04 de febrero - MARTES IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria



  MARTES IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
  Oficio del Martes de la Semana IV del Salterio
 (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - Tercia   - Sexta Nona Vísperas - Completas)



PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 04 DE FEBRERO

PARROQUIA DEL CARMEN:

Eucaristía del Martes de la Semana IV del T. O., en la Parroquia (a las 18.30 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

Eucaristía del Martes de la Semana IV del T. O., en la Parroquia (a las 19.30 h.).


Hoy no haremos la transmisión



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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)

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NOTICIAS DE ACTUALIDAD




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Del 3 al 6 de febrero de 2025, Cines Aqualón acogerá proyecciones dirigidas a estudiantes de diferentes niveles educativos, con películas seleccionadas especialmente para transmitir mensajes inspiradores en sintonía con el Jubileo 2025.


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El video del papa
"Por las vocaciones al sacerdocio
y la vida religiosa"
(Febrero 2025)








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SANTORAL DE HOY 




Elogio: Su nombre original era Alejandrina Lucrecia. Fue una monja católica italiana, de la noble familia de los Ricci. En Prato, en la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, se dedicó de lleno a la restauración de la religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.

   San Eutiquio, mártir

En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue torturado con privación de alimentos y sin poder dormir, para ser arrojado, finalmente, a una profunda cavidad, venciendo, con su fe en Cristo, todas las crueldades del tirano.

   Santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires   

En Perge, lugar de Panfilia, santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires.

   Santos Fileas y Filoromo, mártires   

En Alejandría de Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, quienes, durante la persecución llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, no cedieron a las persuasiones de sus deudos y amigos para que salvaran su vida, y obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser decapitados.

   San Isidoro de Pelusio, monje y presbítero   

En Pelusio, también en Egipto, san Isidoro, presbítero, hombre de profunda doctrina, que, despreciando el mundo y las riquezas, trató de imitar la vida de san Juan Bautista en el desierto, para lo que vistió el hábito monástico.

   San Aventino de Chartres, obispo   

En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres.

   San Aventino, laico   

En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo.

   San Rabano Mauro, monje y obispo   

En Maguncia, de la Franconia, en Alemania, san Rabano, llamado Mauro, obispo, que, siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia. Docto en ciencia y elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese redundar en mayor gloria de Dios.

   San Nicolás Estudita, monje   

En Constantinopla, san Nicolás Estudita, monje, que exiliado repetidas veces por defender el culto de las santas imágenes, terminó sus días como abad del monasterio de Estudion.

   San Gilberto de Sempringham, monje y presbítero   

En Sempringham, lugar de Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos.

   Beato Juan Speed, mártir   

En Durham, en Inglaterra, beato Juan Speed, mártir, el cual, por haber auxiliado a unos sacerdotes, alcanzó, durante el reinado de Isabel I, la palma del martirio al ser decapitado.

   San José de Leonessa, religioso presbítero   

En Amatrice, lugar del Abruzo, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien, en Constantinopla, sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y sufrió grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio, incluso en el mismo palacio del Sultán. De regreso a su patria, se distinguió por atender a los pobres.

   San Juan de Brito, presbítero y mártir   

En Oriur, en el reino de Maravá, en la India, san Juan de Brito, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, tras convertir a muchos a la fe imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquellas regiones, terminó su vida con un glorioso martirio.

   Santa Verónica, santa del NT   

Mujer piadosa que enjugó el rostro de Jesús camino del calvario; la leyenda la ha identificado con distintos personajes, entre ellos la hemorroísa. En algunos lugares se celebraba el 12 de julio, aunque debe aclararse que esta devoción popular no sólo no está en el Martirologio Romano actual, sino que tampoco estaba -oficialmente- en el anterior.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 68, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-impar.
- Heb 12, 1-4. Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca.
- Sal 21. R. Te alabarán, Señor, los que te buscan.
- Mc 5, 21-43. Contigo hablo, niña, levántate.
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
Martirologio: elogs. del 5 de febrero, pág. 148.
CALENDARIOS: Adoratrices de la Sangre de Cristo: Santa María de Mattias. (S).
Misioneros de la Preciosa Sangre: (MO).
Familia Mínima: Santa Juana de Valois (F).
Canónigos Regulares de Letrán: San Gilberto, presbítero (MO).
Dominicos: Santa Catalina de Ricci, virgen (MO).
OFM Cap.: San José de Leonisa, presbítero (MO).
Orden Premonstratense: San Federico, abad (MO).
Trinitarios: Beata Isabel Canori Mora (MO).
Jesuitas: San Juan de Brito, presbítero, beatos Rodolfo Acquaviva, presbítero, y compañeros, mártires (ML).

RITOS INICIALES 

Antífona de entrada Sal 105, 17
Sálvanos, Señor. Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.

Oración colecta
SEÑOR, Dios nuestro,
concédenos adorarte con toda el alma
y amar a todos los hombres con afecto espiritual.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA   

PRIMERA LECTURA
Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-4
HERMANOS:
Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 21, 26b-27. 28 y30. 31-32 (R: cf. 27b)
R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan.
V/. Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre! R/.
V/. Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.
V/. Mi descendencia lo servirá;
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor». R/.

Aleluya Mt 8, 17
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43

EN AQUEL TIEMPO, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:
«Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.


Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)

 

Papa Francisco, Ángelus 1-julio-2018

En esta página del Evangelio se entrelazan los temas de la fe y de la vida nueva que Jesús ha venido a ofrecer a todos. Entrando en la casa donde la muchacha yace muerta, Él echa a aquellos que se agitan y se lamentan (cf. Mc 5, 40) y dice: «La niña no ha muerto; está dormida» (Mc 5, 39). Jesús es el Señor y delante de Él la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Otra es la muerte de la que tener miedo: la del corazón endurecido por el mal. ¡De esa sí que tenemos que tener miedo! Cuando sentimos que tenemos el corazón endurecido, el corazón que se endurece y, me permito la palabra, el corazón momificado, tenemos que sentir miedo de esto. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado, para Jesús nunca es la última palabra, porque Él nos ha traído la infinita misericordia del Padre. E incluso si hemos caído, su voz tierna y fuerte nos alcanza: «Yo te digo: ¡Levántate!». Es hermoso sentir aquella palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros: «yo te digo: Levántate. Ve. ¡Levántate, valor, levántate!». Y Jesús vuelve a dar la vida a la muchacha y vuelve a dar la vida a la mujer sanada: vida y fe a las dos.


LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las ofrendas
PRESENTAMOS, Señor, estas ofrendas en tu altar
como signo de nuestro reconocimiento;
concédenos, al aceptarlas con bondad,
transformarlas en sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio común II
La salvación por Cristo
73. Este prefacio se dice en las misas que carecen de prefacio propio y no deben tomar
un prefacio del tiempo.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
que por amor creaste al hombre,
y, aunque condenado justamente,
con tu misericordia lo redimiste,
por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión Sal 30, 17-18
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia, Señor, no quede yo defraudado tras haber acudido a ti.
O bien: Mt 5, 3-4
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Oración después de la comunión
ALIMENTADOS por estos dones
de nuestra redención,
te suplicamos, Señor,
que, con este auxilio de salvación eterna,
crezca continuamente la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«La lectura de hoy es un compendio perfecto de esperanza, y la exclusión de cualquier motivo de desesperación» (San Pedro Crisólogo).

«A Dios le pedimos muchas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida» (Benedicto XVI).

«Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso, Jairo, la cananea, el buen ladrón), o en silencio (los portadores del paralítico, la hemorroísa que toca su vestido, las lágrimas y el perfume de la pecadora). Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.616).


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