentina, en la Apulia, san Pompilio María Pirrotti, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, célebre por la austeridad de su vida.

Beato Miguel Bernardo Marchand, presbítero y mártir

En el mar, ante la costa de Rochefort, beato Miguel Bernardo Marchand, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa fue encarcelado en Rouen por ser sacerdote, siendo trasladado después a una vieja nave, en la que enfermó y murió.

San Pedro Nguyen Bá Tuân, presbítero y mártir

En la ciudad de Nam Dinh, en Tonkín, san Pedro Nguyen Bá Tuân, presbítero y mártir, que, en tiempo del emperador Minh Mang, fue encarcelado por ser cristiano y falleció de hambre en prisión.

Beata Ana María Javouhey, virgen y fundadora

En París, en Francia, beata Ana María Javouhey, virgen, fundadora de la Congregación de Religiosas Misioneras de San José de Cluny, dedicadas al cuidado de enfermos y a la instrucción cristiana de la juventud femenina, obra que la beata consiguió difundir también en tierras de misión.

San Andrés Nguyên Kim Thông Nam, catequista mártir

En la provincia de My Tho, en Cochinchina, actualmente Vietnam, san Andrés Nguyên Kim Thông Nam (Nam Thuông), mártir, el cual, en tiempo del emperador Tu Duc, por ser catequista fue primero encarcelado y después desterrado, obligándole a caminar hacia el exilio encadenado y cargado con un madero, por lo que murió durante el viaje como auténtico mártir.

Beato Antonio Beszta-Borowski, presbítero y mártir

En el pueblo de Bielsk Podlaski, en Polonia, beato Antonio Beszta-Borowski, presbítero y mártir, que en tiempo de guerra fue hecho prisionero por los enemigos de la fe y descansó en la paz de Cristo tras ser fusilado.


LITURGIA DE HOY  

(Hasta la Hora Nona:)
Misa de la memoria (blanco).
MISAL: 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo) o de doctores, o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-impar.
- Gen 49, 29-32; 50, 15-26a. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta
tierra.
- Sal 104. R. Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
- Mt 10, 24-33. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 16 de julio, pág. 422.

CALENDARIOS: Canarias-Fuerteventura: San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia (S). Franciscanos: (F).
Canarias y Tenerife: Beatos Ignacio de Acevedo, y compañeros, mártires (MO).
Escolapios: San Pompilio María Pirrotti, presbítero (MO).
Toledo: Beatos Alfonso de Baena, Juan de san Martín Rodríguez, Francisco Pérez Godoy y compañeros, religiosos y mártires (ML).
Cuenca: Aniversario de la muerte de Mons. José Guerra Campos, obispo, emérito (1997).


RITOS INICIALES

San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia

Memoria obligatoria 


Buenaventura (1218-1274) fue hijo espiritual de san Francisco de Asís. Como ministro general de la Orden de los Menores, trabajó por su organización.

Por la sublimidad de su doctrina teológica –enseñó, en la escuela de san Agustín, el “Itinerario del alma hacia Dios”- y por la intensidad de su vida de fe, mereció ser llamado el “Doctor seráfico”.

Designado Obispo-cardenal de Albano, murió durante el Concilio de Lyon.


Antífona de entrada Cf. Dan 12, 3

Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, lucirán como las estrellas, por toda la eternidad.  


Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso,
que al celebrar la conmemoración del obispo san Buenaventura
aprovechemos sus admirables enseñanzas
e imitemos el ardor de su caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA 

PRIMERA LECTURA
Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra
Lectura del libro del Génesis 49, 29-32; 50, 15-26a
EN AQUELLOS DÍAS, Jacob dio a sus hijos estas instrucciones:
«Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela frente a Mambré, en la tierra de Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas».
Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron:
«A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos todo el mal que le hicimos».
Y mandaron decir a José:
«Antes de morir tu padre nos encargó: “Esto diréis a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre”».
José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos, se postraron ante él y le dijeron:
«Aquí nos tienes, somos tus siervos».
Pero José les respondió:
«No temáis, ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos».
y los consoló hablándoles al corazón.
José habitó en Egipto con la familia de su padre; y vivió ciento diez años. José llegó a conocer a los descendientes de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, que nacieron sobre sus rodillas.
Más adelante, José dijo a sus hermanos:
«Yo voy a morir, pero Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob».
Luego José hizo jurar a los hijos de Israel:
«Cuando Dios os visite, os llevaréis mis huesos de aquí».
José murió a los ciento diez años.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7 (R: cf. Sal 68, 33)
R/. Los humildes, buscad al Señor,
y revivirá vuestro corazón.
V/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R/.
V/.Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R/.
V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Aleluya1 Pe 4, 14
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. R/.
 
EVANGELIO
No tengáis miedo o los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
Al celebrar estos misterios divinos, te pedimos, Señor,
que el Espíritu Santo infunda en nosotros
aquella misma luz de la fe que iluminó a san Buenaventura,
y lo impulsó a la propagación de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio II de los santos
Eficacia de la acción de los santos

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque mediante el testimonio admirable de tus santos
fecundas sin cesar a tu Iglesia
con vitalidad siempre nueva,
dándonos así pruebas evidentes de tu amor.
Ellos nos estimulan con su ejemplo
en el camino de la vida
y nos ayudan con su intercesión.

Por eso,
ahora, nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y los santos
diciendo:

Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión Cf. 1 Cor 1, 23-24 
Nosotros predicamos a Cristo crucificado, fuerza y sabiduría de Dios.  

Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, por este alimento celestial recibido,
que, siguiendo las enseñanzas de san Buenaventura,
vivamos en continua acción de gracias.
Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Oh Señor, haz que resplandezca en nosotros tu rostro por el bien de la paz; protégenos con tu mano poderosa… Te damos gracias, a través del sumo Sacerdote y protector de nuestras almas, Jesucristo, por el cual sea la gloria y alabanza a ti, ahora y de generación en generación. Amén» (San Clemente de Roma).

«Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza» (Benedicto XVI).

«El término alma designa (…) lo que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él, aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: ‘alma’ significa el principio espiritual en el hombre» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 363).


(Después de la Hora Nona:)

DECIMOQUINTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Tercera semana del Salterio
Misa vespertina del XV Domingo del tiempo ordinario (verde).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (A).
- Is 55, 10-11. La lluvia hace germinar la tierra.
- Sal 64. R. La semilla cayó en tierra buena, y dio fruto.
- Rom 8, 18-23. La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios.
- Mt 13, 1-23. Salió el sembrador a sembrar.
En la primera lectura se compara la lluvia, que hace germinar la tierra, con la palabra que sale de la boca de Dios, que cumplirá su deseo y llevará a cabo su encargo. Esa Palabra no es otra que Jesucristo; y esa Palabra es la que se siembra mediante la predicación (Ev). ¿La escuchamos sin atención y no hacemos por entenderla?, ¿la entendemos y profundizamos y somos constantes en cumplirla?, ¿la escuchamos, pero ante cualquier dificultad dejamos de cumplirla?, ¿la escuchamos, pero los afanes de la vida, la preocupación por el dinero, nos llevan a olvidarla? A medida que vivamos el mensaje evangélico iremos caminando hacia la manifestación plena de la libertad gloriosa de los hijos de Dios (2 Lect).

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