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Canto del Adviento
Cantos para el Adviento
¡¡ATENCIÓN!!
¡¡CAMBIO DE HORARIO
A PARTIR DEL 1 DE OCTUBRE!!
HORARIOS
PARROQUIA NTRA. SRA. DEL CARMEN
(HUELVA)
HORARIO DE INVIERNO
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 18.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 17.00-18.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 11.00 h.
* CONFESIONES:
- Media hora antes de Misa.* DESPACHO PARRROQUIAL:
- De Martes a Viernes: de 17.00-18.00 h.
- Cáritas parroquial: Martes, de 10.00-12.00 h.
HORARIOS
PARROQUIA NTRA. SRA. DE LOS DOLORES
(HUELVA)
HORARIO DE INVIERNO
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 19.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 18.00-19.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 12.30 h.
* CONFESIONES:
- Media hora antes de Misa.* DESPACHO PARRROQUIAL:
- Martes, Jueves y Viernes: de 18.00-19.00 h.
- Cáritas parroquial: Jueves, de 18.00-20.00 h. (excepto el mes de agosto).
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(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)
* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 18.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 17.00-18.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 11.00 h.
* CONFESIONES:
* DESPACHO PARRROQUIAL:
- De Martes a Viernes: de 17.00-18.00 h.
- Cáritas parroquial: Martes, de 10.00-12.00 h.
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(HUELVA)
(desde el 1 de octubre hasta el 31 de marzo)
* MISAS:
- Lunes (día de descanso de la parroquia).
- Martes a Sábado, y Vísperas de Fiesta: a las 19.30 h.
- Jueves: Adoración y Hora Santa con el Santísimo (de 18.00-19.00 h.)
- Domingos y Fiestas: a las 12.30 h.
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- Martes, Jueves y Viernes: de 18.00-19.00 h.
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"Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt 19,29)
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NOTICIAS DE ACTUALIDAD
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El próximo domingo 15 de diciembre, el Papa Francisco realizará su Viaje Apostólico a Ajaccio, Francia, para participar en el congreso sobre "La religiosidad popular en el Mediterráneo". Esta actividad marcará el inicio del calendario de ceremonias del Santo Padre para los meses de diciembre de 2024 y enero de 2025, cuyo programa fue publicado este lunes 25 de noviembre por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
El próximo domingo 15 de diciembre, el Papa Francisco realizará su Viaje Apostólico a Ajaccio, Francia, para participar en el congreso sobre "La religiosidad popular en el Mediterráneo". Esta actividad marcará el inicio del calendario de ceremonias del Santo Padre para los meses de diciembre de 2024 y enero de 2025, cuyo programa fue publicado este lunes 25 de noviembre por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
Portada
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con o sin crisis, la Iglesia española atiende cada año a unos 4 millones de
necesitados
Comparamos los últimos 10
años de la Iglesia en España: más asistencia social, menos clero y fe
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con buenos valores, algunas fantásticas, otras realistas
Para jóvenes y
adolescentes: 4 sagas y 7 novelas recomendadas por la Biblioteca de Nehemías
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Nicolini refuta los argumentos esgrimidos para atenuar el prodigioso hecho
Santuario de Loreto: la
historicidad irrebatible de la traslación milagrosa de la Casa de la Virgen
Mundo Reconocen
que la situación con al-Ásad era muy difícil... y piden que se respete a sus
comunidades
Los cristianos de Siria:
entre la esperanza de un nuevo régimen y el recuerdo del horror islamista
Cultura Reseñamos
el libro «Violencia y hecho religioso» (Rialp)
Violencia y cristianismo:
la Biblia, las cruzadas, América, terrorismo... 18 temas de violencia y fe
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Martínez, hoy esposa y madre, testimonia el papel de la oración mental: «Me
cambió la vida»
Abejas asesinas, un
convento y acoso demoníaco: cómo una exnovicia halló paz y sentido en la gracia
Vida
y familia A la larga, las crisis ayudan a tener perseverancia,
humildad... y esperanza
¿Tu matrimonio descarrila?
5 oportunidades que ofrecen los tiempos difíciles a todas las parejas
Cultura Anthony
Hopkins es la gran estrella de la película... en un papel siniestro
«María» de Netflix: cinco
razones para verla y cinco razones para no verla, sin que sea un empate
Vaticano Los
electores nombrados por Francisco ya alcanzan el 80% del colegio cardenalicio
El nuevo perfil del
cardenal elector tras el consistorio: «joven», del sur global y congregaciones
Personajes El
padre Fournier afirma que el sacrificio por los demás cuestiona a los no
creyentes
El «héroe de Notre Dame»,
vivió atentados y salvó del fuego la Corona de Espinas: así vence al miedo
Cultura Pérez-Foncea
narra este episodio que propagó en España esta devoción mariana
El «milagro de Empel» y la
Inmaculada: «Los holandeses gritaron una y otra vez ‘¡Dios es español!’»
Cultura Una
película trepidante de aventuras, bastante fiel a Tolkien, sin tonterías woke
Las tres almas de «La
Guerra de los Rohirrim»: saga realista, cuento de fantasmas, historia épica
SANTORAL DE HOY
Elogio: San Dámaso I, papa, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones.
Patronazgos: protector contra la fiebre.
refieren a este santo: San Basilio Magno, San Jerónimo, San Juvenal de Narni, San Siricio, San Tarsicio.
OraciónConcédenos la gracia, Señor, de glorificarte siempre por el triunfo de tus mártires, a quienes profesó devoción entrañable el papa san Dámaso primero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Patronazgos: protector contra la fiebre.
refieren a este santo: San Basilio Magno, San Jerónimo, San Juvenal de Narni, San Siricio, San Tarsicio.
Santos Victorico y Fusciano, mártires
En la
región de Amiens, de la Galia Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires.
(† c. s. III)
San Sabino de Piacenza, obispo
En
Piacenza, de la Emilia, san Sabino, obispo, que convirtió una multitud de gente
a la fe, fundó también monasterios de vírgenes y defendió enérgicamente la fe
nicena. († c. 420)
San Daniel «Estilita», monje y presbítero
En
Constantinopla, san Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de
vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de
san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante
treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor,
ni los vientos. († 493)
Beato David de Himmerod, monje
En el
monasterio de Himmerod, de la región de Tréveris, en Alemania, beato David,
monje, el cual, aunque débil de cuerpo, fue recibido en Claraval por san
Bernardo, quien después le envió con los hermanos a Alemania para fundar un
monasterio y allí se entregó día y noche a la oración y a las buenas obras. (†
1179)
Beato Francisco Lippi, eremita
En
Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los
Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida. († 1292)
Beato Hugolino Magalotti, eremita
En la
región de Camerino, del Piceno, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera
Orden Regular de San Francisco. († 1373)
Beato Jerónimo Ranuzzi, religioso
presbítero
En
Sant'Angelo in Vado, también en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero
de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió
la ciencia de los santos. († c. 1466)
Beatos Martín de San Nicolás Lumbreras
Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros y mártires
En
Nagasaki, en Japón, beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de
San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires,
los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una
celda oscura y después quemados vivos. († 1632)
Beato Arturo Bell, presbítero y mártir
En
Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de los
Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por
ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn.
(† 1643)
Beata María del Pilar Villalonga Villalba,
virgen y mártir
En la
localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beata María del Pilar
Villalonga Villalba, virgen y mártir, que, durante la persecución religiosa,
con su martirio siguió las huellas de Cristo. († 1936)
Santa María Maravillas de Jesús, virgen y
fundadora
En el
monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de
las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas,
que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida
contemplativa con una solícita caridad. († 1974)
Santos Victorico y Fusciano, mártires
En la
región de Amiens, de la Galia Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires.
(† c. s. III)
San Sabino de Piacenza, obispo
En
Piacenza, de la Emilia, san Sabino, obispo, que convirtió una multitud de gente
a la fe, fundó también monasterios de vírgenes y defendió enérgicamente la fe
nicena. († c. 420)
San Daniel «Estilita», monje y presbítero
En
Constantinopla, san Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de
vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de
san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante
treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor,
ni los vientos. († 493)
Beato David de Himmerod, monje
En el
monasterio de Himmerod, de la región de Tréveris, en Alemania, beato David,
monje, el cual, aunque débil de cuerpo, fue recibido en Claraval por san
Bernardo, quien después le envió con los hermanos a Alemania para fundar un
monasterio y allí se entregó día y noche a la oración y a las buenas obras. (†
1179)
Beato Francisco Lippi, eremita
En
Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los
Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida. († 1292)
Beato Hugolino Magalotti, eremita
En la
región de Camerino, del Piceno, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera
Orden Regular de San Francisco. († 1373)
Beato Jerónimo Ranuzzi, religioso
presbítero
En
Sant'Angelo in Vado, también en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero
de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió
la ciencia de los santos. († c. 1466)
Beatos Martín de San Nicolás Lumbreras
Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros y mártires
En
Nagasaki, en Japón, beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de
San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires,
los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una
celda oscura y después quemados vivos. († 1632)
Beato Arturo Bell, presbítero y mártir
En
Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de los
Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por
ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn.
(† 1643)
Beata María del Pilar Villalonga Villalba,
virgen y mártir
En la
localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beata María del Pilar
Villalonga Villalba, virgen y mártir, que, durante la persecución religiosa,
con su martirio siguió las huellas de Cristo. († 1936)
Santa María Maravillas de Jesús, virgen y
fundadora
En el
monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de
las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas,
que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida
contemplativa con una solícita caridad. († 1974)
LITURGIA DE HOY
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2)
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
Las "Témporas de invierno"
100. En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.
Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención.
La Virgen María en el Adviento
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
Acompañada por múltiples manifestaciones populares, en el Continente Americano se celebra, al acercarse la Navidad, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre), que acrecienta en buena medida la disposición para recibir al Salvador: María "unida íntimamente al nacimiento de la Iglesia en América, fue la Estrella radiante que iluminó el anunció de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos".
La Novena de Navidad
103. La Novena de Navidad nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una función valiosa y la puede continuar desempeñando. Sin embargo, en nuestros días, en los que se ha facilitado la participación del pueblo en las celebraciones litúrgicas, sería deseable que en los días 17 al 23 de Diciembre se solemnizara la celebración de las Vísperas con las "antífonas mayores" y se invitara a participar a los fieles. Esta celebración, antes o después de la cual podrían tener lugar algunos de los elementos especialmente queridos por la piedad popular, sería una excelente "novena de Navidad" plenamente litúrgica y atenta a las exigencias de la piedad popular. En la celebración de las Vísperas se pueden desarrollar algunos elementos, tal como está previsto (p. ej. homilía, uso del incienso, adaptación de las preces).
El Nacimiento
104. Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del "nacimiento" construido en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús.
La piedad popular y el espíritu del Adviento
105. La piedad popular, a causa de su comprensión intuitiva del misterio cristiano, puede contribuir eficazmente a salvaguardar algunos de los valores del Adviento, amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una "operación comercial", llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista.
La piedad popular percibe que no se puede celebrar el Nacimiento de Señor si no es en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados; la espera del nacimiento del Salvador la hace sensible al valor de la vida y al deber de respetarla y protegerla desde su concepción; intuye también que no se puede celebrar con coherencia el nacimiento del que "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1,21) sin un esfuerzo para eliminar de sí el mal del pecado, viviendo en la vigilante espera del que volverá al final de los tiempos.
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Adviento
96. El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2)
97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías.
A la piedad popular no se le escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho niño en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
98. La colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).
Las Procesiones de Adviento
99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y latinoamericana).
Las "Témporas de invierno"
100. En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.
Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención.
101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atención particular a Santa María; lo atestiguan de manera inequívoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.
Sin embargo, la valoración del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de María".
En los calendarios litúrgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparación al misterio de la manifestación (Adviento) de la salvación divina (Teofanía) en los misterios de la Navidad-Epifanía del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un carácter marcadamente mariano. Se centra la atención sobre la preparación a la venida del Señor en el misterio de la Deípara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristológicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvación en Cristo. Así, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de María en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciación, para subrayar de esta manera su fisonomía mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.
102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresión principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepción purísima y sin mancha de María, en cuanto preparación fontal al nacimiento de Jesús, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesiánica y recuerda profecías y símbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.
Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberían destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).
Acompañada por múltiples manifestaciones populares, en el Continente Americano se celebra, al acercarse la Navidad, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre), que acrecienta en buena medida la disposición para recibir al Salvador: María "unida íntimamente al nacimiento de la Iglesia en América, fue la Estrella radiante que iluminó el anunció de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos".
103. La Novena de Navidad nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso. La novena navideña ha desempeñado una función valiosa y la puede continuar desempeñando. Sin embargo, en nuestros días, en los que se ha facilitado la participación del pueblo en las celebraciones litúrgicas, sería deseable que en los días 17 al 23 de Diciembre se solemnizara la celebración de las Vísperas con las "antífonas mayores" y se invitara a participar a los fieles. Esta celebración, antes o después de la cual podrían tener lugar algunos de los elementos especialmente queridos por la piedad popular, sería una excelente "novena de Navidad" plenamente litúrgica y atenta a las exigencias de la piedad popular. En la celebración de las Vísperas se pueden desarrollar algunos elementos, tal como está previsto (p. ej. homilía, uso del incienso, adaptación de las preces).
El Nacimiento
104. Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del "nacimiento" construido en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús.
La piedad popular y el espíritu del Adviento
105. La piedad popular, a causa de su comprensión intuitiva del misterio cristiano, puede contribuir eficazmente a salvaguardar algunos de los valores del Adviento, amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una "operación comercial", llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista.
La piedad popular percibe que no se puede celebrar el Nacimiento de Señor si no es en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados; la espera del nacimiento del Salvador la hace sensible al valor de la vida y al deber de respetarla y protegerla desde su concepción; intuye también que no se puede celebrar con coherencia el nacimiento del que "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1,21) sin un esfuerzo para eliminar de sí el mal del pecado, viviendo en la vigilante espera del que volverá al final de los tiempos.
Misa de feria (morado) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto de la feria o del común de pastores (para un papa); Pf. I o III Adv. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Is 40, 25-31. El Señor todopoderoso fortalece a quien está cansado.
- Sal 102. R. Bendice, alma mía, al Señor.
- Mt 11, 28-30. Venid a mí todos los que estáis cansados.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 12 de diciembre, pág. 715.
CALENDARIOS: Madrid y Getafe: Santa Maravillas de Jesús, virgen (F). Toledo y Carmelitas Descalzos: (ML).
O. Cist.: Beato David de Himmerod, monje cisterciense (MO). Santander: Bienaventurada Virgen María de Guadalupe (ML). Canónigos Regulares de Letrán: San Vicelino, obispo (ML).
Misa de feria (morado) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto de la feria o del común de pastores (para un papa); Pf. I o III Adv. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Is 40, 25-31. El Señor todopoderoso fortalece a quien está cansado.
- Sal 102. R. Bendice, alma mía, al Señor.
- Mt 11, 28-30. Venid a mí todos los que estáis cansados.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 12 de diciembre, pág. 715.
CALENDARIOS: Madrid y Getafe: Santa Maravillas de Jesús, virgen (F). Toledo y Carmelitas Descalzos: (ML).
O. Cist.: Beato David de Himmerod, monje cisterciense (MO). Santander: Bienaventurada Virgen María de Guadalupe (ML). Canónigos Regulares de Letrán: San Vicelino, obispo (ML).
RITOS INICIALES
RITOS INICIALES
Antífona
de entrada Cf. Hab 2, 3; 1 Cor 4, 5El
Señor llegará y no tardará, él iluminará lo que esconden las tinieblas y se manifestará
a todos los pueblos.
Oración
colectaDIOS
todopoderoso, que nos mandas
preparar
el camino a Cristo, el Señor,
concédenos,
con bondad, no desfallecer por nuestra debilidad
a los
que esperamos la consoladora presencia del médico celestial.
Por
nuestro Señor Jesucristo.
Oración colecta
preparar el camino a Cristo, el Señor,
concédenos, con bondad, no desfallecer por nuestra debilidad
a los que esperamos la consoladora presencia del médico celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURAEl
Señor todopoderoso fortalece a quien está cansado
Lectura
del libro de Isaías 40, 25-31«¿CON
QUIÉN podréis compararme,
quién es semejante a mí?», dice el Santo.
Alzad
los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó todo esto?
Es
él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante
su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por
qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso
no lo sabes, es que no lo has oído?
El
Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se
cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece
a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se
cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.Palabra
de Dios.
Salmo
responsorial Sal 102, 1bc-2. 3-4. 8 y 10 (R: 1b)R/. Bendice,
alma mía, al Señor.V/. Bendice,
alma mía, al Señor,
y
todo mi ser a su santo nombre.
Bendice,
alma mía, al Señor,
y no
olvides sus beneficios. R/.V/. Él
perdona todas tus culpas
y
cura todas tus enfermedades;
él
rescata tu vida de la fosa,
y te
colma de gracia y de ternura. R/.V/. El
Señor es compasivo y misericordioso,
lento
a la ira y rico en clemencia.
No
nos trata como merecen nuestros pecados
ni
nos paga según nuestras culpas. R/.
AleluyaR/. Aleluya,
aleluya, aleluya.V/. Mirad
que llega el Señor, para salvar a su pueblo;bienaventurados
los que están preparadospara
salir a su encuentro. R/.
EVANGELIOVenid
a mí todos los que estáis cansados✠Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30EN
AQUEL TIEMPO, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad
mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi
carga ligera».
Palabra
del Señor.
quién es semejante a mí?», dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó todo esto?
Es él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.
Salmo responsorial Sal 102, 1bc-2. 3-4. 8 y 10 (R: 1b)
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor.
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendasHAZ, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio
como expresión de nuestra propia entrega,
para que se realice el santo sacramento que tú instituiste
y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
como expresión de nuestra propia entrega,
para que se realice el santo sacramento que tú instituiste
y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de AdvientoLas dos venidas de Cristo33. Este prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, y en las restantes misas que se celebran durante este tiempo y que no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario,es nuestro deber y salvacióndarte graciassiempre y en todo lugar,Señor, Padre santo,Dios todopoderoso y eterno,por Cristo, Señor nuestro.Quien al venir por vez primeraen la humildad de nuestra carne,realizó el plan de redención trazado desde antiguoy nos abrió el camino de la salvación;para que cuando venga de nuevoen la majestad de su gloria,revelando así la plenitud de su obra,podamos recibir los bienes prometidosque ahora, en vigilante espera,confiamos alcanzar.Por eso,con los ángeles y arcángelesy con todos los coros celestiales,cantamos sin cesarel himno de tu gloria:Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Is 40, 10; 35, 5Nuestro Señor llega con poder para iluminar los ojos de sus siervos.
Oración después de la comuniónIMPLORAMOS tu misericordia, Señor,
para que este divino alimento que hemos recibido,
nos purifique del pecado
y nos prepare a las fiestas que se acercan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Is 40, 10; 35, 5
Oración después de la comunión
para que este divino alimento que hemos recibido,
nos purifique del pecado
y nos prepare a las fiestas que se acercan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«¡Tan ligera es la carga de Cristo, que no sólo no oprime, sino que alivia. Conviene que la lleves para sentirte aligerado; si te la quitas de encima te encontrarás oprimido» (San Agustín).
«Cuando Dios pone su brazo sobre nuestro hombro, como “su yugo suave”, no se trata de un peso que nos carga, sino del gesto de aceptación lleno de amor. El “yugo” de este brazo no es un peso, sino el regalo del amor que nos sostiene y nos convierte en hijos» (Benedicto XVI).
«El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: ‘Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí (...)’ (Mt 11,29)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 459).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«¡Tan ligera es la carga de Cristo, que no sólo no oprime, sino que alivia. Conviene que la lleves para sentirte aligerado; si te la quitas de encima te encontrarás oprimido» (San Agustín).
«Cuando Dios pone su brazo sobre nuestro hombro, como “su yugo suave”, no se trata de un peso que nos carga, sino del gesto de aceptación lleno de amor. El “yugo” de este brazo no es un peso, sino el regalo del amor que nos sostiene y nos convierte en hijos» (Benedicto XVI).
«El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: ‘Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí (...)’ (Mt 11,29)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 459).
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