17 de agosto - DOMINGO DE LA XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

 


  DOMINGO DE LA XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)
 Oficio del Domingo de la Semana IV del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes Tercia - Sexta - Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 17 DE AGOSTO

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía del Domingo de la XX Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía del Domingo de la XX Semana del Tiempo Ordinario (a las 12.30 h.).


 Para ver la transmisión, pincha aquí

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Laudes Cantados
Domingo, 17 de agosto de 2025



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ADORACIÓN PERPETUA

DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO

Parroquia Ntra. Sra. de la Merced
Instituto del Verbo Encarnado
Capilla "San Ignacio de Loyola"
(Manresa, España)



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Homilía del Domingo
 XX del T.O., por Mons.
 Munilla

(17.08.2025)


Homilía del Domingo XX del T.O.,
 
del P. Santiago Martín
(17.08.2025)





Homilía del Domingo XX del T.O.
(17.08.2025)




Homilía I Vísperas del Domingo XX del T.O.
(16.08.2025)





Alfonso López Quintás

«Sentimos que estamos solos»: el clamor de un sacerdote sirio ante una persecución permanente

Jorge López Teulón

Santiago Martín

VIVE DE CRISTO®Dominicas de Lerma

Proyecto Amor Conyugal


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José María Carrera Hurtado
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José María Carrera Hurtado

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José María Carrera Hurtado
José María Carrera Hurtado

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José María Carrera Hurtado

Pablo J. Ginés
Germán Masserdotti

C.L.
José María Carrera Hurtado
C.L.

Pablo J. Ginés / CariFilii
Jesús M.C.

José María Carrera Hurtado
Cardenal Fernando Chomali


SANTORAL DE HOY



Para ver el video, pincha aquí

 

Jacinto nace a finales del siglo XII y su nombre original es Jacobo. Su familia es noble polaca y de tradición religiosa y militar.

Jacinto es uno de los grandes evangelizadores de la Europa oriental. Su valor y determinación apostólica permitió el crecimiento de la Orden de Predicadores en las primeras décadas después de su fundación.

 

 

Para ver el video, pincha aquí

Elogio: En Toledo, ciudad de España, santa Beatriz de Silva Meneses, virgen, que fue dama noble en la corte de la reina Isabel, pero después, prefiriendo una vida de mayor perfección, se retiró a las religiosas de la Orden de Santo Domingo durante muchos años y finalmente fundó una nueva institución con el título de Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María.


San Mirón, presbítero y mártir

En Cizico, en el Helesponto, san Mirón, presbítero y mártir, que, según una tradición, durante el imperio de Decio, y bajo el prefecto Antípatro, fue decapitado tras sufrir numerosos tormentos.

San Mamante, mártir

En Cesarea de Capadocia, san Mamante o Mameto, mártir, que, siendo pastor de condición muy humilde, vivió solitario en los bosques con la máxima frugalidad y, por haber proclamado su fe en Cristo, consumó el martirio bajo el emperador Aureliano.

San Eusebio, papa y confesor

En la región de Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esta isla, donde dejó la patria terrena para merecer la celestial; trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto.

San Ierón, presbítero y mártir

En Frisia, san Ierón, presbítero y mártir, de quien se cuenta que recibió la muerte a manos de algunos paganos normandos.

San Elías el Joven, monje confesor

En Tesalónica, de Macedonia, muerte de san Elias el Joven, que fue monje según las reglas de los Padres Orientales, y después de haber sufrido mucho por parte de los sarracenos a causa de la fe, con una fortaleza de ánimo invencible llevó una vida rigurosa de oración y austeridad, tanto en Calabria como en Sicilia.

San Nicolás Politi, eremita

En Arcaria, cerca de Milazzo, en Sicilia, san Nicolás Politi, eremita, que llevó una vida de extrema austeridad en una cueva.

Beato Alberto de Chiatina, presbítero

En Colle di Val d'Elsa, cerca de Siena, en la Toscana, beato Alberto, presbítero, que ofreció al pueblo un insigne ejemplo de virtud.

Santa Clara de la Cruz, abadesa

En Montefalco, de la Umbría, santa Clara de la Cruz, virgen de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que rigió el monasterio de Santa Cruz y expresó extremo amor por la pasión de Cristo.

Santos Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga y Miguel Kurobioye, mártires

En Nagasaki, en Japón, santos mártires Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga, presbítero de la Orden de Predicadores, y Miguel Kurobioye, que en tiempo del emperador Tokugawa Yemitsu fueron condenados a muerte por su fe en Cristo.

Santa Juana Delanoue, virgen y fundadora

En la localidad de Saumur, cerca de Angers, en Francia, santa Juana Delanoue, virgen, que, confiada totalmente en la ayuda de la divina Providencia, acogió primeramente en su casa a huérfanas, ancianas y mujeres enfermas y de mala vida, y después fundó con algunas compañeras compañeras, el Instituto de Hermanas de Santa Ana y de la Providencia.

Beato Natal Hilario Le Conte, mártir

En el mar frente a Rochefort, en Francia, beato Natal Hilario Le Conte, mártir, que, clérigo de la catedral de Bourges y encargado de la música, durante la persecución desencadenada por quienes odiaban la religión fue confinado en una nave, donde murió, por Cristo, consumido por la enfermedad.

Beata Leopoldina Naudet, fundadora

En Verona, Italia, beata Leopoldina Naudet, fundadora de las Hermanas de la Sagrada Familia de Verona.

Beata María Elisabeth Turgeon, virgen y fundadora

En Rimouski, Québec, en Canada, beata María Elisabeth Turgeon, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Santo Rosario.

Beato Enrique Canadell Quintana, presbítero y mártir

En Castellfullit de la Roca, cerca de Girona, en España, beato Enrique Canadell, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías y mártir, que sufrió la muerte a manos de quienes odiaban la Iglesia.


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (C).
- Jer 38, 4-6. 8-10. Me has engendrado para pleitear por todo el país.
- Sal 39. R. Señor, date prisa en socorrerme.
- Heb 12, 1-4. Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca.
- Lc 12, 49-53. No he venido a traer paz, sino división.
Jesús está habitado por un fuego interior, un deseo muy grande: el fuego divino del amor de Dios por la humanidad. El bautismo por el que tiene que pasar es el de sumergirse en la muerte más indigna y cruel para así salvar a todos, sumergirse hasta el fondo en nuestra humanidad para decirnos con su vida que la muerte está vencida. El fuego de Jesús, el Espíritu Santo, produce misión, apertura, búsqueda, encuentro, perdón, diálogo, servicio, conversión continua, profecía. Es la tensión del amor de Dios por la humanidad, esa es la fuente de toda la radicalidad de Jesús. Jesús nos trae fuego, no cenizas.  Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 18 de agosto, pág. 496.
CALENDARIOS: Concepcionistas: Santa Beatriz de Silva, virgen (S

RITOS INICIALES

Comenzamos la celebración de la Eucaristía en el día del Señor. Dios nos ha llamado a la fe y nos ha hecho hijos suyos por el bautismo. A nosotros nos toca responder al gran amor de Dios que recibimos y celebramos con el testimonio de una vida verdaderamente cristiana; testimonio que, en ocasiones, estará marcado por el desprecio y el rechazo de los demás. No perdamos nunca el ánimo y confiemos en la Palabra del Señor que nos anima a ser valerosos y a seguir su ejemplo de fidelidad al Padre hasta la entrega de su propia vida.

Amar a Dios en todo y sobre todas las cosas para que consigamos alcanzar sus promesas es lo que pedimos al comienzo de la liturgia de hoy (cf. 1.ª orac.). Esto se traduce en optar por Cristo, a pesar de las dificultades que esto pueda traer, incluso en las relaciones familiares (Ev.). Por eso, corramos la carrera que nos toca, sin retirarnos, quitándonos de todo lo que nos estorba y del pecado que nos ata, contemplando a Cristo, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz y la oposición de los pecadores (cf. 2 lect.). Perdamos el miedo a vivir y manifestar la fe por las críticas o persecuciones que ello pueda suponer. Acudamos al Señor en medio de las dificultades, ya que Él cuida de nosotros y es nuestro auxilio y nuestra liberación (cf. 1 lect. y sal. resp.).


Antífona de entrada Sal 83, 10-11 

Señor, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en otra parte. 


Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:

- Por tu pasión y gloria: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Por tu muerte y resurrección: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Por tu descenso al lugar de los muertos y tu exaltación a la derecha del Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita.


Gloria.


Oración colecta
Dios nuestro, que has preparado
bienes invisibles para los que te aman,
infunde en nuestros corazones la ternura de tu amor
para que, amándote en todas y sobre todas las cosas,
alcancemos tus promesas que superan todo deseo.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LITURGIA DE LA PALABRA 


PRIMERA LECTURA 
Me has engendrado para pleitear por todo el país
Lectura del libro de Jeremías 38, 4-6. 8-10
EN AQUELLOS DÍAS, los dignatarios dijeron al rey:
«Hay que condenar a muerte a ese Jeremías, pues, con semejantes discursos, está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y al resto de la gente. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia».
Respondió el rey Sedecías:
«Ahí lo tenéis, en vuestras manos. Nada puedo hacer yo contra vosotros».
Ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. Jeremías se hundió en el lodo del fondo, pues el aljibe no tenía agua.
Ebedmélec abandonó el palacio, fue al rey y le dijo:
«Mi rey y señor, esos hombres han tratado injustamente al profeta Jeremías al arrojarlo al aljibe, donde sin duda morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad».
Entonces el rey ordenó a Ebedmélec el cusita:
«Toma tres hombres a tu mando y sacad al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 39, 2. 3. 4. 18 (R.: 14b)
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V/. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito. R/..
V. Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos.

V/. Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R/.
V/. Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R/.

SEGUNDA LECTURA
Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-4
Hermanos:
Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Palabra de Dios.

Aleluya Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Mis ovejas oyen mi voz –dice el Señor–,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R/.

EVANGELIO
No he venido a traer paz, sino división

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
Palabra del Señor.

Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, nuestra ofrenda,
en la cual se realiza un admirable intercambio,
para que, al ofrecerte lo que nos diste,
podamos recibirte a ti mismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
El misterio de la salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,
cantamos tu gloria diciendo:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Sal 129, 7

En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia. 


Oración después de la comunión
Señor y Padre nuestro,
unidos a Cristo por este sacramento,
imploramos humildemente tu misericordia,
para que, hechos semejantes a Él en la tierra,
merezcamos gozar de su compañía en el cielo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Sintamos la ilusión de llevar el fuego divino de un extremo a otro del mundo, de darlo a conocer a quiénes nos rodean: para que también ellos conozcan la paz de Cristo y, con ella, encuentren la felicidad» (San Josemaría).

«El fuego del cual habla Jesús es el fuego del Espíritu Santo, presencia viva y operante en nosotros desde el día de nuestro Bautismo. Jesús desea que el Espíritu Santo estalle como el fuego en nuestro corazón» (Francisco).

«En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo. En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un ‘Bautismo’ con que debía ser bautizado. La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús crucificado son “figuras” del Bautismo y de la Eucaristía (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.225).


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