PROGRAMA PARROQUIAL:VIERNES, 17 DE NOVIEMBRE
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
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Oración por Tierra Santa
Padre celestial, Te damos gracias y te alabamos por el don de Jesús, tu único Hijo; por su nacimiento en Belén; su ministerio en toda la Tierra Santa, su muerte en la cruz, su resurrección y su ascensión. Él ha venido a rescatar esta tierra y el mundo. Él ha venido como Príncipe de la Paz.
Te damos gracias por todas las Iglesias y parroquias del mundo que se unen a nuestra oración de hoy por la paz. Nuestra Ciudad Santa y nuestra tierra necesitan mucho la paz. En tu inefable misterio y tu amor para con todos, haz que la fuerza de tu redención y de tu paz supere todas las barreras de culturas y religiones, y llene el corazón de todos los que te sirven aquí, los de los dos pueblos, israelí y palestino, y de todas las religiones. Envíanos responsables políticos dispuestos a dedicar su vida a una paz justa para sus pueblos.
Dales el valor de firmar un tratado de paz que ponga fin a la ocupación impuesta por un pueblo sobre otro, concede la libertad a los palestinos, da la seguridad a los israelíes y libéranos a todos del temor. Danos responsables que comprendan la santidad de nuestra ciudad y que la abran a todos sus habitantes, palestinos e israelíes, y a todo el mundo.
Sobre esta tierra que tú has santificado, libéranos a todos de los pecados de odio y asesinato. Libera las almas y los corazones de los israelíes y palestinos de este pecado. Concede la liberación a los habitantes de Gaza que conocen interminables pruebas y amenazas.
Ponemos en ti nuestra confianza, Padre celestial. Creemos que eres bueno y que tu bondad triunfará sobre los males de la guerra y el odio en nuestra tierra.
Imploramos tu bendición, especialmente sobre los niños y los jóvenes, para que su temor y la angustia del conflicto cambien a la alegría y a la felicidad de la paz. Oramos también por las personas mayores y minusválidas, por su propio bienestar y porque aporten la contribución que les es posible para el futuro de esta tierra.
Oramos finalmente por los refugiados, dispersados por el mundo a causa de este conflicto.
Tú, Dios nuestro, concede a los políticos y a los gobernantes que tienen responsabilidad la sabiduría y el valor de encontrar soluciones justas y adaptadas.
Todo eso, te pedimos en nombre de Jesús. Amén.
(Oración de los responsables de las Iglesias en Jerusalén, en materiales de “Oración por la unidad de los cristianos 2011”)
Oramos por Tierra Santa sin olvidar a Ucrania y a otros tantos lugares de conflicto, sufrimiento y mal entre los pueblos y las familias
Oración por Tierra Santa
Padre celestial, Te damos gracias y te alabamos por el don de Jesús, tu único Hijo; por su nacimiento en Belén; su ministerio en toda la Tierra Santa, su muerte en la cruz, su resurrección y su ascensión. Él ha venido a rescatar esta tierra y el mundo. Él ha venido como Príncipe de la Paz.
Te damos gracias por todas las Iglesias y parroquias del mundo que se unen a nuestra oración de hoy por la paz. Nuestra Ciudad Santa y nuestra tierra necesitan mucho la paz. En tu inefable misterio y tu amor para con todos, haz que la fuerza de tu redención y de tu paz supere todas las barreras de culturas y religiones, y llene el corazón de todos los que te sirven aquí, los de los dos pueblos, israelí y palestino, y de todas las religiones. Envíanos responsables políticos dispuestos a dedicar su vida a una paz justa para sus pueblos.
Dales el valor de firmar un tratado de paz que ponga fin a la ocupación impuesta por un pueblo sobre otro, concede la libertad a los palestinos, da la seguridad a los israelíes y libéranos a todos del temor. Danos responsables que comprendan la santidad de nuestra ciudad y que la abran a todos sus habitantes, palestinos e israelíes, y a todo el mundo.
Sobre esta tierra que tú has santificado, libéranos a todos de los pecados de odio y asesinato. Libera las almas y los corazones de los israelíes y palestinos de este pecado. Concede la liberación a los habitantes de Gaza que conocen interminables pruebas y amenazas.
Ponemos en ti nuestra confianza, Padre celestial. Creemos que eres bueno y que tu bondad triunfará sobre los males de la guerra y el odio en nuestra tierra.
Imploramos tu bendición, especialmente sobre los niños y los jóvenes, para que su temor y la angustia del conflicto cambien a la alegría y a la felicidad de la paz. Oramos también por las personas mayores y minusválidas, por su propio bienestar y porque aporten la contribución que les es posible para el futuro de esta tierra.
Oramos finalmente por los refugiados, dispersados por el mundo a causa de este conflicto.
Tú, Dios nuestro, concede a los políticos y a los gobernantes que tienen responsabilidad la sabiduría y el valor de encontrar soluciones justas y adaptadas.
Todo eso, te pedimos en nombre de Jesús. Amén.
(Oración de los responsables de las Iglesias en Jerusalén, en materiales de “Oración por la unidad de los cristianos 2011”)
Portada
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Elogio: Memoria de santa
Isabel de Hungría, que siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de
Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas
calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se
retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había
fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos
y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco
años de edad.
Patronazgos: patrona las
viudas y los huérfanos, los mendigos, los enfermos, los necesitados, los
inocentes perseguidos, de bordadores y panaderos, de Cáritas y organizaciones
de beneficencia, y de varias ciudades y diócesis, protectora contra el dolor de
muelas.
Refieren a este
santo: Beata Gertrudis, Santa Isabel de Portugal, Santa
Kinga o Cunegunda
San Gregorio «Taumaturgo», obispo
En Neocesarea, en el Ponto, san Gregorio, obispo, que siendo aún
adolescente abrazó la fe cristiana, fue progresando en las ciencias divinas y
humanas, y, ordenado obispo, brilló por su doctrina, virtudes y trabajos
apostólicos. Por los incontables milagros que realizó, se le llamó
«Taumaturgo».
Santos Alfeo y Zaqueo, mártires
En Cesarea de Palestina, santos Alfeo y Zaqueo, mártires, que por
confesar con todas sus fuerzas a Dios y a Jesucristo Rey, después de muchos
tormentos fueron condenados a muerte, en el primer año de la persecución
ordenada por el emperador Diocleciano.
San
Acisclo, mártir
En Córdoba, en la provincia hispánica de la Bética, san Acisclo, mártir.
San
Aniano de Orleáns, obispo
En Orleáns, de la Galia Lugdunense, san Aniano, obispo, que, confiando
sólo en Dios, cuyo auxilio no cesaba de pedir con oraciones y lágrimas, liberó
a su ciudad, asediada por los hunos.
San
Namacio de Vienne, obispo
En Vienne, de Burgundia, san Namacio, obispo, que desempeñó rectamente
los mismos oficios civiles, y que rigió y honró la sede episcopal.
San
Gregorio de Tours, obispo
En Tours, de Neustria, san Gregorio, obispo, sucesor de san Eufronio, que
escribió en lenguaje claro y sencillo la historia de los francos.
Santa Hilda, abadesa
En Whitby, en Northumbria, santa Hilda, abadesa, la cual, después de
abrazar la fe y recibir los sacramentos de Cristo, puesta al frente de su
monasterio, tanto se entregó a la formación de los monjes y monjas en la vida
regular, al mantenimiento de la paz y la armonía, al trabajo y a la lectura de
las divinas Escrituras, que parecía realizar en la tierra tareas celestiales.
San
Florino, presbítero
En Rëmus, lugar de Recia, san Florino, presbítero, fielmente dedicado a
la labor parroquial.
San
Lázaro, monje confesor
En Constantinopla, san Lázaro, monje, nacido en Armenia, el cual, insigne
en la pintura artística de imágenes sagradas, fue atormentado con crueles
suplicios al negarse a destruir sus obras por orden del emperador iconoclasta
Teófilo, aunque después, apaciguadas las controversias sobre el debido culto a
las imágenes, el emperador Miguel III le envió a Roma para afianzar la
concordia y unidad de toda la Iglesia.
San
Hugo de Novara, abad
En Novara, de Sicilia, san Hugo, abad, que enviado por san Bernardo de
Claraval estableció la Orden Cisterciense allí mismo y en Calabria.
San
Hugo de Lincoln, obispo
En Lincoln, en Inglaterra, san Hugo, obispo, que era monje cartujo al
verse llamado a regir la iglesia de esta ciudad, donde realizó un trabajo
excelente, lo mismo en defensa de las libertades de la Iglesia que en arrancar
a los judíos de manos de sus enemigos.
Beata Salomé, abadesa
Cerca de Cracovia, de Polonia, beata Salomé, reina de Halicz (Galizia),
que, fallecido su esposo, el rey Colomano, profesó la Regla de las Clarisas y
desempeñó santamente el cargo de abadesa en un monasterio fundado por ella
misma.
Santa Gertrudis la Magna, virgen
En Helfta, en las cercanías de Eisleben, en Sajonia, aniversario de la
muerte de santa Gertrudis, virgen, cuya memoria se celebra el día de ayer.
Beato León Saisho Shichiemon Atsutomo, mártir
En Hirasa, beato León Saisho Shichiemon Atsutomo, samurai de alto rango,
mártir, cuya muerte tuvo lugar a los tres meses y medio después de haber recibido
el bautismo. Su martirio tuvo lugar donde él mismo había pedido, en el cruce de
caminos, por significar la cruz de Cristo.
San
Juan del Castillo, presbítero y mártir
En Asunción, en Paraguay, san Juan del Castillo, presbítero de la Orden
de la Compañía de Jesús y mártir, que, en el poblado de las reducciones fundado
aquel mismo año por san Roque González y encomendado a sus cuidados, por
instigación de un individuo aficionado a artes mágicas fue maltratado con
crueles suplicios y finalmente apedreado, lo que le llevó a la muerte dando
testimonio de Cristo.
Santos Jordán Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros y mártires
En Nagasaki, en Japón, santos Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji
Rokuzayemon Nishi, presbíteros dominicos y mártires. El primero trabajó
denodadamente por el Evangelio en las islas Filipinas antes de pasar a Japón, y
el segundo, primero en la isla de Formosa, y después, en sus últimos años y en
su misma patria, fue un incansable propagador de la fe en la región de
Nagasaki, hasta que ambos, con ánimo invicto, por orden del gobernador Tokugawa
Yemitsu fueron sometidos durante siete días a los crueles tormentos de la horca
y del encierro en una hoya, hasta entregar su vida.
Beato Lope Sebastián Hunot, presbítero y mártir
En el mar, ante Rochefort, en Francia, beato Lope Sebastián Hunot,
presbítero de Sens y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la
Revolución Francesa fue encarcelado en una vieja nave allí anclada, donde
padeció toda la dureza de la cautividad y completó el martirio víctima de las
fiebres.
Beato Eusebio Andrés, religioso y mártir
En Barcelona, España, beato Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielva),
religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y mártir.
Beato Josafat Kocylovskyj, obispo y mártir
En la localidad de Capaivca, en el territorio de Kiev, en Ucrania, beato
Josafat Kocylovskyj, obispo de Przemysl y mártir, que, durante la opresión a su
patria por un régimen enemigo de Dios, entregó su alma como fiel discípulo de
Cristo.
LITURGIA DE HOY
del T.O., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-impar.
- Sab 13, 1-9. Si han sido capaces de escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron a su Señor?
- Sal 18. R. El cielo proclama la gloria de Dios.
TOR: Santa Isabel de Hungría, religiosa (S). Familia Franciscana: (F).
Cartujos: San Hugo de Lincoln, monje (MO).
Benedictinos: Santa Margarita de Escocia, o santa Isabel de Hungría, religiosa (ML).
HH. de las Escuelas Cristianas: Dedicación de la iglesia de San Juan Bautista de La Salle (ML).
Servitas: Conmemoración de todos los difuntos de la Orden.
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Isabel de Hungría (1207-1231) fue desposada a los catorce años con Luis IV de Turingia, con quien conoció seis años de felicidad. Los esposos trataron de vivir en su hogar el ideal franciscano.
Luis falleció cuando ella tenía veinte años, dejándola embarazada. Vino entonces para ella una vida de pobreza. Se dedicó al servicio a los más necesitados.
Antífona de entrada Cf. Mt 25, 34. 36. 40
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estuve enfermo y me visitaron. Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.
Oración colecta
el don de reconocer y venerar a Cristo en los pobres;
concédenos, por su intercesión,
servir a los necesitados y afligidos con incansable caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
y no han sido capaces de conocer al que es
a partir de los bienes visibles,
ni de reconocer al artífice fiándose en sus obras,
sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire ligero,
a la bóveda estrellada, al agua impetuosa
y a los luceros del cielo, regidores del mundo.
Si, cautivados por su hermosura, los creyeron dioses,
sepan cuánto los aventaja su Señor,
pues los creó el mismo autor de la belleza.
Y si los asombró su poder y energía,
calculen cuánto más poderoso es quien los hizo,
pues por la grandeza y hermosura de las criaturas
se descubre por analogía a su creador.
Con todo, estos merecen un reproche menor,
pues a lo mejor andan extraviados,
buscando a Dios y queriéndolo encontrar.
Dan vueltas a sus obras, las investigan
y quedan seducidos por su apariencia, porque es hermoso lo que ven.
Pero ni siquiera estos son excusables,
porque, si fueron capaces de saber tanto
que pudieron escudriñar el universo,
¿cómo no encontraron antes a su Señor?
Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5b (R: 2a)
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendas
y concede, que quienes celebramos
el misterio de la inmensa caridad de tu Hijo, a ejemplo de santa Isabel,
seamos confirmados en el amor a ti y a los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracia siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable
en los santos que se entregaron a Cristo
por el reino de los cielos.
Por ella llamas de nuevo a la humanidad
a la santidad primera que de ti había recibido,
y la conduces a gustar
los dones que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los santos y todos ángeles,
te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de comunión Cf. Jn 15, 13
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
te pedimos, Padre misericordioso,
la gracia de imitar los ejemplos de santa Isabel,
que te sirvió con incansable piedad
y se entregó a tu pueblo con inmenso amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Más que el pecado mismo, lo que irrita y ofende a Dios es que los pecadores no sientan dolor alguno de sus pecados» (San Juan Crisóstomo).
«La pretensión de que la humanidad pueda hacer justicia sin Dios es presuntuosa e intrínsecamente falsa. Si de esta premisa se han derivado las más grandes crueldades, no es casualidad» (Benedicto XVI).
«(…) La caridad representa el mayor mandamiento social. Respeta al otro y sus derechos. Exige la práctica de la justicia y es la única que nos hace capaces de ésta. Inspira una vida de entrega de sí mismo: ‘Quien intente guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará’ (Lc 17,33)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.889).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Más que el pecado mismo, lo que irrita y ofende a Dios es que los pecadores no sientan dolor alguno de sus pecados» (San Juan Crisóstomo).
«La pretensión de que la humanidad pueda hacer justicia sin Dios es presuntuosa e intrínsecamente falsa. Si de esta premisa se han derivado las más grandes crueldades, no es casualidad» (Benedicto XVI).
«(…) La caridad representa el mayor mandamiento social. Respeta al otro y sus derechos. Exige la práctica de la justicia y es la única que nos hace capaces de ésta. Inspira una vida de entrega de sí mismo: ‘Quien intente guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará’ (Lc 17,33)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.889).
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