JUEVES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO, feria Oficio del Jueves de la Semana II del Salterio (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia - Sexta - Nona - Vísperas - Completas) Para la memoria de San Dámaso, papa: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia - Sexta - Nona - Vísperas - Completas)
PROGRAMA PARROQUIAL:JUEVES, 11 DE DICIEMBREPARROQUIA DEL CARMEN:
- Jueves eucarístico con adoración al Santísimo (17.30 h.).
- Eucaristía del Jueves de la II Semana de Adviento (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Jueves de la II Semana de Adviento (a las 19.30 h.).
Para ver la transmisión, pincha aquí
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Jueves eucarístico con adoración al Santísimo (17.30 h.).
- Eucaristía del Jueves de la II Semana de Adviento (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
TIEMPO DE ADVIENTO:
TIEMPO DE ADVIENTO:
¡¡TIEMPO DE GRACIA, ESPERANZA Y SALVACIÓN!!
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
¡¡TIEMPO DE GRACIA, ESPERANZA Y SALVACIÓN!!
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
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Semana II de Adviento:
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Semana II de Adviento:
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ADORACIÓN PERPETUA
ADORACIÓN PERPETUA
DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)
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VIVE DE CRISTO®Dominicas de LermaBelén SotosLuis Javier Moxó SotoProyecto Amor ConyugalNéstor Mora Núñez
La OMS y el «derecho al aborto»: así funciona la manipulación globalista para fabricar un «consenso»Resistir con esperanza: así clama el «Padre Vandálico» por la libertad de los católicos en NicaraguaPablo J. Ginés
Matilde Latorre de SilvaBelén SotosVIVE DE CRISTO®Dominicas de LermaLuis Javier Moxó SotoProyecto Amor Conyugal
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Apariciones de Dozulé y su cruz de 738 metros: el Vaticano zanja que «consta la no sobrenaturalidad»Herminia Navarro
Vaticano
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Josep Miró i ArdèvolEl Gobierno podría cerrar Religión en Libertad por publicaciones «discriminatorias» con grupos LGTBIÁlex Rosal
Alfonso Ratisbonne, judío y ateo, se puso la Medalla Milagrosa y se obró el milagro de su conversión
Pablo J. GinésHelena Faccia
SANTORAL DE HOY
Elogio: San Dámaso I, papa, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones.
Patronazgos: protector contra la fiebre.
refieren a este santo: San Basilio Magno, San Jerónimo, San Juvenal de Narni, San Siricio, San Tarsicio.
OraciónConcédenos la gracia, Señor, de glorificarte siempre por el triunfo de tus mártires, a quienes profesó devoción entrañable el papa san Dámaso primero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Patronazgos: protector contra la fiebre.
refieren a este santo: San Basilio Magno, San Jerónimo, San Juvenal de Narni, San Siricio, San Tarsicio.
Santos Victorico y Fusciano, mártires
En la región de Amiens, de la Galia Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires. († c. s. III)
San Sabino de Piacenza, obispo
En Piacenza, de la Emilia, san Sabino, obispo, que convirtió una multitud de gente a la fe, fundó también monasterios de vírgenes y defendió enérgicamente la fe nicena. († c. 420)
San Daniel «Estilita», monje y presbítero
En Constantinopla, san Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos. († 493)
Beato David de Himmerod, monje
En el monasterio de Himmerod, de la región de Tréveris, en Alemania, beato David, monje, el cual, aunque débil de cuerpo, fue recibido en Claraval por san Bernardo, quien después le envió con los hermanos a Alemania para fundar un monasterio y allí se entregó día y noche a la oración y a las buenas obras. († 1179)
Beato Francisco Lippi, eremita
En Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida. († 1292)
Beato Hugolino Magalotti, eremita
En la región de Camerino, del Piceno, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera Orden Regular de San Francisco. († 1373)
Beato Jerónimo Ranuzzi, religioso presbítero
En Sant'Angelo in Vado, también en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió la ciencia de los santos. († c. 1466)
Beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros y mártires
En Nagasaki, en Japón, beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires, los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una celda oscura y después quemados vivos. († 1632)
Beato Arturo Bell, presbítero y mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn. († 1643)
Beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir
En la localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir, que, durante la persecución religiosa, con su martirio siguió las huellas de Cristo. († 1936)
Santa María Maravillas de Jesús, virgen y fundadora
En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad. († 1974)
Santos Victorico y Fusciano, mártires
En la región de Amiens, de la Galia Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires. († c. s. III)
San Sabino de Piacenza, obispo
En Piacenza, de la Emilia, san Sabino, obispo, que convirtió una multitud de gente a la fe, fundó también monasterios de vírgenes y defendió enérgicamente la fe nicena. († c. 420)
San Daniel «Estilita», monje y presbítero
En Constantinopla, san Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos. († 493)
Beato David de Himmerod, monje
En el monasterio de Himmerod, de la región de Tréveris, en Alemania, beato David, monje, el cual, aunque débil de cuerpo, fue recibido en Claraval por san Bernardo, quien después le envió con los hermanos a Alemania para fundar un monasterio y allí se entregó día y noche a la oración y a las buenas obras. († 1179)
Beato Francisco Lippi, eremita
En Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida. († 1292)
Beato Hugolino Magalotti, eremita
En la región de Camerino, del Piceno, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera Orden Regular de San Francisco. († 1373)
Beato Jerónimo Ranuzzi, religioso presbítero
En Sant'Angelo in Vado, también en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió la ciencia de los santos. († c. 1466)
Beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros y mártires
En Nagasaki, en Japón, beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires, los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una celda oscura y después quemados vivos. († 1632)
Beato Arturo Bell, presbítero y mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn. († 1643)
Beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir
En la localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir, que, durante la persecución religiosa, con su martirio siguió las huellas de Cristo. († 1936)
Santa María Maravillas de Jesús, virgen y fundadora
En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad. († 1974)
LITURGIA DE HOY
Misa de feria (morado) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto de la feria o del común de pastores (para un papa); Pf. I o III Adv. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Is 41, 13-20. Yo soy tu libertador, el Santo de Israel.
- Sal 144. R. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
- Mt 11, 11-15. No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 12 de diciembre, pág. 715.
CALENDARIOS: Madrid y Getafe: Santa Maravillas de Jesús, virgen (F). Toledo y Carmelitas Descalzos: (ML).
O. Cist.: Beato David de Himmerod, monje cisterciense (MO).
Santander: Bienaventurada Virgen María de Guadalupe (ML).
Canónigos Regulares de Letrán: San Vicelino, obispo (ML).
Misa de feria (morado) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto de la feria o del común de pastores (para un papa); Pf. I o III Adv. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Is 41, 13-20. Yo soy tu libertador, el Santo de Israel.
- Sal 144. R. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
- Mt 11, 11-15. No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 12 de diciembre, pág. 715.
CALENDARIOS: Madrid y Getafe: Santa Maravillas de Jesús, virgen (F). Toledo y Carmelitas Descalzos: (ML).
O. Cist.: Beato David de Himmerod, monje cisterciense (MO).
Santander: Bienaventurada Virgen María de Guadalupe (ML).
Canónigos Regulares de Letrán: San Vicelino, obispo (ML).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Antífona de entrada Cf. Sal 118, 151-152
Tú, Señor, estás cerca y todos tus caminos son verdaderos; hace tiempo comprendí tus preceptos, porque tú eres eterno.
Oración colecta
SEÑOR, aviva nuestros corazones
para que preparemos los caminos a tu Unigénito,
y, por su venida,
merezcamos servirte con un corazón puro.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Antífona de entrada Cf. Sal 118, 151-152
Tú, Señor, estás cerca y todos tus caminos son verdaderos; hace tiempo comprendí tus preceptos, porque tú eres eterno.
Oración colecta
SEÑOR, aviva nuestros corazones
para que preparemos los caminos a tu Unigénito,
y, por su venida,
merezcamos servirte con un corazón puro.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Is 41, 13-20
Yo soy tu libertador, el Santo de Israel
Lectura del libro de Isaías.
PRIMERA LECTURA Is 41, 13-20
Yo soy tu libertador, el Santo de Israel
Lectura del libro de Isaías.
te tomo por tu diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob,
oruga de Israel,
yo mismo te auxilio
—oráculo del Señor—,
tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo,
aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos;
reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará,
el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas,
en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma
y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros,
acacias, mirtos y olivares;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan,
reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 144, 1bc y 9. 10-11. 12-13ab (R: 8)
R/. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.
V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fíeles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
V/. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista
✠
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasACEPTA, Señor, los dones que te ofrecemos,
escogidos de los bienes que hemos recibido de ti,
y lo que nos concedes celebrar con devoción
durante nuestra vida mortal
sea para nosotros premio de tu redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
escogidos de los bienes que hemos recibido de ti,
y lo que nos concedes celebrar con devoción
durante nuestra vida mortal
sea para nosotros premio de tu redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de AdvientoLas dos venidas de Cristo33. Este prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, y en las restantes misas que se celebran durante este tiempo y que no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario,es nuestro deber y salvacióndarte graciassiempre y en todo lugar,Señor, Padre santo,Dios todopoderoso y eterno,por Cristo, Señor nuestro.Quien al venir por vez primeraen la humildad de nuestra carne,realizó el plan de redención trazado desde antiguoy nos abrió el camino de la salvación;para que cuando venga de nuevoen la majestad de su gloria,revelando así la plenitud de su obra,podamos recibir los bienes prometidosque ahora, en vigilante espera,confiamos alcanzar.Por eso,con los ángeles y arcángelesy con todos los coros celestiales,cantamos sin cesarel himno de tu gloria:Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Tit 2, 12-13Llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios.
Oración después de la comuniónFRUCTIFIQUE en nosotros, Señor, la celebración de estos sacramentos,
con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa,
a descubrir el valor de los bienes del cielo
y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la comunión
con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa,
a descubrir el valor de los bienes del cielo
y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Para la fiesta de la Virgen de Guadalupe
El Señor quiere de nosotros que no desaprovechemos la ocasión de crecer en su Amor a través del trato con su Madre. Que cada día sepamos tener con Ella esos detalles de hijos — cosas pequeñas, atenciones delicadas—, que se van haciendo realidades de santidad personal y de apostolado» (San Josemaría).
«La Virgen de Guadalupe sigue siendo aún hoy el gran signo de la cercanía de Cristo, al invitar a todos los hombres a entrar en comunión con Él, para tener acceso al Padre. Al mismo tiempo, María es la voz que invita a los hombres a la comunión entre ellos» (Juan Pablo II).
«(…) María es ‘bendita entre todas las mujeres’ porque ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor. Abraham, por su fe, se convirtió en bendición para todas las ‘naciones de la tierra’ (Gn 12,3). Por su fe, María vino a ser la madre de los creyentes, gracias a la cual todas las naciones de la tierra reciben a Aquél que es la bendición misma de Dios: ‘Jesús, el fruto bendito de su vientre’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.676).
Para la fiesta de la Virgen de Guadalupe
El Señor quiere de nosotros que no desaprovechemos la ocasión de crecer en su Amor a través del trato con su Madre. Que cada día sepamos tener con Ella esos detalles de hijos — cosas pequeñas, atenciones delicadas—, que se van haciendo realidades de santidad personal y de apostolado» (San Josemaría).
«La Virgen de Guadalupe sigue siendo aún hoy el gran signo de la cercanía de Cristo, al invitar a todos los hombres a entrar en comunión con Él, para tener acceso al Padre. Al mismo tiempo, María es la voz que invita a los hombres a la comunión entre ellos» (Juan Pablo II).
«(…) María es ‘bendita entre todas las mujeres’ porque ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor. Abraham, por su fe, se convirtió en bendición para todas las ‘naciones de la tierra’ (Gn 12,3). Por su fe, María vino a ser la madre de los creyentes, gracias a la cual todas las naciones de la tierra reciben a Aquél que es la bendición misma de Dios: ‘Jesús, el fruto bendito de su vientre’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.676).
