31 de marzo - DOMINGO DE PASCUA, Solemnidad de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo



 
  DOMINGO DE PASCUA
  Oficio propio del Domingo de Pascua, del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas - Laudes -Tercia  - Sexta  Nona - Vísperas - Completas)
 


PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 31 DE MARZO

PARROQUIA DEL CARMEN:

Eucaristía del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, en la Parroquia (sobre las 11.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

Eucaristía del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, en la Parroquia (a las 23.00 h.).





NOTICIAS DE ACTUALIDAD


Portada

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SANTORAL DE HOY

Elogio: En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que, por predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas puntiagudas clavadas bajo las uñas, en tiempo del rey Vararane V.


   Santa Balbina, virgen   

En Roma, conmemoración de santa Balbina, cuyo título erigido en el Aventino muestra la veneración que se tributó a su nombre. († a. 595)

   San Agilolfo de Colonia, obispo   

En Colonia, ciudad de Austrasia, san Agilolfo, obispo, ilustre por la austeridad de su vida y por la predicación. († 751)

   San Guido, abad   

En Borgo San Domnino, en las cercanías de Parma, san Guido, abad del monasterio de Pomposa, en donde recibió a muchos discípulos y restauró los edificios. Se preocupó de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscó vivir en la soledad, atento sólo a Dios. († 1046)

   Beata Juana de Toulouse, virgen   

En Toulouse, en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las Carmelitas. († c. 1286 o s.XIV-XV)

   Beato Buenaventura de Forli, religioso presbítero   

En Udine, en el territorio de Venecia, beato Buenaventura de Forli, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia. Falleció ya octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal. († 1491)

   Beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir   

En Carlisle, en Inglaterra, conmemoración del beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir, que fue testigo del martirio de san Juan Boste y, finalmente, bajo el reinado de Isabel I, en día no precisado, sólo por el hecho de ser sacerdote, también fue ajusticiado, recibiendo de esta forma la palma de la gloria. († 1597)

   Beata Natalia Tulasiewicz, mártir   

En la aldea de Ravensbrück, en Alemania, beata Natalia Tulasiewicz, mártir, que, al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, por un régimen contrario a Dios y a la dignidad humana, fue recluida en un campo de concentración, donde, en una cámara de gas, entregó su alma al Señor. († 1945)


LITURGIA DE HOY


COMIENZA EL TIEMPO DE PASCUA 

Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne (elog. del Martirologio Romano).

Misa del Domingo (blanco).

MISAL: ants. y oracs. props., es conveniente sustituir el acto pe- nitencial por la aspersión con el agua bendecida en la Vigilia

pascual, Gl., Cr., Pf. Pasc. I «en este día», embolismos props.

en las PP. EE. No se puede decir la PE IV. Despedida con do- ble «Aleluya».

LECC.: vol. I (B).

- Hch 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.

- Sal 117. R. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

- Col 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.

o bien: 1 Cor 5, 6b-8. Barred la levadura vieja para ser una masa nueva.

- Secuencia. Ofrezcan los cristianos.

- Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos.

o bien, para las misas vespertinas: Lc 24, 13-35. Quédate con nosotros, porque atardece.

La Palabra proclama en este día que Dios nos ha abierto las puertas de la eternidad, y nos invita a buscar los bienes de allá arriba, donde está Cristo. Y nosotros respondemos que este día lo hizo el Señor para nuestra alegría y nuestro gozo. Los Evangelios que leemos este día, el del día y el opcional de la misa vespertina, narran los dos momentos sucesivos de la resurrección: el sepulcro vacío con los lienzos, y los encuentros con el resucitado. El discípulo, alentado por las mujeres, vio el sepulcro vacío y los lienzos en el suelo, y eso le bastó para empezar a creer en la resurrección tal como Jesús lo había anunciado. Que te busquemos, Señor, como María, Juan y Pedro, y que Tú nos encuentres.

- Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.

- Si ha de bendecirse el baptisterio o la nueva pila bautismal, se escogerá un domingo, principalmente del tiempo pascual, o la fiesta del Bautismo del Señor (cf. Bendicional, nn. 933 y ss.).

- El deber pastoral de visitar y bendecir anualmente a las familias cristianas en sus casas cobra una importancia especial durante el tiempo pascual (cf. Bendicional, nn. 68 y ss.).

Liturgia de las Horas: oficio del Domingo de Pascua. Te Deum. Comp. Dom. I o II.

- Consérvese, donde aún esté en vigor, o restáurese en la medida en que sea posible, la tradición de celebrar las Vísperas bautismales del día de Pascua, durante las cuales, y al canto de los salmos, se hace una procesión al bautisterio (Carta circular sobre las fiestas pascuales, n. 98).

- En lugar del responsorio breve, se dice la antífona «Este es el día».

- Con las Vísperas se concluye el Triduo pascual.

Martirologio: elog. prop. del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, pág. 44, y elogs. del 1 de abril, pág.

CALENDARIOS: Girona: Aniversario de la muerte de Mons. Francesc Pardo Artigas, obispo (2022).


TIEMPO PASCUAL


Introducción al tiempo pascual


De las Normas universales sobre el Año litúrgico y sobre el calendario (n. 22)

Los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como «un gran domingo» (S. Atanasio).

 

Del Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia (n. 156)

El tiempo pascual concluye en el quincuagésimo día, con el Domingo de Pentecostés, conmemorativo de la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (cf. Hch 2,1-4), de los comienzos de la Iglesia y del inicio de su misión a toda lengua, pueblo y nación. Es significativa la importancia que ha adquirido, especialmente en la catedral, pero también en las parroquias, la celebración prolongada de la misa de la Vigilia, que tiene el carácter de una oración intensa y perseverante de toda la comunidad cristiana, según el ejemplo de los apóstoles reunidos en oración unánime con la Madre del Señor.


Descripción de las lecturas de la misa

De los Prenotandos del Leccionario (nn. 100-102)

Domingos: Hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del Evangelio relatan las apariciones de Cristo resucitado. Las lecturas del Buen Pastor están asignadas al cuarto domingo de Pascua. Los domingos quinto, sexto y séptimo de Pascua se leen pasajes escogidos del discurso y de la oración del Señor después de la última Cena. La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, en el ciclo de los tres años, de modo paralelo y progresivo; de este modo, cada año se ofrecen algunas mani- festaciones de la vida, testimonio y progreso de la Iglesia primitiva. Para la lectura apostólica, el año C se lee el Apocalipsis; estos textos están muy de acuerdo con el espíritu de una fe alegre y una firme esperanza, propios de este tiempo.

Ferias: La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, como los domingos, de modo semicontinuo. En el Evangelio, dentro de la octava de Pascua, se leen los relatos de las apariciones del Señor. Después, se hace una lectura semicontinua del Evangelio de san Juan, del cual se toman ahora los textos de índole más bien pascual, para completar así la lectura ya empezada en el tiempo de Cuaresma. En esta lectura pascual ocupan una gran parte el discurso y la oración del Señor después de la Cena.

Solemnidades de la Ascensión y Pentecostés: La solemnidad de la Ascensión conserva como primera lectura la narración del suceso según los Hechos de los Apóstoles, y este texto es completado por las lecturas apostólicas acerca de Cristo ensalzado a la derecha del Padre. En la lectura del Evangelio cada ciclo presenta el texto propio según las variantes de cada evangelista. En la misa que se celebra por la tarde en la Vigilia de Pentecostés se ofrecen cuatro textos del Antiguo Testamento, para que se elija a voluntad uno de ellos, los cuales ilustran el múltiple significado de la solemnidad. La lectura apostólica explica cómo el Espíritu realiza su función en la Iglesia. Finalmente, la lectura evangélica recuerda la promesa del Espíritu hecha por Cristo, cuando aún no había sido glorificado. En la misa del día, se toma como primera lectura la acostumbrada narración que nos hacen los Hechos de los Apóstoles del gran acontecimiento de Pentecostés, mientras que los textos del Apóstol ponen de manifiesto los efectos de la actuación del Espíritu en la vida de la Iglesia.

La lectura evangélica trae a la memoria cómo Jesús, en la tarde del día de Pascua, hace a los discípulos partícipes del Espíritu, mientras que los demás textos opcionales tratan de la acción del Espíritu en los discípulos y en la Iglesia.


Normas particulares del tiempo pascual

Misa

1. El formulario de la misa es propio para cada día.

2. Durante la octava de Pascua: se dice la misa del día litúrgico propio, que se celebra como las solemnidades del Señor. Se dice Gloria, la secuencia es facultativa, las plegarias eucarísticas tienen elementos propios y es conveniente emplear la bendición solemne. Hágase memoria en la plegaria eucarística de los que han recibido el bautismo en la Vigilia pascual (cf. PCFP, n. 102).

3. Los neófitos tengan reservado un lugar especial entre los fieles durante todo el tiempo pascual, en las misas dominicales, y hágase mención de ellos en la homilía y en la oración de los fieles (PCFP, n. 103).

4. En las memorias obligatorias que coinciden con las ferias del tiempo pascual se dice la colecta propia; en cambio, la oración sobre las ofrendas y la de después de la comunión, si no son propias, se pueden tomar o del común o de la feria correspondiente (cf. OGMR, n. 363). El prefa- cio se toma del tiempo o del común.

5. En las ferias y memorias libres se puede elegir la misa de feria, o la misa de uno de los santos de los que se hace memoria libre, o la misa de algún santo inscrito ese día en el Martirologio (cf. OGMR, n. 355b). En las memorias de los santos se toma la colecta propia o, si carece de ella, la del común correspondiente; en cambio, la oración sobre las ofrendas y la de después de la comunión, si no son propias, se pueden tomar o del común o de la feria correspondiente (cf. OGMR, n. 363). El prefacio se toma del tiempo o del común.

6. Los domingos y durante la octava no se permiten las misas por diversas necesidades y votivas (cf. OGMR, n. 374). Durante las ferias después de la octava se permiten si la necesidad o la verdadera utilidad pastoral lo requieren (cf. OGMR, n. 376).

7. Los domingos no se permiten las misas de difuntos, tampoco la exequial (cf. OGMR, n. 380). Durante la octava tampoco se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial. En las ferias después de la octava pueden celebrarse la misa exequial y las misas de difuntos después de recibida la noticia de la muerte y en el primer aniversario, pero no se permiten las misas cotidianas de difuntos durante todo este tiempo litúrgico (cf. OGMR, n. 381).

8. Se añade un Aleluya a las antífonas de entrada y comunión, a no ser que lo excluya el sentido de la misma.

9. El color de las vestiduras litúrgicas es el blanco (cf. OGMR, n. 346a).

En las memorias de los santos puede usarse el color propio (blanco o rojo).


Liturgia de las Horas

10. La octava de Pascua tiene rúbricas propias; todos los días se dice Te Deum.

11. En los oficios del tiempo, excepto en días particulares, se usan los elementos propios del tiempo pascual, además de la antífona del invitatorio y el himno de la hora. La salmodia se toma del día correspondiente de la semana en el ciclo de cuatro semanas con antífonas propias.

12. Se añade un Aleluya a las antífonas de los salmos y del canto evangélico, a no ser que lo excluya el sentido de la misma.

13. Durante todo el tiempo pascual: los salmos de la Hora intermedia con la antífona «Aleluya, aleluya, aleluya».

14. Al final de Completas, «Reina del cielo» durante todo el T.P.


Calendarios particulares

15. Los domingos y durante la octava no se permite ninguna celebra- ción; las solemnidades se trasladan al lunes siguiente (no el precepto), las fiestas y memorias de este año se omiten.

16. El resto de los días se permiten las celebraciones.


Otros

17. Es muy conveniente que los niños reciban su primera comunión en estos domingos pascuales (PCFP, n. 103).

18. Los pastores han de recordar y explicar a los fieles, durante el tiempo pascual, el sentido del precepto de la Iglesia de recibir la Eucaristía en este tiempo por los cristianos que ya han hecho la primera comunión (c. 920). Se encarece que durante este tiempo, y especialmente durante la semana de Pascua, se lleve la comunión a los enfermos (PCFP, n. 104).

19. En los lugares donde es costumbre bendecir las casas con motivo de las fiestas pascuales, el párroco, otros presbíteros o diáconos delegados suyos cuidarán de hacerlo. El párroco acuda a las casas para hacer la visita pastoral a cada familia, mantener un coloquio con sus miembros y celebrar con ellos un momento de oración, usando los textos del Bendicional (PCFP, n. 105).

20. El cirio pascual, colocado junto al ambón o junto al altar, enciéndase en las celebraciones litúrgicas de alguna solemnidad, tanto en la misa como en Laudes y Vísperas, hasta el Domingo de Pentecostés. Acabado el tiempo de Pascua, se apaga el cirio pascual, que es conveniente colocar en un lugar digno del baptisterio, para que, en la celebración del

bautismo, se enciendan en su llama los cirios de los bautizados (cf. Misal Romano).



RITOS INICIALES


Antífona de entrada Cf. Sal 138, 18. 5-6

He resucitado y aún estoy contigo, aleluya; me cubres con tu mano, aleluya; tu sabiduría es sublime, aleluya, aleluya.


O bien: Cf. Lc 24, 34; Ap 1, 6

Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya. A él la gloria y el poder por toda la eternidad, aleluya, aleluya.

Se dice Gloria.


Oración colecta

OH, Dios,
que en este día, vencida la muerte,
nos has abierto las puertas de la eternidad
por medio de tu Unigénito,
concede, a quienes celebramos
la solemnidad de la resurrección del Señor,
que, renovados por tu Espíritu,
resucitemos a la luz de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles Hch 10, 34a. 37-43

EN AQUELLOS DÍAS, Pedro tomó la palabra y dijo:

«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23 (R:24)
R/. Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
O bien:
R/. Aleluya.
V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
V/. «La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
V/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

SEGUNDA LECTURA
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
HERMANOS:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios.

Secuencia
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua».
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. 

Aleluya Cf. 1 Cor 5, 7b-8a
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor. R/.


EVANGELIO
Él había de resucitar de entre los muertos

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9
EL PRIMER DÍA de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.


DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

En las normas generales sobre el año litúrgico se dice: Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como un gran domingo.

Las primeras semanas nos irán presentando las apariciones de Jesús con los matices distintos que nos hacen revivir aquellos momentos de la vida de la Iglesia naciente.

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos acompañará todo este tiempo para conocer la Iglesia en sus primeros años.

El cristiano sabe que tiene que seguir a Cristo y que Él nos invita ciertamente a llevar la cruz y seguir sus pasos, pero el cristiano también es consciente de que Cristo ha triunfado y nos invita a participar en su triunfo.

La alegría y exultación de la que hablábamos al principio es fruto de esta participación en su triunfo y sobre todo de su triunfo. El gozo del amor puro que se goza en el bien del Amado, independientemente de la participación nuestra.

Los planes de Dios se realizan con nuestra colaboración, pero también sin nuestra colaboración.

Desde que Dios se hizo Hombre, nuestro Hombre pone su sí y en Él se realizan los planes de Dios, al borrar con la fuerza de su sí, el no de toda la humanidad: El hombre me ha dicho no; me haré un Hombre que me diga sí en nombre suyo y de toda la humanidad. (Cita de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia)


 Se dice Credo.


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas

REBOSANTES de gozo pascual,
ofrecemos, Señor, este sacrificio
en el que tan maravillosamente
renace y se alimenta tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio pascual I
El misterio pascual

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este día
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo;
muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría,
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Cf. 1 Cor 5, 7-8

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Aleluya. Así, pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya, aleluya.


Oración después de la comunión

PROTEGE, oh, Dios, a tu Iglesia con misericordia perpetua,
para que, renovada por los sacramentos pascuales,
llegue a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Para la bendición final de la misa, conviene que el sacerdote use la fórmula de bendición solemne para la misa de la Vigilia pascual.

Para despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el II domingo de Pascua, se canta:
Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.

Y todos responden:

Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya. 



Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer que no se apartaba del sepulcro. Ella fue la única en verlo, porque se había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en ellas» (San Gregorio Magno)

«Jesús no ha vuelto a una vida humana normal de este mundo, como Lázaro y los otros muertos que Jesús resucitó. Él ha entrado en una vida distinta, nueva; en la inmensidad de Dios» (Benedicto XVI)

«El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento. Ya san Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los Corintios: ‘Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce’. El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 639)


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