TIEMPO DE ADVIENTO:
¡¡TIEMPO DE GRACIA, ESPERANZA Y SALVACIÓN!!
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
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Semana I de Adviento:
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Laudes CantadosSábado, 07 de diciembre de 2025
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ADORACIÓN PERPETUA
ADORACIÓN PERPETUA
DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO
Parroquia Ntra. Sra. de la MercedInstituto del Verbo EncarnadoCapilla "San Ignacio de Loyola"(Manresa, España)
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)
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¡El Señor viene para tí!
¡¡Ven, te está esperando!!
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Homilía Domingo II Semana de Adviento,por Mons. Munilla
Homilía Domingo II Semana de Adviento,del P. Santiago Martín
(07.12.2025)
Homilía I Vísperas delDomingo de la II Semana de Adviento,
(06.12.2025)
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Pablo J. GinésHelena Faccia
SANTORAL DE HOY
Para ver el video de su vida, pincha aquíElogio: Memoria de san Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy, en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos.
Patronazgos: patrono de comerciantes, apicultores, estudiantes; protector de abejas y animales de compañía.
Refieren a este santo: San Agustín de Hipona, San Anisio de Tesalónica, San Basiano de Lodi, San Cromacio de Aquilea, San Delfín de Burdeos, San Eustorgio I de Milán, San Félix de Como, San Honorato de Vercelli, Santa Marcelina, San Martín de Tours, San Romano «Mélodos», San Sabino de Piacenza, San Sátiro, San Severo de Nápoles, San Siricio, Santos Sisinio, Martirio y Alejandro, Santos Vidal y Agrícola, San Vigilio de Trento.
Oración
Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
San Sabino de Spoleto, obispo y mártir
En Spoleto, de la Umbría, san Sabino, venerado como obispo y mártir.
San Atenodoro, mártir
En Siria, san Atenodoro, mártir, que, según la tradición, fue torturado por el fuego y otros suplicios en tiempo del emperador Diocleciano y el prefecto Eleusio, y condenado después a la pena capital, al fallar el verdugo nadie se atrevió a degollarlo, por lo cual se durmió en el Señor en medio de la oración.
San Urbano de Teano, obispo
En Teano, de la Campania, san Urbano, obispo.
San Juan el Silencioso o Hesicasta, monje y obispo
En Palestina, san Juan el Silencioso o Hesicasta, el cual, habiendo renunciado al episcopado de Colonia, en Armenia, vivió como monje en la laura de San Sabas, en humilde servicio a los hermanos y en áspera soledad y silencio.
Santa Fara, abadesa
En Eboriacum (hoy Faramoutiers), de la región de Meaux, en la Galia, santa Fara, abadesa, la cual, habiendo gobernado durante muchos años el monasterio, fue agregada al grupo de las vírgenes que siguen al Cordero de Dios.
San Carlos Garnier, presbítero y mártir
En la región de Ontario, en Canadá, pasión de san Carlos Gamier, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, mientras bautizaba a catecúmenos, fue gravemente herido por unos paganos que irrumpieron violentamente, y murió a golpes de hacha. Su memoria se celebra el día diecinueve de octubre, juntamente con otros compañeros.
Santa María Josefa Rossello, virgen y fundadora
En Savona, en Italia, santa María Josefa (Benedicta) Rossello, virgen, que fundó la Congregación de Nuestra Señora de la Misericordia y, confiando solamente en Dios, se entregó con todo ahínco a procurar la salvación de las almas.
Elogio: Memoria de san Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy, en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos.
Patronazgos: patrono de comerciantes, apicultores, estudiantes; protector de abejas y animales de compañía.
Refieren a este santo: San Agustín de Hipona, San Anisio de Tesalónica, San Basiano de Lodi, San Cromacio de Aquilea, San Delfín de Burdeos, San Eustorgio I de Milán, San Félix de Como, San Honorato de Vercelli, Santa Marcelina, San Martín de Tours, San Romano «Mélodos», San Sabino de Piacenza, San Sátiro, San Severo de Nápoles, San Siricio, Santos Sisinio, Martirio y Alejandro, Santos Vidal y Agrícola, San Vigilio de Trento.
Oración
Señor y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
San Sabino de Spoleto, obispo y mártir
En Spoleto, de la Umbría, san Sabino, venerado como obispo y mártir.
San Atenodoro, mártir
En Siria, san Atenodoro, mártir, que, según la tradición, fue torturado por el fuego y otros suplicios en tiempo del emperador Diocleciano y el prefecto Eleusio, y condenado después a la pena capital, al fallar el verdugo nadie se atrevió a degollarlo, por lo cual se durmió en el Señor en medio de la oración.
San Urbano de Teano, obispo
En Teano, de la Campania, san Urbano, obispo.
San Juan el Silencioso o Hesicasta, monje y obispo
En Palestina, san Juan el Silencioso o Hesicasta, el cual, habiendo renunciado al episcopado de Colonia, en Armenia, vivió como monje en la laura de San Sabas, en humilde servicio a los hermanos y en áspera soledad y silencio.
Santa Fara, abadesa
En Eboriacum (hoy Faramoutiers), de la región de Meaux, en la Galia, santa Fara, abadesa, la cual, habiendo gobernado durante muchos años el monasterio, fue agregada al grupo de las vírgenes que siguen al Cordero de Dios.
San Carlos Garnier, presbítero y mártir
En la región de Ontario, en Canadá, pasión de san Carlos Gamier, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, mientras bautizaba a catecúmenos, fue gravemente herido por unos paganos que irrumpieron violentamente, y murió a golpes de hacha. Su memoria se celebra el día diecinueve de octubre, juntamente con otros compañeros.
Santa María Josefa Rossello, virgen y fundadora
En Savona, en Italia, santa María Josefa (Benedicta) Rossello, virgen, que fundó la Congregación de Nuestra Señora de la Misericordia y, confiando solamente en Dios, se entregó con todo ahínco a procurar la salvación de las almas.
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. I o III Adv.
LECC.: vol. I (A).
- Is 11, 1-10. Juzgará a los pobres con justicia.
- Sal 71. R. Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
- Rom 15, 4-9. Cristo salva a todos los hombres.
- Mt 3, 1-12. Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
- Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 8 de diciembre, pág. 709.
CALENDARIOS: Ciudad Rodrigo: Aniversario de la muerte de Mons. Demetrio Mansilla Reoyo, obispo, emérito (1998).
Santiago de Compostela: Aniversario de la muerte del cardenal Fernando Quiroga Palacios, arzobispo (1971).
En este domingo se nos presenta una de las figuras del Adviento, Juan Bautista, el precursor del Señor que en el Evangelio de hoy nos llama a la conversión. Necesitamos seguir convirtiéndonos. Cristo es el renuevo del tronco de Jesé, el hijo de David, que ne a salvar a todos: «Cristo acoge a los gentiles para que alaben a Dios» (1 y 2 Lect). «Él sea la bendición de todo los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra» (Sal resp). Desde aquí, hemos de sentirnos movidos a anunciar a todos la cercanía de la venida de Cristo, con nuestras palabras y, sobre todo, con nuestro ejemplo.
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
INTRODUCCIÓNEn este segundo domingo de Adviento, la voz de Isaías, el gran profeta del Antiguo Testamento que anunció la futura venida del Mesías nos invita a mirar al Señor que viene a salvar a los pueblos y que hará oír su voz gloriosa en la alegría de nuestro corazón. Juan, por su parte, anuncia que hay que prepararle un camino al Señor. La necesidad de la conversión es urgente, porque el Señor está a la puerta. Las quebradas de nuestro corazón deben ser emparejadas para que transite por él Aquel que viene. Lo que está torcido en nuestra vida tiene que ser enderezado, para que conozcamos la salvación que se manifiesta en Jesucristo.En este tiempo de Adviento, estemos alertas a las invitaciones que nos hace el Señor. Este es un tiempo propicio de conversión. El Señor está dispuesto, Él ya viene, preparémonos.
Monición de entrada
[Con esta gozosa esperanza encendemos el segundo cirio de la corona de Adviento.]
Antífona de entrada Cf. Is 30, 19. 30 Pueblo de Sion: el Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará resonar la majestad de su voz con alegría en vuestro corazón.
No se dice Gloria.
Oración colectaDIOS todopoderoso, rico en misericordia,
no permitas que,
cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo la sabiduría celestial,
podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
No se dice Gloria.
no permitas que,
cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo la sabiduría celestial,
podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Juzgará a los pobres con justicia
Lectura del libro de Isaías 1, 1-10
EN AQUEL DÍA, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Lo inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé será elevada
como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
y su fama dure como el sol:
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Cristo salva a todos los hombres
y cantaré para tu nombre».
EVANGELIOConvertíos, porque está cerca el reino de los cielos
✠Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12
POR AQUELLOS DÍAS, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo:
«Voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos”».
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.
El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».
Palabra del Señor.
Del Papa Benedicto XVIII Domingo de Adviento, 5 de diciembre de 2010Queridos hermanos y hermanas:El Evangelio de este segundo domingo de Adviento (Mt 3, 1-12) nos presenta
la figura de san Juan Bautista, el cual, según una célebre profecía de Isaías
(cf. 40, 3), se retiró al desierto de Judea y, con su predicación, llamó al
pueblo a convertirse para estar preparado para la inminente venida del Mesías.
San Gregorio Magno comenta que el Bautista "predica la recta fe y las
obras buenas... para que la fuerza de la gracia penetre, la luz de la verdad
resplandezca, los caminos hacia Dios se enderecen y nazcan en el corazón
pensamientos honestos tras la escucha de la Palabra que guía hacia el
bien" (Hom. in Evangelia, XX, 3: CCL 141, 155). El precursor de Jesús,
situado entre la Antigua y la Nueva Alianza, es como una estrella que precede
la salida del Sol, de Cristo, es decir, de Aquel sobre el cual –según otra
profecía de Isaías– "reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría
e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor
del Señor" (Is 11, 2).En el tiempo de Adviento, también nosotros estamos llamados a escuchar la
voz de Dios, que resuena en el desierto del mundo a través de las Sagradas
Escrituras, especialmente cuando se predican con la fuerza del Espíritu Santo.
De hecho, la fe se fortalece cuanto más se deja iluminar por la Palabra divina,
por "todo cuanto –como nos recuerda el apóstol san Pablo– fue escrito en
el pasado... para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo
que dan las Escrituras mantengamos la esperanza" (Rm 15, 4). El modelo de
la escucha es la Virgen María: "Contemplando en la Madre de Dios una
existencia totalmente modelada por la Palabra, también nosotros nos sentimos
llamados a entrar en el misterio de la fe, con la que Cristo viene a habitar en
nuestra vida. San Ambrosio nos recuerda que todo cristiano que cree, concibe en
cierto sentido y engendra al Verbo de Dios en sí mismo" (Verbum Domini,
28).Queridos amigos, "nuestra salvación se basa en una venida",
escribió Romano Guardini (La santa notte. Dall'Avvento all'Epifania, Brescia
1994, p. 13). "El Salvador vino por la libertad de Dios... Así la decisión
de la fe consiste... en acoger a Aquel que se acerca" (ib., p. 14).
"El Redentor –añade– viene a cada hombre: en sus alegrías y penas, en sus
conocimientos claros, en sus dudas y tentaciones, en todo lo que constituye su
naturaleza y su vida" (ib., p. 15).A la Virgen María, en cuyo seno habitó el Hijo del Altísimo, y que el
miércoles próximo, 8 de diciembre, celebraremos en la solemnidad de la
Inmaculada Concepción, pedimos que nos sostenga en este camino espiritual, para
acoger con fe y con amor la venida del Salvador.
Se dice Credo.
Oración de los fielesOremos al Señor, nuestro Dios. Él se apiada del pobre y del indigente.- Por la Iglesia, precursora de Cristo, como Juan Bautista, para
que prepare los caminos del Señor allí donde apenas ha llegado el
anuncio de su venida. Roguemos al Señor.
- Por los que nos gobiernan, para que lo hagan siempre con leyes justas
para todos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren, para que puedan experimentar en
su vida el consuelo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad y por todas las comunidades cristianas, para que
sepamos acogernos mutuamente, como Cristo mismo nos acoge. Roguemos al
Señor.
Señor, Dios nuestro,
que nos prometes en Cristo la realización
de todos
nuestros anhelos,
escucha nuestras súplicas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración de los fieles
Señor, Dios nuestro,
que nos prometes en Cristo la realización
de todos nuestros anhelos,
escucha nuestras súplicas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasQUE los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza
te conmuevan, Señor,
y al vernos desvalidos y sin méritos propios
acude, compasivo, en nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de AdvientoLas dos venidas de CristoEn verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.Quien al venir por vez primera
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera,
confiamos alcanzar.Por eso,
con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Bar 5, 5; 4, 36
En pie, Jerusalén, sube a la altura, contempla la alegría que Dios te envía.
Oración después de la comunión
SACIADOS con el alimento espiritual,
te pedimos, Señor,
que, por la participación en este sacramento,
nos enseñes a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra
y amar intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede usar la fórmula de bendición solemne (n. 1).
te conmuevan, Señor,
y al vernos desvalidos y sin méritos propios
acude, compasivo, en nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación;
para que cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera,
confiamos alcanzar.
con los ángeles y arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:
Antífona de comunión Bar 5, 5; 4, 36
En pie, Jerusalén, sube a la altura, contempla la alegría que Dios te envía.
Oración después de la comunión
te pedimos, Señor,
que, por la participación en este sacramento,
nos enseñes a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra
y amar intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo» (San Bernardo).
«Uno de los rasgos característicos de Dios es que es el “Dios-que-viene”. No es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el “Dios-que-viene”. Es un Padre que nunca deja de pensar en nosotros» (Benedicto XVI).
«Con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la “semejanza” divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 720).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo» (San Bernardo).
«Uno de los rasgos característicos de Dios es que es el “Dios-que-viene”. No es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el “Dios-que-viene”. Es un Padre que nunca deja de pensar en nosotros» (Benedicto XVI).
«Con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la “semejanza” divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 720).
