26 de marzo - MARTES SANTO, feria

 
 
  MARTES SANTO, feria
  Oficio propio del Martes de la Semana II del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia  - Sexta   Nona - Vísperas - Completas)
 


PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 26 DE MARZO

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Día sin Misa por motivo de la Procesión de la Hdad. de la Lanzada.

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

A las 09.30: Desayuno de Hermandad (Hermandades del Martes Santo).

- A las 12.30: Visita del Sr. Obispo.

- A las 13.00: Santa Misa de salida.

- A las 17.35: Salida procesional para estación de penitencia, (recogida sobre las 2.30 del día 5).






NOTICIAS DE ACTUALIDAD


HORARIOS Y CELEBRACIONES
- SEMANA SANTA 2024 -





Portada

CULTURA ReL te regala el relato de la mística: así fueron los primeros pasos de Jesús con la cruz
POLÉMICAS «Mi hija me odiaba como el drogadicto odia a quien le impide drogarse»: hay que ser firme
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SANTORAL DE HOY

Elogio: En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir.
Patronazgos: patrono de los pastores; contra el riesgo de rayos, agua o incendios en el campo, contra el robo de caballos y la erisipela.
Refieren a este santo: San Sebastián.

 

   Santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires   

En Anatolia, santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires. († s. inc.)

   Santos Montano y Máxima, mártires

En la región de Sirmia, en Panonia, santos mártires Montano, presbítero, y Máxima, su esposa, que por confesar ambos su fe en Cristo Señor, fueron precipitados al mar por unos infieles. († c. 304)

   San Eutiquio, subdiácono mártir   

Conmemoración de la pasión de san Eutiquio, subdiácono alejandrino, que en tiempo del emperador Constancio, y bajo el obispo arriano Jorge, murió por la fe católica. († 356)

   San Pedro de Sebaste, obispo   

En Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, hermano menor de san Basilio Magno, fue un eximio defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos. († c. 391)

   San Bercario, abad

En Montier-en-Der, en la región de la Champaña, san Bercario, primero abad de Hautvillers y después de Der, que, violentamente apuñalado el día de Jueves Santo por un monje al que había reprendido, pasó al cielo el día de la Resurrección. († 685)

   Santos Baroncio y Desiderio, eremitas   

En el Monte Albano, en la Toscana, santos Baroncio y Desiderio, ermitaños. († s. VII)

   San Liudgero de Münster, abad y obispo   

En el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san Liudgero, obispo, que fue discípulo de Alcuino. Predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y Sajonia, estableció la sede de Münster y fundó varios monasterios, que se convirtieron en centros para la propagación de la fe. († 809)

   Beata Magdalena Catalina Morano, virgen   

En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se dedicó a impartir catequesis y recorrió sin cesar toda esta región. († 1908)


LITURGIA DE HOY


DIRECTORIO SOBRE
LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA

La Semana Santa

138. "Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén".

Es muy intensa la participación del pueblo en los ritos de la Semana Santa. Algunos muestran todavía señales de su origen en el ámbito de la piedad popular. Sin embargo ha sucedido que, a lo largo de los siglos, se ha producido en los ritos de la Semana Santa una especie de paralelismo celebrativo, por lo cual se dan prácticamente dos ciclos con planteamiento diverso: uno rigurosamente litúrgico, otro caracterizado por ejercicios de piedad específicos, sobre todo las procesiones.

Esta diferencia se debería reconducir a una correcta armonización entre las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad. En relación con la Semana Santa, el amor y el cuidado de las manifestaciones de piedad tradicionalmente estimadas por el pueblo debe llevar necesariamente a valorar las acciones litúrgicas, sostenidas ciertamente por los actos de piedad popular.

Domingo de Ramos

Las palmas y los ramos de olivo o de otros árboles

139. "La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos "de la Pasión del Señor", que comprende a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión".

La procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión.

Sin embargo es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición.

La palma y el ramo de olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual.

Introducción al Triduo pascual

140. Todos los años en el «sacratísimo triduo del Crucificado, del Sepultado y del Resucitado», o Triduo pascual, que se celebra desde la misa vespertina del Jueves en la cena del Señor hasta las Vísperas del Domingo de Resurrección, la Iglesia celebra, «en íntima comunión con Cristo su Esposo», los grandes misterios de la redención humana.


Otras observaciones

- Es sagrado el ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo, en los cuales, según la antigua tradición, la Iglesia ayuna «porque el Esposo le ha sido arrebatado». El Viernes Santo de la Pasión del Señor hay que observar en todas partes el ayuno y la abstinencia, y se recomienda que se observe también durante el Sábado Santo, a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu abierto a la alegría del Domingo de Resurrección (cf. PCFP, n. 39).

- Las celebraciones de la primera parte del Triduo (misa vespertina del Jueves Santo y celebraciones del Viernes y Sábado Santos durante el día) son intensamente sobrias; en cambio la Noche Santa de la Resurrección es una fiesta rebosante de alegría. El paso de la tristeza al gozo se expresa en la misma Vigilia pascual, celebración del tránsito de Cristo, de su muerte a su resurrección. Que se haga este paso en la liturgia es fundamental, para captar la realidad salvífica que se conmemora. La culminación del Triduo pascual es la Vigilia pascual, en la que hacemos memoria sacramental de la resurrección del Señor.

- Para la celebración adecuada del Triduo pascual se requiere un número conveniente de ministros y colaboradores, que han de ser instruidos cuidadosamente acerca de lo que han de hacer (PCFP, n. 41).

- No se celebren los oficios del Triduo pascual en aquellos lugares donde falte el número suficiente de participantes, ministros y cantores, y procúrese que los fieles se reúnan para participar en una iglesia más importante (PCFP, n. 43).

- Los pastores no dejen de explicar a los fieles, en el mejor modo posible, el significado y la estructura de las celebraciones, preparándoles a una participación activa y fructuosa (PCFP, n. 41).

- Tiene una importancia especial en las celebraciones de la Semana Santa, y especialmente durante el Triduo pascual, el canto del pueblo, de los ministros y del sacerdote celebrante, porque es concorde a la solemnidad de dichos días y, también, porque los textos adquieren toda su fuerza precisamente cuando son cantados (cf. PCFP, n. 42).

- En la celebración del matrimonio se advertirá a los esposos que tengan en cuenta la naturaleza peculiar de este tiempo litúrgico. En ningún caso se celebrará el matrimonio el Viernes Santo ni el Sábado Santo (cf. Ritual del matrimonio, n. 32).

- La práctica de organizar en una misma comunidad parroquial dos vigilias pascuales, una abreviada y otra muy desarrollada, es incorrecta, como contraria a los más elementales principios de la celebración pascual, que requieren una única asamblea, signo de la única Iglesia que se renueva en la celebración de los Misterios pascuales. Hay que favorecer el hecho de que los grupos particulares tomen parte en la celebración común de la Vigilia pascual, de suerte que todos los fieles, formando una única asamblea, puedan experimentar más profundamente el sentido de pertenencia a la comunidad eclesial.


Misa de feria (morado).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. II de la Pasión del Señor.

LECC.: vol. II.

- Is 49, 1-6. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

- Sal 70. R. Mi boca contará tu salvación, Señor.

- Jn 13, 21-33. 36-38. Uno de vosotros me va a entregar… No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces.

- Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 27 de marzo, pág. 225.

CALENDARIOS: Canarias: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Cristóbal Déniz Hernández, obispo auxiliar (2022).


RITOS INICIALES

Antífona de entrada Cf. Sal 26, 12

No me entregues, Señor, a la saña de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia.


Acto penitencial

Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las invocaciones que se proponen a continuación.

Recordando la pasión de Cristo, pedimos perdón por nuestros pecados:

- Señor Jesús, traicionado por Judas y prendido en Getsemaní. Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

- Jesús, humillado, deshonrado y condenado a muerte. Cristo, ten piedad.

R. Cristo, ten piedad.

- Jesús, conducido al Calvario y clavado en la cruz. Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno,
concédenos participar de tal modo
en las celebraciones de la pasión del Señor,
que merezcamos tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra
Lectura del libro de Isaías 49, 1-6
ESCUCHADME, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno,
de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada,
me escondió en la sombra de su mano;
me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba
y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel,
por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado,
en viento y en nada he gastado mis fuerzas».
En realidad el Señor defendía mi causa,
mi recompensa la custodiaba Dios.
Y ahora dice el Señor,
el que me formó desde el vientre como siervo suyo,
para que le devolviese a Jacob,
para que le reuniera a Israel;
he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza:
«Es poco que seas mi siervo
para restablecer las tribus de Jacob
y traer de vuelta a los supervivientes de Israel.
Te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 70. 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 [R.: cf. 15ab])

V. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
V. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
V. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
V. Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.


Versículo antes del Evangelio
Salve, Rey nuestro, obediente al Padre;
fuiste llevado a la crucifixión, como manso cordero a la matanza.
 
EVANGELIO
Uno de vosotros me va a entregar...
No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

EN AQUEL TIEMPO, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
«Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
«Lo que vas a hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
“Donde yo voy no podéis venir vosotros”».
Simón Pedro le dijo:
«Señor, ¿adónde vas?».
Jesús le respondió:
«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó:
«¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor.


Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)


Benedicto XVI, Jesús de Nazaret 2.

Pedro entiende que Jesús habla de su muerte inminente e intenta subrayar su fidelidad radical hasta la muerte con su pregunta: «Por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti» (Jn 13, 37). De hecho, después, en el Monte de los Olivos, decidido a poner en práctica su propósito, se comprometerá desenvainando la espada. Pero tiene que aprender que el martirio tampoco es un acto heroico, sino un don gratuito de la disponibilidad para sufrir por Jesús. Tiene que olvidarse de la heroicidad de sus propias acciones y aprender la humildad del discípulo. Su voluntad de llegar a las manos en la reyerta, su heroísmo, termina en su renegar de Jesús. Para lograr un puesto cercano al fuego en el patio del palacio del sumo sacerdote, y obtener posiblemente información de las últimas novedades sobre lo que ocurría con Jesús, dice que no lo conoce. Su heroísmo se ha derrumbado en una mezquina forma de táctica. Tiene que aprender a esperar su hora; tiene que aprender la espera, la perseverancia. Tiene que aprender el camino del seguimiento, para ser llevado después, a su hora, donde él no quiere (cf. Jn 21, 18), y recibir la gracia del martirio.


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
MIRA, Señor, con bondad
las ofrendas de esta familia tuya
a la que haces partícipe de tus dones santos,
y concédele llegar a poseerlos plenamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Prefacio II de la pasión del Señor
La victoria de la pasión

44. Este prefacio se dice el lunes, martes y miércoles de la Semana Santa.


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos
de su pasión salvadora
y de su resurrección gloriosa;
en ellos celebramos su triunfo
sobre el poder de nuestro enemigo
y renovamos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión Cf. Rom 8, 32
Dios no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.

Oración después de la comunión
SACIADOS con el don de la salvación,
invocamos, Señor, tu misericordia,
para que este sacramento,
con el que quisiste que fuésemos alimentados en nuestra vida temporal,
nos haga participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum
QUE tu misericordia, oh, Dios,
limpie al pueblo fiel
del engaño del viejo pecado
y le haga capaz de la novedad de una vida santa.
Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Para mí es mejor morir en Jesucristo que ser rey de los términos de la tierra. Quiero a Aquel que murió por nosotros; quiero a Aquel que resucitó por nosotros… Permitidme ser imitador de la pasión de mi Dios» (San Ignacio de Antioquía).

«El Cenáculo nos recuerda la comunión, la fraternidad, la armonía, la paz entre nosotros. ¡Cuánto amor, cuánto bien ha brotado del Cenáculo! ¡Cuánta caridad ha salido de allí! Todos los santos han bebido de aquí» (Francisco).

«En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella, es donde éste manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas (…). Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo, el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.851).


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