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SANTORAL DE HOY
Santos Casto y Emilio, mártires
En África, santos Casto y Emilio, mártires, los cuales, según escribe san Cipriano, aunque vencidos en una primera batalla, el Señor los restituyó victoriosos en un segundo combate para que fuesen más fuertes frente a las llamas, ante las que habían cedido la primera vez, y finalmente consumaron su sacrificio por el fuego. († 203)
San Basilisco de Comana, obispo y mártir
En Comana (Gumenek), en el Ponto, san Basilisco, obispo y mártir. († s. IV)
Santa Julia, virgen y mártir
En la isla de Córcega, conmemoración de santa Julia, virgen y mártir. († s. inc.)
Santa Quiteria, virgen
En la región de Aire (Aire-sur-le-Lys), en Aquitania, santa Quiteria, virgen. († s. inc.)
San Ausonio de Angulema, obispo
En Angulema, también en Aquitania, san Ausonio, considerado el primer obispo de esta ciudad. († s. IV/V)
San Lupo de Limoges, obispo
En Limoges, de nuevo en Aquitania, san Lupo, obispo, que aprobó la carta de fundación del monasterio de Solignac. († 637)
San Juan de Parma, abad
En Parma, en la Emilia, san Juan, abad, que, atendiendo las recomendaciones de san Mayolo de Cluny, dispuso muchas normas para promover la observancia monástica en su cenobio. († s. X)
San Atón de Pistoya, abad y obispo
En Pistoya, en la Toscana, san Atón, obispo, que había sido abad en la Orden de Vallumbrosa y luego fue puesto al frente de esta Iglesia. († c. 1153)
Beata Humildad, abadesa
En Florencia, también en la Toscana, beata Humildad, la cual, con el consentimiento de su esposo vivió recluida durante doce años, y después, con permiso del obispo, edificó un monasterio, del que fue abadesa y asoció a la Congregación benedictina de Vallumbrosa. († 1310)
Beato Juan Forest, presbítero y mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Juan Forest, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que en tiempo del rey Enrique VIII, por defender la unidad católica consumó el martirio en la plaza de Smithfield, en Londres, donde fue quemado vivo junto con imágenes sagradas de madera. († 1538)
Beatos Pedro de la Asunción y Juan Bautista Machado, presbíteros y mártires
En la ciudad de Kori, en Japón, beatos Pedro de la Asunción, de la Orden de los Hermanos Menores, y Juan Bautista Machado, presbíteros y mártires, que, por cumplir su ministerio de forma clandestina, fueron decapitados por quienes odiaban la fe cristiana. († 1617)
Beato Matías de Arima, catequista mártir
En Omura, también en Japón, beato Matías de Arima, mártir y catequista, que fue torturado hasta la muerte por no querer delatar a ningún misionero. († 1620)
San Miguel Ho Dihn Hy, mártir
En Annam, san Miguel Ho Dihn Hy, mártir, que, siendo mandarín, alto funcionario del emperador y catequista, al ser delatado como cristiano murió decapitado después de atroces tormentos. († 1857)
Santo Domingo Ngon, mártir
En la ciudad de An-Xá, en Tonquín, santo Domingo Ngon, mártir, padre de familia y labrador, que al exigirle los soldados que pisotease una cruz, se postró y la adoró, y así profesó valientemente ante el juez que era cristiano, por lo que fue decapitado de inmediato. († 1862)
Beata María Dominica Bruna Barbantini, fundadora
En Lucca, en la región de Toscana, beata María Dominica Bruna Barbantini, religiosa, fundadora de la Congregación de Hermanas Ministras de los Enfermos de San Camilo. († 1868)
Beatos Francisco Salinas Sánchez y José Quintas Durán, mártires
En la carretera de Turón, provincia de Granada, en España, beatos Francisco Salinas Sánchez y José Quintas Durán, mártires, laicos, que dieron su vida por Cristo en la cruel persecución religiosa que acompañó a la Guerra Civil española. († 1938)
LITURGIA DE HOY
orac. prop. y el resto del común de santos (para religiosos) o de la feria; Pf. Pasc. o de la memoria.
- Sal 67. R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
- Jn 16, 29-33. Tened valor: yo he vencido al mundo.
Misioneros Oblatos de María Inmaculada: San Eugenio de Mazenod, obispo (S-trasladada).
Agustinos: Santa Rita de Casia, religiosa (F).
Cádiz, Málaga y Capuchinos: Beato Diego José de Cádiz, presbítero (MO).
Mérida-Badajoz: San Atón, obispo (MO).
Camilos: Beata María Domenica Brun Barbantini, religiosa (ML).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Oración colecta
la fuerza del Espíritu Santo,
para que podamos cumplir fielmente tu voluntad
y demos testimonio con una conducta santa.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasESTE sacrificio santo nos purifique, Señor,
y derrame en nuestras almas
la fuerza divina de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para después de la Ascensión
En la espera de la venida del Espíritu Santo
Este prefacio se dice en los días que siguen a la Ascensión hasta el sábado antes del domingo de Pentecostés.
En verdad es justo y necesario,
que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra,
se unan en tu alabanza,
Dios todopoderoso y eterno,
por Jesucristo, tu Hijo,
Señor del Universo.
El cual,
habiendo entrado una vez para siempre
en el santuario del cielo,
ahora intercede por nosotros,
como mediador que asegura
la perenne efusión del Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas,
nos invita a la plegaria unánime,
a ejemplo de María y los Apóstoles,
en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor,
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo....
Antífona de comunión Cf. Jn 14, 18; 16, 22No os dejaré huérfanos, dice el Señor; volveré a vosotros y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.
Oración después de la comuniónASISTE, Señor, a tu pueblo
y haz que pasemos del antiguo pecado
a la vida nueva
los que hemos sido alimentados
con los sacramentos del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
y derrame en nuestras almas
la fuerza divina de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
En la espera de la venida del Espíritu Santo
Este prefacio se dice en los días que siguen a la Ascensión hasta el sábado antes del domingo de Pentecostés.
En verdad es justo y necesario,
que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra,
se unan en tu alabanza,
Dios todopoderoso y eterno,
por Jesucristo, tu Hijo,
Señor del Universo.
El cual,
habiendo entrado una vez para siempre
en el santuario del cielo,
ahora intercede por nosotros,
como mediador que asegura
la perenne efusión del Espíritu.
Pastor y obispo de nuestras almas,
nos invita a la plegaria unánime,
a ejemplo de María y los Apóstoles,
en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor,
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo....
Oración después de la comunión
y haz que pasemos del antiguo pecado
a la vida nueva
los que hemos sido alimentados
con los sacramentos del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Durante todo este tiempo que media entre la resurrección del Señor y su ascensión, la providencia de Dios se ocupó en demostrar, insinuándose en los ojos y en el corazón de los suyos, que la resurrección del Señor Jesucristo era tan real como su nacimiento, pasión y muerte» (San León Magno).
«Aquí nos interesa destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús lleva dentro de sí y que le es propia. Si Jesús irradia esa paz, esa seguridad, esa alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con que se sabe amado por su Padre» (San Pablo VI).
«(…) La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. (...) ‘En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo’ (Jn 16,33)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.808).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Durante todo este tiempo que media entre la resurrección del Señor y su ascensión, la providencia de Dios se ocupó en demostrar, insinuándose en los ojos y en el corazón de los suyos, que la resurrección del Señor Jesucristo era tan real como su nacimiento, pasión y muerte» (San León Magno).
«Aquí nos interesa destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús lleva dentro de sí y que le es propia. Si Jesús irradia esa paz, esa seguridad, esa alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con que se sabe amado por su Padre» (San Pablo VI).
«(…) La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. (...) ‘En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo’ (Jn 16,33)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.808).
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