05 de noviembre - DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)



 DOMINGO DE LA XXX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)
 Oficio del Domingo de la Semana II del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes Tercia - 
 Sexta - Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 05 DE NOVIEMBRE

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía del Domingo de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía del Domingo de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario (a las 12.30 h.).


NOTICIAS DE ACTUALIDAD









NUEVA SECCIÓN

CATEQUESIS SOBRE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

POR EL P. MANUEL PÉREZ TENDERO


1. Introducción literaria a la Biblia







CULTURA Los demonios no cambian: la sociedad y los cineastas, sí
CULTURA Un repaso de Ramon Corts Blay, doctor en Historia Eclesiástica
MUNDO Khalid Rehmat guía desde 2021 a una comunidad de 34.000 católicos, repartidos en 9 parroquias
PERSONAJES El historiador y periodista argentino divulga el hispanismo diariamente a sus 150.000 seguidores
VATICANO Cameli: «Cuando Francisco dice que el Sínodo no es esto o aquello, combate una de las trampas»
CULTURA Conquistadores y misioneros reprodujeron y mejoraron la sociedad que vivían
CULTURA Jim Caviezel y Eduardo Verástegui, en una película contra la trata infantil
CULTURA Todo lo que debes saber de la Virgen más hispana
PERSONAJES Ella no sabía quien era el viejecito... pero cambió su vida
VIDA Y FAMILIA El Ministerio de Sanidad prepara las directrices con opacidad y en una comisión sesgada
ESPAÑA Obispo de Orihuela-Alicante: «No puede venir un sínodo ni un concilio ni otro Papa a cambiarlo»
ESPAÑA Domenech: «No se puede obedecer si la orden que uno recibe incluye un pecado, aunque sea venial»


SANTORAL DE HOY

Elogio: Conmemoración de san Narciso, obispo de Jerusalén, merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa san Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. Descansó en el Señor a la edad de ciento dieciséis años.

Refieren a este santo: San Teófilo de Cesarea.

 

   San Feliciano, mártir

En Cartago, san Feliciano, mártir.

   San Narciso de Jerusalén, obispo  

Conmemoración de san Narciso, obispo de Jerusalén, merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa san Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. Descansó en el Señor a la edad de ciento dieciséis años.

   San Honorato de Vercelli, obispo  

En Vercelli, en la Liguria, san Honorato, obispo, el cual, discípulo de san Eusebio en el monasterio y compañero suyo también en la cárcel, sucedió a su maestro en la sede, para seguir enseñando la doctrina verdadera, y a la hora de la muerte mereció dar el viático al obispo san Ambrosio..

   San Zenobio, presbítero y mártir  

En Sidón, de Fenicia, san Zenobio, presbítero, que durante la durísima persecución bajo el emperador Diocleciano animó a otros al martirio, y finalmente también él fue coronado con la muerte.

   San Abrahán, eremita  

En Edessa, de Osrhoene, en Mesopotamia, san Abrahán, anacoreta, cuya vida fue escrita por san Efrén, diácono.

   San Teodario, abad  

En el territorio de Vienne, en la Galia, san Teodario, abad, el cual, discípulo de san Cesáreo de Arlés, estableció unas celdas para monjes y fue designado por el obispo como intercesor ante Dios y presbítero penitenciario para todos los habitantes de la ciudad.

   San Colmán de Kilmacduagh, obispo  

En Kilmacduagh (Galway), de Hibernia, san Colmán, obispo.

   San Dodón, abad

En Moutiers-en-Fagne, cerca de Cambrai, en Neustria, san Dodón, abad, que, presidiendo el monasterio de Wallers, prefirió retirarse a la vida eremítica.

   San Cayetano Errico, presbítero y fundador  

En Secondigliano, cerca de Nápoles, en la Campania, san Cayetano Errico, presbítero, que fomentó los retiros espirituales y la devoción a la Eucaristía, para ganar almas para Cristo, y fundó también la Congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María.


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (A).

- Mal 1, 14b — 2, 2b. 8-10. Os habéis separado del camino recto y habéis hecho que muchos tropiecen en la ley.

- Sal 130. R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

- 1 Tes 2, 7b-9. 13. Deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas.

- Mt 23, 1-12. Ellos dicen, pero no hacen.

El profeta Malaquías critica duramente a los escribas y fariseos, a las clases dirigentes de su tiempo por su hipocresía y el modo interesado de realizar su ministerio. El profeta, en el siglo V a. C., lanza un duro ataque a los sacerdotes de su época, por lo mal que realizan el culto y el mal ejemplo que dan en su vida. Buscan su propia gloria en vez de la de Dios (1 Lect). Jesús reprocha a los escribas y fariseos su afán de ostentación y de no cumplir lo que enseñan (Ev). Pablo refleja en la segunda lectura el aprecio que tiene por la comunidad de Tesalónica y les recuerda que no les ha transmitido palabras de hombre sino la Palabra de Dios (2 Lect).

- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 6 de noviembre, pág. 652.

CALENDARIOS: Hermanas de la Cruz: Santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen (S).


RITOS INICIALES

INTRODUCCIÓN

Dios llama severamente la atención a los sacerdotes que han sido infieles a su misión y han dado escándalo a sus hermanos, traicionando la misión que se les ha encomendado. Ellos han violado la alianza con Dios y han interpretado la ley según sus propios intereses, haciéndose despreciables. 
El Señor Jesucristo deplora la hipocresía de los guías espirituales del pueblo de Israel que no dan ejemplo de coherencia entre aquello que enseñan y lo que hacen. Hacen ostentación de una piedad que no es auténtica y sólo se preocupan de ser respetados y honrados. Nuestro Señor prohíbe a sus discípulos atribuirse honores que solamente corresponden a Dios, nuestro Padre, y a Jesucristo, único maestro de todos. El Señor no se queda en las palabras y se preocupa de formar el espíritu. Lo que importa es que los discípulos estén claramente convencidos de ejercitar su misión en total dependencia de Dios y de Cristo, como humildes servidores de sus hermanos. La tarea que el Señor les encomienda, se realiza en el nombre y por mandato de Jesucristo. El más grande honor, el más alto cargo entre nosotros, es el de ser humildes servidores de nuestros hermanos.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven a prisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación. 

Oración colecta
DIOS de poder y misericordia,
de quien procede el que tus fieles
te sirvan digna y meritoriamente,
concédenos avanzar sin obstáculos
hacia los bienes que nos prometes.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA  

PRIMERA LECTURA
Os habéis separado del camino recto y habéis hecho que muchos tropiecen en la ley
Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b — 2, 2b. 8-10
YO soy un gran rey,
dice el Señor del universo,
y todas las naciones temen mi nombre.
Esto es lo que os mando, sacerdotes:
Si no escucháis y no ponéis todo vuestro corazón
en glorificar mi nombre,
dice el Señor del universo,
os enviaré la maldición.
Os habéis separado del camino recto
y habéis hecho que muchos tropiecen en la ley,
invalidando la alianza de Leví,
dice el Señor del universo.
Pues yo también os voy a hacer despreciables
y viles para todo el pueblo,
ya que vuestra boca no ha guardado el camino recto
y habéis sido parciales
en la aplicación de la ley.
¿No tenemos todos un mismo padre?
¿No nos creó el mismo Dios?
¿Por qué entonces nos traicionamos
unos a otros
profanando la alianza de nuestros padres?
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 130, 1bcde. 2. 3
R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
V/. Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.
V/. Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre;
como un niño saciado
así está mi alma dentro de mí. R/.
V/. Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.

SEGUNDA LECTURA
Deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios,
sino hasta nuestras propias personas
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13
HERMANOS:
Nos portamos con delicadeza entre vosotros, como una madre que cuida con cariño de sus hijos.
Os queríamos tanto que deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios que permanece operante en vosotros los creyentes.
Palabra de Dios.

Aleluya Mt 23, 9b. 10b
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Uno solo es vuestro Padre, el del cielo;
y uno solo es vuestro maestro, el Mesías. R/.

EVANGELIO
Ellos dicen, pero no hacen
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12
 EN aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.

DOMINGO XXXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)
Un doble modo de actuar que lleva consigo o la maldición de Dios o su bendición. Yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos... (Primera lectura)
Y en la segunda lectura: Recordar si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas... proclamando entre vosotros el Evangelio de Dios. Y al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogísteis... como palabra de Dios...
Y en el Evangelio: Nos dará consejos y criterios nuevos de actuación terminando con este principio misterioso a la vez que luminoso: el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
¡Qué bonito vernos en función de la realización de los planes de Dios! La actuación, en primer lugar, de los que tienen responsabilidad pastoral, pero en su grado todos y cada uno de nosotros, nos hacemos agradables o despreciables ante Dios según sea nuestro modo de actuar. No somos libres en el sentido de hacer lo que nos da la gana, sino en el sentido de abrazar voluntariamente nuestra responsabilidad ante Dios; lo mismo al comunicar que al recibir la luz que el Señor nos confía. No en vano nos dice en otro momento: vosotros sois la luz del mundo.
La diferencia esencial entre las criaturas de orden inferior y los humanos está en que las criaturas inferiores se someten necesariamente a los planes de Dios a través de leyes físicas, biológicas o de instinto, mientras que los hombres tenemos que actuar aceptando con nuestra voluntad libre estos mismos planes de Dios. Dios nos da responsabilidad, pero nos exige aceptar esta responsabilidad adhiriéndonos a ella con nuestra voluntad libre.
Nada escapa a la mirada omnipresente de la providencia divina y cuenta con nuestra aportación. Todos somos importantes porque colaboramos en la realización de sus planes.
A la luz de estos principios, vemos claro el sentido profundo de la última frase del Evangelio: el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. No somos ni más ni menos importantes, sino realizadores de los planes de Dios sobre cada uno de nosotros. Recibiremos el aplauso de Dios: de mi siervo bueno y fiel o el desprecio: apartados de mi. La manera más auténtica de sentirnos enaltecidos o humillados.

Credo.
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones y nos conceda el auxilio que necesitamos:
- Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza, que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y humildes del Evangelio, roguemos al Señor.
- Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan realizarse debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.
- Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.
- Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones
y haz que estemos siempre atentos
a honrar tu nombre y acoger tu palabra como la única que salva;
que no nos limitemos a proclamar el Evangelio,
sino que lo vivamos también con nuestras obras,
para ser así verdaderos discípulos de tu Hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
QUE este sacrificio, Señor,
sea para ti una ofrenda pura
y, para nosotros, una efusión santa de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
El misterio de la salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Cf. Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
 O bien: Jn 6, 58
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí, dice el Señor.

Oración después de la comunión

TE pedimos, Señor,
que aumente en nosotros la acción de tu poder,
para que, alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a recibir tus promesas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. 


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«No permita Dios que permanezcamos insensibles ante la bondad de Cristo. Si Él imitara nuestro modo ordinario de actuar, ya podríamos darnos por perdidos. Así pues, ya que nos hemos hecho discípulos suyos, aprendamos a vivir conforme al cristianismo» (San Ignacio de Antioquía).

«La medicina ha alargado el tiempo del hombre. ¿Pero de verdad tenemos tiempo? ¿O nos tiene el tiempo a nosotros? La mayoría, en todo caso, no tiene tiempo para Dios, necesita su tiempo para sí, para sus “negocios”…» (Benedicto XVI).

«Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste, paraíso: ‘Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman’ (1Cor 2,9)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.027).


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