07 de abril - LUNES DE LA V SEMANA DE CUARESMA, feria o SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, presbítero, conmemoración.




  LUNES DE LA V SEMANA DE CUARESMA, feria 
 o SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, presbítero, conmemoración.
  Oficio del Lunes de la Semana I del Salterio
 (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - Tercia   - Sexta Nona Vísperas - Completas)
  (Para la conmemoración de San Francisco de Paula:




PROGRAMA PARROQUIAL:
LUNES, 07 DE ABRIL

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Día de descanso en la Parroquia.

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Día de descanso en la Parroquia.



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ADORACIÓN PERPETUA
DEL STMO. SACRAMENTO EN VIVO

Parroquia Ntra. Sra. de la Merced
Instituto del Verbo Encarnado
Capilla "San Ignacio de Loyola"
(Manresa, España)


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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)

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SANTORAL DE HOY



Elogio: Memoria de san Juan Bautista de la Salle, presbítero, que en Reims, en la región de Normandía, en Francia, se dedicó con ahínco a la instrucción humana y cristiana de los niños, en especial de los pobres. Instituyó la Congregación de Hermanos de las Escuelas Cristianas, a causa de lo cual soportó muchas tribulaciones, si bien fue merecedor de gratitud por parte del pueblo de Dios.

Patronazgos: patrono de la enseñanza cristiana, de los profesores y educadores.

Refieren a este santo: Beato Nicolás Barré, Beato Nicolás Roland.

 

   San Hegesipo, apologista   

Conmemoración de san Hegesipo, que vivió en Roma durante los pontificados de Aniceto y Eleuterio, y con estilo sencillo escribió una historia de los hechos eclesiásticos, desde la Pasión del Señor hasta su tiempo. († c. 180)

   San Pelusio, presbítero y mártir   

En Alejandría, de Egipto, san Pelusio, presbítero y mártir. († s. inc.)

   Santos Teodoro, Ireneo, Serapión y Ammonis, mártires

En Pentápolis, en Libia, santos mártires Teodoro, obispo, Ireneo, diácono, Serapión y Ammonis, lectores. († s. IV)

   San Caliopio, mártir

En Pompeiópolis, de Cilicia, san Caliopio, mártir. († s. IV)

   Santos Doscientos soldados del Ponto, mártires

En Sinope, del Ponto, doscientos santos soldados mártires. († s. IV)

   San Jorge de Mitilene, obispo   

En Mitilene, en la isla de Lesbos, san Jorge, obispo, que en tiempo del emperador León el Armenio tuvo que padecer mucho por la defensa del culto de las sagradas imágenes. († 820)

   San Aiberto, monje y presbítero

En el monasterio de Crespin, en la región de Hainaut, san Aiberto, presbítero y monje, que diariamente, después de la salmodia, de rodillas o postrado recitaba todo el salterio y comunicaba la divina misericordia a los penitentes que acudían a él. († 1140)

   San Hermanno José, monje y presbítero

En el monasterio Premonstratense de Steinfeld, en Alemania, san Hermanno José, presbítero, que brilló por su delicado amor para con la Virgen María, y celebró con himnos y cánticos su devoción hacia el divino Corazón de Jesús. († c. 1241)

   San Enrique Walpole y Beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires   

En York, en Inglaterra, san Enrique Walpole, de la Orden de la Compañía de Jesús, y beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires, que bajo la reina Isabel I fueron encarcelados y cruelmente maltratados por ser sacerdotes, tras lo cual alcanzaron la corona eterna al ser finalmente ahorcados y descuartizados. († 1595)

   Beatos Eduardo Oldcorne y Rodolfo Ashley, religiosos mártires   

En Worcester, también en Inglaterra, beatos mártires Eduardo Oldcorne, presbítero, y Rodolfo Ashley, ambos religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús, que ejercieron clandestinamente el ministerio durante muchos años, pero finalmente, acusados de tomar parte en un complot contra el rey Jacobo I, fueron encarcelados, torturados y después descuartizados vivos. († 1606)

   San Pedro Nguyen Van Luu, presbítero y mártir   

En Cochinchina, san Pedro Nguyen Van Luu, presbítero y mártir, que en tiempo del emperador Tu Duc fue condenado a muerte y subió alegre al patíbulo. († 1861)

   Beata María Asunta Pallotta, virgen

En el lugar de Dongerkou, en China, beata María Asunta Pallotta, virgen del Instituto de Hermanas Franciscanas Misioneras de María, que, dedicada a cargos humildes, trabajó por el reino de Cristo de forma sencilla e ignorada. († 1905)


LITURGIA DE HOY

Día 30º de Cuaresma
La Cuaresma: Dios salva, no condena


Misa de feria (morado).

MISAL: ants. y oracs. props. [para la conm.: 1.ª orac. prop. y el resto de la feria], Pf. I de la Pasión del Señor.

LECC.: vol. II.

- Dan 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62. Ahora tengo que morir, siendo inocente.

- Sal 22. R. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

- Jn 8, 1-11. El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

Opcional para el año C: - Jn 8, 12-20. Yo soy la luz del mundo.

Liturgia de las Horas: oficio de feria. Se puede hacer conmemoración del santo.

Martirologio: elogs. del 8 de abril, pág. 244.


RITOS INICIALES  

Antífona de entrada Sal 55, 2
Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día.

 

Oración colecta

Oh, Dios, por tu gracia inefable
nos sentimos enriquecidos con toda bendición;
haz que pasemos de la corrupción del hombre viejo a la novedad de vida,
de modo que nos preparemos para la gloria del reino celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LITURGIA DE LA PALABRA  

PRIMERA LECTURA (forma larga)
Ahora tengo que morir, siendo inocente

Lectura de la profecía de Daniel 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62
EN AQUELLOS DÍAS, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.
Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.
Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:
«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo». Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.
Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas:
«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:
«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».
Susana lanzó un gemido y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:
«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».
Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes. Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.
Los ancianos declararon:
«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.
Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.
Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con ¡as mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime:
¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA (forma breve)
Ahora tengo que morir, siendo inocente
Lectura de la profecía de Daniel 13, 41c-62
EN AQUELLOS DÍAS, la asamblea condenó a Susana a muerte. Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«¿Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y ¡a pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime:
¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 22, 1b-3a. 3bc-4. 5. 6 (R.: 4ab])


V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.


V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.

V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa.

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.

V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

R. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo.


Versículo antes del Evangelio Jn 8, 12
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.


EVANGELIO
Yo soy la luz del mundo

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 12-20
EN AQUEL TIEMPO, Jesús habló a los fariseos, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Le dijeron los fariseos:
«Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».
Jesús les contestó:
«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Yo doy testimonio de mí mismo, y, además, da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban:
«¿Dónde está tu Padre?».
Jesús contestó:
«Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».
Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.



Audio y comentario del Evangelio de hoy

 

Benedicto XVI, Ángelus 3-abril-2011

La vida cristiana es una continua configuración con Cristo, imagen del hombre nuevo, para alcanzar la plena comunión con Dios. El Señor Jesús es "la luz del mundo" (Jn 8, 12), porque en él "resplandece el conocimiento de la gloria de Dios" (2Co 4, 6) que sigue revelando en la compleja trama de la historia cuál es el sentido de la existencia humana. En el rito del Bautismo, la entrega de la vela, encendida en el gran cirio pascual, símbolo de Cristo resucitado, es un signo que ayuda a comprender lo que ocurre en el Sacramento. Cuando nuestra vida se deja iluminar por el misterio de Cristo, experimenta la alegría de ser liberada de todo lo que amenaza su plena realización. En estos días que nos preparan para la Pascua revivamos en nosotros el don recibido en el Bautismo, aquella llama que a veces corre peligro de apagarse. Alimentémosla con la oración y la caridad hacia el prójimo.


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
TE pedimos, Señor,
que, al disponemos a celebrar los santos misterios,
te presentemos, como fruto de la penitencia corporal,
una gozosa pureza de corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I de la Pasión del Señor
La fuerza de la cruz
 
43. Este prefacio se dice en las ferias de la quinta semana de Cuaresma y en las misas de
los misterios de la cruz y de la pasión del Señor.
 
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
 
Porque en la pasión salvadora de tu Hijo
el universo aprende a proclamar tu grandeza
y, por la fuerza de la cruz,
el mundo es juzgado como reo
y el Crucificado exaltado como juez poderoso.
 
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y los santos
diciendo:
 
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión
Cuando se lee el Evangelio de la mujer adúltera: Jn 8, 10-11
Mujer, ¿ninguno te ha condenado? Ninguno, Señor. Tampoco yo te condeno. En adelante no peques más.
Cuando se lee otro Evangelio: Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. 
 
 
Oración después de la comunión
FORTALECIDOS con la gracia de tus sacramentos,
te pedimos, Señor,
ser purificados siempre por ellos de nuestros pecados,
y avanzar presurosos hacia ti en el seguimiento de Cristo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 


Oración sobre el pueblo
DIOS y Padre nuestro,
purifica de sus pecados al pueblo que te suplica,
para que llevando una vida santa
se vea libre de toda adversidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Cuando tú, Señor Jesús, me conduces a la luz recibo al Padre, soy coheredero contigo. Habiendo disipado las tinieblas que nos envuelven como una nube, contemplemos al Dios verdadero y proclamemos: ‘Bendita sea la luz verdadera’» (San Clemente de Alejandría).

«Para todos aquellos que al principio escucharon a Jesús, al igual que para nosotros, el símbolo de la luz evoca el deseo de verdad y la sed de llegar a la plenitud del conocimiento que están impresos en lo más íntimo de cada ser humano» (San Juan Pablo II).

«En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. ‘Lleno de gracia y de verdad’ (Jn 1,14), Él es la ‘luz del mundo’ (Jn 8,12), la Verdad. El que cree en Él, no permanece en las tinieblas. El discípulo de Jesús, ‘permanece en su palabra’, para conocer ‘la verdad que hace libre’ (cf. Jn 8,31-32) y que santifica (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.466).


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